7 lugares donde revivir Las mil y una noches en España
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27.11.2018
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Inspirado en un antiguo libro persa llamado Mil leyendas, Las mil y una noches (S. XIV) es una de las publicaciones de Oriente Medio con más trascendencia internacional. Una recopilación de cuentos que la princesa Sherezade le narró al sultán Shahriar para evitar ser asesinada a la mañana siguiente.
Entre las historias más populares se encuentran Alí Babá y los cuarenta ladrones, Simbad el marino o Aladino, todos ellos traducidos a diferentes idiomas y fuente de inspiración de películas y series de televisión.
Las historias de Las mil y una noches se ubican en lugares como Siria, India, China, Persia (actual Irán) y Egipto. No obstante, debido al pasado árabe de España, que en el 711 dividió la península en Al-Ándalus y los territorios cristianos del norte, nosotros también hemos heredado numerosas leyendas de la época que, aunque no están recogidas en el libro original, han perdurado.
Sevilla y Al Ghazal el embajador
Yahya ibn al-Hakam al-Bakri, apodado como Al Ghazal (la gacela) por su belleza, no era Simbad el marino, aunque buena parte de la leyenda de la que es protagonista también se desarrolla en el mar.
La historia se remonta al siglo IX, cuando los vikingos, tras inspeccionar las localidades españolas del Cantábrico y el Atlántico, empiezan a ascender por el río Guadalquivir hasta llegar a Sevilla. El 1 de octubre del año 844 asediaron la ciudad dejando numerosos muertos.
Por aquel entonces la capital andaluza estaba gobernada por el emir omeya Abderramán II, quien tras el asedio asesinó a la mitad de la tripulación y obligó a convertirse al islam a los que mantuvo con vida. Poco después, el emir ordenó enviar a un embajador a negociar la paz con los vikingos para asegurarse de que Sevilla no volvería a ser atacada.
La figura elegida para esta misión fue Al Ghazal (poeta y embajador de Abderramán II), quien navegó hacia el norte siguiendo la costa de Portugal y Galicia enfrentándose a numerosas tempestades hasta llegar a la isla donde residían los vikingos. Según la leyenda, el encuentro tuvo algunas anécdotas, como que para entrar a la sala de reuniones la puerta era tan pequeña que el embajador tuvo que arrodillarse.
Sevilla cuenta con numerosos rincones árabes, ya que fue una de las ciudades más importantes de Al-Ándalus. Además de un paseo junto al Guadalquivir para revivir la historia y contemplar la Torre del Oro, no hay que perderse una visita a la catedral, que antiguamente era una mezquita en la que la Giralda era el minarete; el Alcázar, las murallas, el mesón del Moro y los baños de la Reina mora, entre otros.
La Mota de Alcalá la Real
Alcalá la Real, en Jaén, es conocida por ser la última frontera de la Reconquista antes de la Toma de Granada, a finales del siglo XV.
El conflicto se generó en torno a la fortaleza de La Mota, un complejo ocupado por los musulmanes en el siglo XIII y que Alfonso XI sitió antes de conquistarlo con la intención de que los musulmanes se murieran de sed. Como en el recinto amurallado había una gran nevera y unos cuantos pozos, los cristianos comenzaron a envenenar las fuentes.
Según la leyenda, en la fortaleza vivía una joven musulmana que tenía a su madre muy enferma. Debido al problema del agua, un día decidió acercarse a una de las fuentes del pueblo, donde se encontró con un capitán cristiano. En ese mismo momento, ambos se enamoraron, por lo que ella continuó bajando a por agua al mismo lugar para ver a su amado, incluso cuando su madre murió.
Cuando su padre volvió de viaje y se enteró de lo sucedido no le sentó nada bien, por lo que en uno de los encuentros les siguió y les gritó: “¡Antes muertos que en manos de los cristianos, por Alá que lo juro!”. Posteriormente, se acercó a ella y le atravesó el corazón con una daga. Desde entonces, una de las fuentes del casco viejo se llama la fuente de la Mora.
Actualmente, la fortaleza de La Mota se puede visitar. En ella puedes entrar a la torre del Homenaje, cruzar los túneles que sirvieron antiguamente como accesos, conocer las casas cueva, la iglesia abacial y el antiguo cementerio. En el mismo pueblo de Alcalá la Real, además, está la fuente de La mora, donde hay una escultura que la recuerda.
Salga el Sol por Antequera
Seguramente te suena la frase “Salga el sol por Antequera…” y sus diferentes finales: “… y que sea lo que Dios quiera” o “… y póngase donde quiera”. Los orígenes no están muy claros, aunque según las hipótesis del abogado y periodista José Mª Iribarren escritas en su libro El por qué de los dichos, ambas apuntan a la guerra de Granada entre musulmanes y cristianos. Al parecer, podrían haberlas pronunciado los Reyes Católicos de forma irónica cuando se disponían a conquistar Antequera, en Málaga.
A esa época también pertenece la leyenda que envuelve la Peña de los Enamorados, un monumento natural de más de 800 metros visible desde todos los caminos que conducen a la ciudad malagueña.
