Los mejores pueblos para hacer turismo rural según los viajeros
Escrito por
19.08.2022
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España cuenta con más de 8.100 municipios y, aunque muchos tienen su encanto para hacer turismo rural, algunos pueblos están mejor preparados que otros. Es importante que haya alojamientos, al menos en los alrededores; oferta de restauración, para disfrutar de la gastronomía local, ¡qué placer viajar con el estómago!; un bonito casco antiguo, con historia; y que tenga actividades para completar el viaje.
Como para gustos, colores, en esta lista hemos seleccionado aquellos pueblos que más votaciones han obtenido por nuestros viajeros para optar al título de Capital del Turismo Rural en sus diferentes ediciones. Si habéis estado en ellos, seguro que estaréis de acuerdo en que son perfectos para hacer una escapada.
Campo Lameiro, la Capital del Arte Rupestre
En 2023, después de siete ediciones, por primera vez en la historia de los premios de la Capital del Turismo Rural un pueblo gallego se hace con el título. Fueron más de 100.000 votos realizados por los viajeros y de esos, el 16,9% han recaído sobre Campo Lameiro.
Situado en la provincia de Pontevedra y con poco más de 1.800 habitantes, Campo Lameiro es una tierra envuelta de leyendas y de un rico patrimonio natural. Ubicado en la región de Ría e Terras de Pontevedra, es conocido por ser la capital del arte rupestre en Galicia. Su Parque Arqueológico de Arte Rupestre es único en Galicia.
En Campo Lameiro se encuentran numerosos petroglifos con representaciones de animales, símbolos y armas, que se remontan a la Edad de Bronce y a la Edad de Hierro. Su petroglifo más famoso es la «Pedra da Serpe«, situado en el Castro de Penalba y según cuenta su curiosa leyenda «los matrimonios sin hijos que quieran tener descendencia deben de ir la noche de San Juan a copular sobre la piedra llevando, como ofrenda, una taza de leche para que beban las cobras».
Si quieres vivir una auténtica experiencia de turismo rural, no puedes perderte visitar este coqueto pueblo. Pasear por sus calles es como viajar en el tiempo, adentrar en su entorno natural es como entrar en un cuento de hadas y ver su arte rupestre es conocer la herencia dejada por las antiguas civilizaciones.
Cazorla, la abrumadora belleza natural
Recorrer las calles de este pueblo jienense es pasear por la historia de una localidad rica en historia, patrimonio, fortalezas y buena gastronomía. Es, también, sentirse abrazado por la naturaleza que rodea Cazorla.
El pueblo se encuentra en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Lo que la hace el destino perfecto para los amantes del senderismo. Quienes deseen disfrutar de la naturaleza de los alrededores, pueden consultar la red de senderos locales, acercarse al nacimiento del Guadalquivir, a Los Cortados del Chorro o al puente de las Herrerías.
Frente a Cazorla se elevan los olivos. Detrás, la sierra. Y el castillo de la Yedra se asienta sobre la peña de los Halcones. En el municipio hay valles, tajos y abismos, montañas y llanuras, y una rica flora y fauna. Por esas razones y mucho más este fue el destino elegido por los viajeros en 2022 para ser la Capital del Turismo Rural.
Olvera, ni por la vera, pero el que viene se queda
En plena Sierra Norte de Cádiz se encuentra uno de los pueblos más bonitos de Andalucía: Olvera. No, no es un pueblo blanco más, aunque sí pertenece a la Ruta de los Pueblos Blancos de Cádiz.
En 2021 se llevó el título de Capital del Turismo Rural y, seamos sinceros, motivos no le faltan. Se podría decir que es el pueblo de las panorámicas. Desde la carretera que llega al pueblo el viajero podrá contemplar su estampa inconfundible de casas encaladas y calles empinadas.
Desde 1983, el pueblo está declarado como Conjunto Histórico Artístico. Entre sus monumentos se destacan la iglesia parroquial Nuestra Señora de la Encarnación y el Castillo Medieval construido en el siglo XI.
