5 lugares imprescindibles del poniente de Granada
Escrito por
29.09.2021
|
6min. de lectura
Ésta es una tierra de frontera, con una una naturaleza generosa y un pasado milenario: íberos, romanos y visigodos poblaron la región. El poniente de Granada fue la llave de la capital del último reino del al-Andalus, que ha sido enriquecido hasta nuestros días por el mestizaje de culturas cristiana y árabe.
Pueblos blancos de estrechas calles, construidos en torno a antiguas alcazabas o castillos, envueltos por sierras, valles, vegas y campiñas. Los dólmenes de la peña de los Gitanos son testimonio de las culturas megalíticas que habitaron la región.
El poniente granadino se extiende por el extremo occidental de Granada, y linda con los montes occidentales y con las sierras de Tejeda, Almijara y Alhama. En el poniente sur encontramos el área más montañosa y escarpada, con las impresionantes paredes verticales de los tajos de Alhama, sobre las que se alza Alhama de Granada.
La gastronomía de la zona puede presumir de recetas ancestrales heredadas de los antiguos pobladores musulmanes y judíos, siempre nutridos de una materia prima de calidad y de proximidad: espárragos de Huétor-Tájar, queso artesanal de cabra de Montefrío o Játar, vino y setas de Alhama, tomates y hortalizas del llano de Zafarraya y la repostería morisca de Loja. Aquí podréis saborear platos típicos andaluces como el gazpacho, pucheros y potajes.
1. Alhama de Granada y sus baños árabes
Asomada a sus espectaculares tajos, la ciudad de Alhama de Granada destaca por el atractivo de sus aguas termales, la monumentalidad de su barrio árabe y de las edificaciones nobiliarias y religiosas levantadas en época cristiana. El casco antiguo está considerado como Bien de Interés Cultural e incluido en el Catálogo General del Patrimonio Andaluz.
Se encuentra situada en la parte más occidental de la provincia de Granada, compuesta por varios municipios y pedanías, en una posición estratégica, en el cruce de las principales rutas que atraviesan Andalucía desde la prehistoria.
El carnaval de Alhama es una de las tradiciones que mejor representa el ambiente festivo y cordial de los alhameños.
2. El municipio histórico de Loja
Bañada por las aguas de numerosos ríos y arroyos, la población de Loja se remonta al Paleolítico inferior, hace 150.000 años. Vale la pena acercarse al yacimiento de Sierra Martilla, donde se sitúa una necrópolis y un poblado megalítico. El enclave estratégico del municipio, puerta natural de la provincia de Granada, no pasó inadvertido para los nuevos ocupantes islámicos.
La ciudad cuenta con un importante patrimonio monumental de tipo civil, militar y religioso, con palacios, templos, conventos, jardines, casonas señoriales y manantiales naturales repartidos por su casco urbano. Destaca la fortaleza árabe de la Alcazaba (siglo IX), las iglesias de San Gabriel, de Santa Catalina, la iglesia Mayor de la Encarnación, el convento e iglesia conventual de Santa Clara, el pósito, el palacio de Narváez y la fuente de los Veinticinco caños. Muchos de ellos están declarados bienes de interés cultural.
Haciendo una visita guiada, podréis descubrir panorámicas generales de la ciudad, disfrutar de un paseo por algunas de sus calles más peculiares, recorrer su casco histórico, o degustar sus productos locales más singulares.
3. Las bellísimas panorámicas de Montefrío
El pueblo de Montefrío (uno de los pueblos más bonitos de Granada) salió en un reportaje de National Geographic, que lo incluía entre los diez pueblos de todo el mundo con mejores y más bellas panorámicas.
Montefrío es un lugar mágico en el corazón de Andalucía, lleno de luz, de verde en sus campos de olivos y con algunos de los conjuntos monumentales más importantes de Granada. Su centro histórico fue declarado Conjunto Histórico Artístico, destacando los palacetes y casas señoriales, con sus escudos heráldicos de un estilo neoclásico del siglo XVIII o la iglesia de la Encarnación, que destaca por su singular planta, que forma un círculo perfecto.
Aunque hoy en día solo queden restos, la situación de su castillo era inmejorable. Constituía un bastión defensivo muy difícil de atacar, aunque fue escenario de uno de los episodios bélicos más encarnizados de la conquista de Granada, a finales del siglo XV.
Tampoco os podéis perder la peña de los Gitanos, que conserva vestigios del neolítico, con un poblado ibero-romano.
4. Íllora bajo su castillo
Diversas culturas han dejado su impronta en Íllora, un precioso pueblo de casas blancas que se asienta en el regazo de la sierra de Parapanda. Se encuentra rodeado por un paisaje multicolor de olivares, tierras de labor y huertas que descienden por la vega del Genil, con Sierra Nevada al fondo.
En lo alto de una peña en el centro del pueblo, se encuentran las ruinas del antiguo castillo de Íllora, que data del periodo califal (siglos IX-X) y tiene asociadas varias torres ópticas de época nazarí. No os podéis perder la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, catalogada como monumento histórico-artístico y como Bien de Interés Cultural.
El acontecimiento musical más importante del municipio es el Festival Parapanda Folk, declarado Festival Turístico Nacional y considerado de gran relevancia cultural. Se celebra durante la última semana de julio, con actuaciones de música étnica tanto nacionales como internacionales.
5. La estampa medieval de Moclín
Moclín está situado sobre una escarpada ladera, bajo la impresionante silueta de su castillo árabe del siglo XIV, en el fértil valle de Velillos. Este pequeño pueblo granadino es uno de los más ricos en patrimonio histórico y artístico de toda la provincia, ocupado desde hace milenios, con una abundante presencia de restos arqueológicos de diferentes épocas y culturas.
Moclín ha sido lugar de asentamiento de diversas civilizaciones desde el Neolítico, conservando importantes testigos arquitectónicos. En la zona abundan las cuevas y abrigos naturales con pinturas rupestres, como las del tajo de la cañada de Corchera, el abrigo de las Vereas, la cueva de Malalmuerzo o las cuevas Bermejas, que conservan interesantes muestras de arte rupestre.
Sin duda es un destino ideal para pasar el día rodeado de naturaleza en un paraje rural, con una gran cantidad de actividades para hacer en el pueblo y sus alrededores, como conocer su historia en el Museo Antropológico, hacer un paseo por la ruta senderista del Gollizno o realizar la ruta de las Atalayas, que recorre las numerosas torres vigías o atalayas de Moclín: torre de la Porqueriza, de Mingoandrés, de la Solana y de la Gallina.
Estel Soro Gómez