Antes de la conquista de la ciudad, uno de los soldados del rey Fernando (Tello) fue encarcelado muy cerca de Antequera por los árabes. Durante su encierro conoció a una joven árabe, Tagzona, y se enamoraron. Como sabían que su amor no sería bien visto, decidieron huir juntos. El padre de ella ordenó a varios de sus hombres atraparlos para vengar su comportamiento. Como ambos intuían el final que les esperaba, los jóvenes decidieron morir juntos lanzándose desde lo más alto de la peña, de ahí su nombre.
Estos no son los únicos tesoros naturales de Antequera, en sus proximidades se halla El Torcal y sus originales formaciones, así como el Desfiladero de los Gaitanes y el Caminito del Rey. No hay que perderse una visita al recinto monumental de La Alcazaba, de origen musulmán, ni una visita a las ruinas de Bobastro y la iglesia mozárabe rupestre donde se mezclan elementos cristianos con califales.
Las lágrimas de Zulema de Aracena
Está localidad serrana de Huelva cuenta con una de las leyendas árabes más populares de Huelva. La historia se desarrolla en el siglo X en el interior de la fortaleza donde tres siglos más tarde se levantó el actual castillo de Aracena. Aquí es donde vivían algunos de los hombres de Abderramán I con sus familias.
La protagonista de la historia es Zulema, una joven árabe que se enamoró de un caballero cristiano. Los amantes, que se veían a escondidas, fueron descubiertos por uno de los soldados de Abderramán I, quien corrió a contárselo al padre de ella.
El hombre, avergonzado, se puso tan furioso que le arrancó los ojos y le cortó la lengua al soldado para que no pudiera contar a nadie más lo que había visto. Luego se dirigió hacia donde estaba su hija, que se estaba despidiendo del caballero que se iba a la guerra. A pesar de que era muy posible que los dos amantes no se volvieran a ver nunca más, el padre de ella decidió emparedar a la hija en la torre más alta de las fortalezas.
Según la leyenda, los llantos de Zulema se oían en todo el pueblo. Tantas lágrimas soltó que se creó un manantial y un caño que los vecinos llamaron fuente de Zulema. Actualmente, esta corriente de agua se puede visitar en la carretera que va hacia Aracena, desde donde también hay unas impresionantes vistas del castillo.
Toledo, el inicio de la invasión musulmana
Una de las leyendas más populares de España sobre la conquista musulmana, incluida en el Romancero español, tiene que ver con Florinda La Cava, la hija del Conde de Ceuta.
Los hechos se desarrollaron en Toledo, donde el padre de Florinda, Don Julián, decidió enviar a su hija para que estudiara en la corte y encontrase un marido entre los hijos de los nobles.
Allí el último rey visigodo, Don Rodrigo, se encaprichó de ella y empezó a acosarla hasta que, un día, mientras ella se bañaba en el Tajo, él la violó. Florinda La Cava se lo contó a su padre, quien decidió ir a buscarla a Toledo sin que el rey sospeche.
Una vez rescatada y estando de vuelta en Ceuta, Don Julián decidió negociar con los musulmanes para vengarse de Don Rodrigo. Para ello les permitió entrar en la ciudad y les entregó una flota para que el general Musa Ibn Nusair y sus hombres cruzasen el Estrecho y llegasen a Gibraltar para conquistar la Península ibérica.
No te pierdas una visita al Alcázar para revivir aquella época, entrar a la mezquita del Cristo de la luz, cruzar la puerta del Sol y la de nueva Bisagra, ni entrar a la mezquita del Salvador.
Medina Azahara, la ciudad construida en honor a una concubina
A 8 kilómetros de Córdoba está Medina Azahara, un antiguo yacimiento construido bajo el mandato de Abderramán III para situar allí a su gobierno. Considerada como la perla de Al-Ándalus, el recinto cuenta con numerosas leyendas como la de su misma fundación.
Según el libro de Manuel Pimentel, Leyendas de Medina Azahara, el califa contaba con una concubina que se llamaba Al- Zahra de la que se enamoró locamente. Como muestra de amor, Abderramán III no sólo decidió ponerle su nombre a la ciudad, sino que sucumbió a los caprichos de la mujer.
Uno de ellos, por ejemplo, es cuando convirtió los montes que rodeaban al castillo en un paisaje blanco, como ella deseaba. Para Al-Zahra era demasiado negros y feos, no se parecían en nada a las cumbres nevadas de Navarra. El califa estaba dispuesto a destruirlo todo, hasta que el jardinero le aconsejó cubrir las tierras con almendros e higueras para que, cuando floreciesen, se cubriese todo de blanco.
Córdoba , una mezquita y una cruz cristiana
En Córdoba es donde están los baños árabes más grandes de Europa que son capaces de transportarnos al antiguo reino andalusí. La ciudad donde se instauraron el emirato y el califato, cuenta con algunas de las joyas árabes más preciadas: la Mezquita-catedral.
En la Mezquita de Córdoba la historia más conocida es la de la columna del cautivo, donde se ató a un joven cristiano que había convencido a su amada musulmana de convertirse al cristianismo. Ella fue asesinada y él atado a la columna donde, con la uña, dibujó una cruz. Hoy, todavía se puede ver el grabado sobre el mármol.
Laura Fernández
Periodista, blogger y viajera. No necesariamente en ese orden. En ocasiones me despierto sin saber dónde estoy. Adicta a los cómics y a los noodles con salsa de cacahuete. Redactora en @escapadarural, colaboradora en la Conde Nast Traveler y en la Divinity. Mi casa: Meridiano180.