En Olvera está también la Vía Verde de la Sierra, la única ruta declarada de interés turístico en Andalucía. Los 36,5 km pueden ser recorridos a pie o en bici.
Potes, entre puentes y torres
Siempre ha tenido fama de ser uno de los pueblos más bonitos de Cantabria. Las razones las compartimos: se trata de un pueblo medieval encaramado a las montañas, en el valle de Liébana. Es la puerta de entrada a los Picos de Europa y desde el teleférico de Fuente Dé se puede llegar cómodamente a los 1.823 metros de altitud. Las vistas, como puedes imaginar, son impresionantes.
El casco antiguo de Potes sufrió numerosas luchas medievales, sobre todo las protagonizadas por las familias Mendoza y Manrique. Los primeros fueron quienes convirtieron la villa en la capital de Liébana. De este pasado se han conservado numerosas torres y puentes como el Puente Nuevo, el de la Cárcel y el de San Cayetano. Entre las torres destacan la de Orejón de la Lama y la del Infantado (s. XV), que conviven con las casonas indianas de aquellos que se fueron a hacer las Américas.
Además de la rica historia y patrimonio, Potes destaca por su naturaleza: el río Deva atraviesa su casco urbano y desde cualquier parte de la villa se pueden ver las montañas. La visita la podemos completar con una ruta de senderismo o realizando deportes de aventura. Por ejemplo, animándonos a realizar la vía ferrata de Los Llanos.
Independientemente del plan que escojamos, no podemos obviar su rica gastronomía. La villa de Potes cuenta con numerosos bares de tapas y restaurantes donde degustar el cocido lebaniego, la carne de caza, el queso picón, los quesucos de Liébana, los embutidos de ciervo y jabalí, su postre típico como el Canónigo y el té del puerto con orujo.
Después de la comilona entenderás por qué Potes es uno de los destinos favoritos de los viajeros. En 2020 fue elegido Capital del Turismo Rural.
Santillana del Mar, el pueblo medieval del norte
A Santillana del Mar se la conoce como la villa de las tres mentiras: pues no es santa, ni es llana, ni tiene mar. Aunque el Cantábrico está a pocos kilómetros y todo el pueblo gira alrededor de su colegiata de Santa Juliana, Patrimonio de la Humanidad y Monumento Nacional. Parece que no es tan mentirosa. Es el destino perfecto para practicar turismo rural.
Su casco antiguo está considerado como uno de los cascos medievales más bonitos e importantes del norte de España. Sus pedregosas calles guardan también edificios renacentistas y barrocos. Ambos estilos abundan gracias a sus palacios y casonas montañesas de aquellos que hicieron sus riquezas en el Nuevo Mundo. Algunos de los más importantes son los de los Hombrones y los Bustamante, así como el palacio de Velarde.
A su rico patrimonio urbano hay que añadirle que Santillana del Mar está a solo dos kilómetros de la cueva de Altamira, el gran tesoro europeo de la Prehistoria declarado Patrimonio de la Humanidad. En el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira podrás conocer su historia y, si hay suerte, hasta puedes ser uno de los 5 elegidos que cada viernes puede entrar en la cueva. Esto se ha hecho así para preservarla.
En Cantabria se come muy bien. Quizá no haga falta decirlo, pero lo mejor de una escapada rural en Santillana del Mar también es su gastronomía. Antes de explorar sus alrededores os recomendamos probar el sorropotún, que es la marmita de bonito. También el cocido montañés y el bizcocho con leche de la Casa Quevedo. Para bajarlo nada mejor que hacer senderismo hasta la costa. Desde el casco urbano de la villa hay un camino que llega hasta los acantilados.
Aínsa-Sobrarbe, para los amantes de la montaña
También en el norte y también medieval, Aínsa-Sobrarbe es otro de los pueblos más votados por los viajeros. En 2018 fue elegido como el mejor pueblo para hacer turismo rural. Los motivos, además de por su belleza, tuvieron que ver también con su gran oferta de deportes de montaña. Este es el destino perfecto para los amantes del turismo rural.
