El elefantito, el caracol y otros animales graníticos de La Pedriza
Escrito por
28.08.2023
|
7min. de lectura
La geología, esa ciencia dedicada al estudio de la tierra, a menudo es vista por muchos como un conjunto de procesos lentos, invariables e incluso monótonos. Pero si alguien ha caminado por los senderos de La Pedriza, esa percepción cambia de inmediato.
Este espacio geológico, situado en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, en Madrid, ha experimentado un auge significativo en visitas en los últimos años. ¿Por qué es tan importante en el campo de la geología? ¿Y qué hay de esas famosas formaciones que se asemejan a animales?
Un área repleta de piedras
La Pedriza es uno de los mayores conjuntos graníticos de Europa. Este inmenso afloramiento rocoso se ha ido modelando durante millones de años bajo la influencia de fenómenos naturales como la erosión eólica, fluvial y glacial. El resultado es un paisaje único, un mar de rocas graníticas con formas caprichosas que despiertan la imaginación y el interés científico.
El término pedriza designa un área repleta de piedras. Este adjetivo se origina de la palabra piedra, que a su vez proviene del latín “petra”. Se le otorgó este nombre a dicha zona debido a la profusión de notables formaciones rocosas presentes en ella. Adicionalmente, se refiere a La Pedriza como “La Pedriza del Manzanares”, ya que es atravesada por el río Manzanares. Hasta el siglo XX, pastores y viajeros solían llamar a este sitio Las Pedrizas.
La relevancia geológica de La Pedriza
En cuanto a su importancia geológica, La Pedriza sirve como un libro abierto de la evolución geológica. Las texturas del granito, las fracturas, las diaclasas y los pliegues nos hablan de una historia geológica rica y compleja, que data de la orogénesis herciniana, hace unos 300 millones de años.
Pero más allá de su relevancia científica, La Pedriza es también un museo al aire libre de formas naturales que, curiosamente, recuerdan a diferentes animales. Esto ha llevado a que se diseñen rutas específicas para contemplar estas esculturas naturales.
El primer gran debate que surge al observar estas formaciones es: ¿fueron obra del ser humano o de la naturaleza? La respuesta es fascinante. Aunque a primera vista algunas de estas formaciones podrían parecer talladas por manos humanas, en realidad, son el resultado de la acción erosiva del agua, el viento y los cambios de temperatura. Estos agentes geológicos han esculpido lentamente el granito, dando lugar a estas curiosas siluetas.
Entre las formas más destacadas y populares de La Pedriza se encuentran:
- El Cancho de los muertos: esta formación, vista desde determinado ángulo, se asemeja a una cara humana. Algunas leyendas locales incluso sugieren que representa a un antiguo habitante de la sierra que fue petrificado por alguna deidad.
- El elefante: posiblemente una de las formaciones más icónicas de La Pedriza. Se trata de una gran roca que, vista desde cierta perspectiva, recuerda a un elefante con su trompa extendida.
- La maza: esta formación se asemeja a la cabeza y parte del cuerpo de un perro, lo que ha llevado a que se le asocie con leyendas sobre perros guardianes de la montaña.
- El sello: su forma recuerda a la de un sello o león marino, con una estructura que simula la cabeza y parte del torso de este animal.
- El elefantito: Esta formación rocosa es, quizás, una de las más icónicas de La Pedriza. Como su nombre indica, El elefantito posee una apariencia que recuerda a un joven elefante, con una “trompa” que se proyecta hacia el exterior.
- El caracol: Otra de las joyas geológicas de La Pedriza es El caracol. Esta roca, que se asemeja a la espiral de un caracol, es particularmente interesante desde un punto de vista geológico debido a las singulares fuerzas erosivas que han dado lugar a su forma en espiral. El caracol se ha convertido en un símbolo de la capacidad del tiempo y la naturaleza para crear patrones y formas que parecerían más propias de un escultor que de procesos naturales.
Estas y otras muchas formaciones han generado no solo interés científico sino también cultural. Las historias y leyendas que rodean a estas «esculturas» naturales añaden un matiz místico al paseo por La Pedriza, convirtiendo la experiencia en algo más que un simple recorrido geológico.
Problema medioambiental
La región montañosa de la Comunidad de Madrid se enfrenta a retos medioambientales significativos, entre los que destaca el crecimiento urbanístico desmedido en varios municipios. Uno de los ejemplos más palpables se observa en Manzanares el Real.
Si bien el crecimiento del municipio hacia la ladera sur de La Pedriza ha sido notable, se ha conseguido mantenerlo en jaque gracias a las medidas protectoras implementadas por el parque regional de la Cuenca Alta del Manzanares. Esta entidad ha sido fundamental para preservar el equilibrio ecológico del área y garantizar que el desarrollo no avance a costa de la salud de estos ecosistemas.
A pesar de estas protecciones, el incremento del turismo y el uso intensivo y a menudo irrespetuoso de La Pedriza han contribuido a una degradación notable del entorno natural. Este deterioro se manifiesta en distintas formas, desde la erosión del suelo hasta la perturbación de la fauna local. Como respuesta a esta situación, a partir de junio de 2016, las autoridades implementaron regulaciones más estrictas para conservar el área. Se prohibió el baño en las charcas y pozas, lugares que a menudo eran el foco de congregaciones masivas y residuos.
El tráfico vehicular es otro de los puntos de atención. Para controlar la afluencia de coches, se ha establecido un horario de acceso limitado durante la temporada de verano, que va hasta el 30 de septiembre. Los vehículos sólo pueden ingresar de 7:30 a 9:30 y de 18:30 a 22:30 horas, y una vez alcanzado el límite de capacidad, se restringe el acceso adicional.
Además, se ha dispuesto un desalojo completo en horario nocturno, desde las 23:00 hasta las 7:30 horas, para garantizar que el área tenga un período de reposo. Durante la temporada invernal, las restricciones horarias se activan únicamente en fines de semana y días festivos, con la barrera cerrada entre las 10:30 y las 16:00 horas.
Estas medidas, aunque pueden parecer restrictivas para algunos visitantes, son esenciales para garantizar que las futuras generaciones puedan disfrutar de La Pedriza y que este invaluable espacio natural mantenga su belleza y biodiversidad en los años venideros.
En conclusión, La Pedriza representa un maravilloso entramado donde la ciencia y la narrativa se entrelazan. Sus formaciones rocosas, esculpidas por la naturaleza durante millones de años, nos recuerdan la majestuosidad y el poder del tiempo y de los procesos geológicos. Al mismo tiempo, las historias y leyendas que han surgido en torno a estas formaciones convierten a La Pedriza en un lugar mágico, donde el pasado geológico y el presente imaginativo coexisten en armonía. Por todo ello, no es de extrañar que este enclave geológico haya capturado la atención y el corazón de tantos visitantes.
Sergio Parra