Las órdenes militares de la península ibérica, más allá de los templarios

Hay un lugar en Ciudad Real y otro en Cáceres, que dieron nombre a dos importantes órdenes militares medievales de la península ibérica. Órdenes muy similares a los templarios o los hospitalarios. También Montesa, en Valencia, tiene ese honor en su pasado, el de haber dado nombre a una orden. Hablamos de las órdenes de monjes soldado de Alcántara, Calatrava, Santiago y Montesa. Fueron parte de nuestra historia durante siglos y dejaron su marca por gran parte de España en forma de castillos, nombres y recuerdos.

Si hablamos de caballeros templarios, al momento pensamos en las Cruzadas, en la Edad Media y en esos monjes soldado con hábitos, cruces y espadas. En sentido contrario también funciona la relación. Si pensamos en monjes soldado, nos vienen a la cabeza las imágenes de los hábitos blancos y de las cruces de los templarios. Pero además de templarios hubo otras órdenes similares, y algunas de ellas son propias de la península ibérica.

Los templarios tuvieron presencia en la península Ibérica

Los templarios nacieron unidos a Tierra Santa, en torno a la Primera Cruzada. Hablamos del año 1099, aunque la orden no existiría oficialmente como tal hasta unos años más tarde, en 1120. Su poder creció rápidamente y también su presencia por Europa, aunque en gran medida, trabajando siempre con el foco puesto en sus acciones en Tierra Santa. Lógicamente, también estuvieron en la península.

Son muchos los lugares ibéricos que pertenecieron a los templarios, y varios reyes y condes los que tuvieron una estrecha relación con ellos. En algún caso, llegando a formar parte de la orden, como el conde de Barcelona Ramón Berenguer III. Alfonso I de Aragón, a su muerte en 1134, cedió todas sus posesiones a las órdenes militares de los templarios, los hospitalarios, y del Santo Sepulcro de Jerusalén.

Hay un aspecto particular de la península que hizo la situación fuera especial. Ese aspecto fue la Reconquista. Y, además, este hecho favoreció la aparición de otras órdenes, con un doble propósito. En un primer momento combatir contra los musulmanes, con esa visión doble de monje y soldado. Después, sobre el territorio conquistado, las órdenes militares se implantaban como fuerza fronteriza de protección.

Hay 18 localidades en Ciudad Real que lleva Calatrava en su nombre

Una de esas órdenes ibéricas fue la orden de Calatrava, formada en la segunda mitad del siglo XII. Su origen está unido al rey Sancho III de Castilla, cuando ofreció el enclave de Calatrava a cualquiera que se comprometiera a defenderlo. El lugar forma parte en la actualidad de Carrión de Calatrava, en la provincia de Ciudad Real.

Calatrava fue un lugar fronterizo durante mucho tiempo y cuando fue reconquistada y puesta en las manos de Alfonso VIII de León, este la cedió a los templarios. Parece que estos no fueron capaces de gestionar bien su defensa y en 1158, como decíamos, Sancho III de Castilla ofreció el lugar a quien lo defendiera. El abad cisterciense de Fitero, en Navarra, reunió un ejército considerable y se asentó allí con éxito. Algunos de los caballeros que actuaban bajo el mando del abad decidieron seguir el ejemplo templario y formar una orden religiosa. Su misión sería repetir lo que habían hecho en Calatrava, conquistar y defender lugares para la cristiandad.

La orden de Calatrava adoptó el color blanco del Císter para su hábito, añadiendo al mismo la cruz de Calatrava como emblema de la orden. Asumían su papel de guerreros, pero también se regían por la vida monástica y hacían votos de pobreza obediencia y castidad. Su importancia en la zona la podemos medir por la presencia de la palabra Calatrava en los nombres de los pueblos actuales. Sólo en Ciudad Real hay 18 pueblos con ese apellido. Sitios como Bolaños de Calatrava, Moral de Calatrava o Argamasilla de Calatrava.

Durante un tiempo, a la orden de Calatrava se la denominó popularmente la orden de Salvatierra, cuando algunos caballeros calatravos tomaron el castillo de Salvatierra, en lo que hoy es Calzada de Calatrava.

La cruz de Santiago es un símbolo vivo

Estas órdenes de monjes soldado o monjes guerreros se organizaban jerárquicamente. Cada lugar o encomienda tenía un comendador al mando, y estos tenían por encima a un comendador regional, por decirlo de alguna forma. Es decir, había un comendador mayor de Castilla o de Aragón, y sobre todos ellos mandaba el maestre de la orden.

La orden de Santiago es otra de las propiamente ibéricas. Con origen oficial en el siglo XII, aunque su historia viene de más atrás, es una de las más conocidas por su cruz, muy presente en la historia de España y que todavía hoy podemos encontrar en Santiago de Compostela (incluso en la tarta de Santiago).

De nuevo, la toma de un lugar durante la Reconquista, en este caso Cáceres, fuerza su creación para proteger y asentar las nuevas posesiones.

En su parte militar, los caballeros de Santiago estuvieron en la batalla de Alarcos, como los de Calatrava, y en Las Navas de Tolosa, también acompañados por otras órdenes. Además, gran parte de las conquistas cristianas en Andalucía, como Jerez, Úbeda o incluso Granada, contaron con santiaguistas entre sus filas.

Estas órdenes siguen existiendo, aunque sin ser monjes ni soldados

Otra orden importante fue la de Alcántara, creada en el reino de León con el nombre original de orden de San Julián de Pereiro. Cuando en 1212 el rey Alfonso IX de León capturó Alcántara, en Cáceres, encomendó a la orden de Calatrava su custodia. Unos años más tarde, en 1218, Calatrava cedió su posición en Alcántara a los monjes de San Julián de Pereiro. El lugar fue tan importante para la orden leonesa que cambió su nombre, y así nació la orden de Alcántara. Lógicamente, muy ligada a la orden de Calatrava.

Los caballeros de Alcántara sirvieron a los intereses de los reyes cristianos en su camino hacia el sur, en lugares como Portillo, Montánchez, Almeida o Medellín. Si bien en la actualidad la cruz de Alcántara es como la de Calatrava, sin más, en su origen no era así. Dado que la orden surgía de la relación de las órdenes de Calatrava y San Julián de Pereiro, su blasón tenía ambos símbolos. La cruz que ya conocemos, y un peral silvestre con las raíces descubiertas y sin hojas.

En el este de la península tenemos a la orden de Montesa, nacida como consecuencia de la disolución de la orden del Temple. La condena del papa Clemente V obligaba a que las posesiones de los templarios pasaran a los hospitalarios, pero el rey aragonés Jaime II se negó a hacerlo así en su totalidad. Forzó la creación de una nueva orden en la zona de Valencia, a la que fueran a parar todas las posesiones templarias.

Así nació en 1319 la orden de Montesa, tomando el nombre del castillo y la villa valenciana que les había cedido el rey para establecer su encomienda principal. En su inicio se nutrió de monjes del Temple y de Calatrava, con la que tenía una relación muy estrecha. Sus principales cometidos fueron controlar a la población mudéjar de Valencia y proteger la costa levantina de los ataques de los piratas berberiscos.

En la actualidad estas órdenes siguen en activo, aunque con un formato y unos cometidos muy distintos a los originales. Se organizan bajo el Real Consejo de las Órdenes de Caballería de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa, que tiene a el rey Felipe VI como gran maestre.