Aínsa-Sobrarbe está situada sobre un promontorio rocoso en la confluencia de los ríos Cinca y Ara. Un lugar privilegiado para realizar rutas de senderismo a pie o en bicicleta, esquiar o adentrarse en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el Parque Natural Posets-Maladeta o el Parque Natural de los Cañones y la Sierra de Guara.
En ella su casco antiguo aún conserva su pasado medieval, en el trazado de sus calles y la muralla, coronadas por el castillo (s. XI y XVII) y la colegiata de Santa María (s. XII). No hay que perderse las fachadas de las casas Arnal y Bielsa.
En los alrededores de Aínsa-Sobrarbe destacan monumentos como el monasterio de San Victorián, situado a 1.800 metros de altura. Los historiadores consideran que podría datar del siglo VI, por lo que podría ser uno de los monasterios más antiguos de España. También el dolmen de Tella, de origen prehistórico.
Por su ubicación, su cocina aúna lo mejor de la gastronomía de montaña: carnes a la brasa, típicas de las hogueras de invierno; el solomillo de ciervo; el estofado de jabalí; las mollejas crujientes; las chiretas; los caracoles; las legumbres y, sobre todo, las trufas. Y de postre, unos pastillos de almendras y nueces, torrijas caramelizadas y crespillos.
Sigüenza, un doncel y tres estrellas Michelín
Si hablamos de escapadas gastronómicas, no puede faltar Sigüenza. El pueblo de las estrellas Michelín gracias a los chefs Enrique Pérez, del restaurante El Doncel; a Samuel Moreno, del Molino de Alcuneza; y a Jorge Maestro y María Viqueira, de Nöla. Los tres acercan a los comensales los mejores productos de Guadalajara.
Pero además de su buena cocina, Sigüenza es un pueblo que gusta por su belleza, su patrimonio y por su fusión de estilos arquitectónicos. Es conocida como la villa del Doncel por la escultura fúnebre del caballero Martín Vázquez de Arce, situada en la capilla de San Juan y Santa Catalina de la catedral de Sigüenza. Es uno de sus monumentos más visitados, junto con la Casa del Doncel, del siglo XIII y de estilo gótico militar. El edificio pertenece a la Universidad de Alcalá de Henares y en él se encuentra el Archivo Histórico Municipal .
De su pasado medieval también conserva sus murallas, con sus cinco puertas de entrada. Igual que su castillo de los obispos de Sigüenza, de origen árabe pero reconstruido en el siglo XII. En su interior alberga el Parador Nacional de Turismo. Los obispos tuvieron mucha importancia en Sigüenza, pues fue un señorío eclesiástico. Además de la catedral, entre sus edificios religiosos destacan las iglesias de San Vicente y la de Santiago.
Los alrededores de Sigüenza también son muy valorados por los viajeros. En el Espacio Natural del Barranco del Río Dulce es donde Félix Rodríguez de la Fuente grabó parte de la cabecera de sus documentales. El naturalista y divulgador cuenta con un mirador a su nombre que es sobrevolado por multitud de aves como el águila real y el buitre común. Por aquí pasa la Ruta del Cid, además de otros senderos como el de la Hoz de Pelegrina.
Con tanta oferta cultural, gastronómica y de aventura no es de extrañar que haya sido el pueblo más votado por los viajeros en 2017 para una inolvidable experiencia de turismo rural.
Redacción ER
Cuando van a mostrar pueblos de las Sierras de Filabres (Sorbas – Senes – Benitorafe) ?? me gustaría mucho ver esos lugares de mis antepasados. Gracias
En referencia a los pueblos con nombres singulares, añadiria Matadepera, provincia de Barcelona
Creo que en el apartado de «bosques para recibir el otoño » es imprescindible contar con LA SELVA DE IRATI», en Navarra.
Lekunberri y todo su entorno.