Leo Harlem: “La vida como debe ser es en los pueblos”
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25.11.2020
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Una de las pocas certezas que hay en la vida es que no se puede subestimar el poder del humor. Tener la capacidad para arrancar carcajadas o, por lo menos, esbozar sonrisas es un don que no poseen tantas personas y quienes saben sacarle partido pueden acabar haciendo reír a todo un país a través de la televisión. Así que ese panadero que le cuenta un chiste cuando va a pagar la chapata o el camarero que siempre tiene la broma preparada puede acabar siendo una estrella nacional.
Esas fueron, precisamente, las dos profesiones de Leonardo González Feliz antes de convertirse en uno de los cómicos más populares del país. Este hombre de gafas, pelo blanco y semblante afable nació en Matarrosa del Sil, un pequeño pueblo de 700 habitantes de El Bierzo, aunque se mudó a Valladolid con su familia cuando aún era un niño. Empezó la carrera de arquitectura y más tarde la de derecho, pero los estudios no progresaron y durante su juventud trabajó primero de panadero y después de camarero en un bar que le dio su apellido de artista: el Harlem.
Sus primeros pasos en el mundo del espectáculo los dio en El club de la comedia y desde ahí su carrera como monologuista fue en ascenso. Ahora tiene un espectáculo teatral llamado Hasta Aquí Hemos “Llegao“ y su propia sección de humor en el programa radiofónico Más de Uno de Onda Cero de Carlos Alsina. Además ha probado en el cine con papeles en películas como Padre no hay más que uno de Santiago Segura o El mejor verano de mi vida dirigida por Dani de la Orden, en la que interpreta al protagonista.
Actualmente, se encuentra al frente de la nueva temporada de El paisano, un programa de La 1 de TVE en el que recorre pueblos de España en donde se queda durante 48 horas. Allí conoce a los lugareños e intenta vivir todas las experiencias posibles para finalmente elaborar un monólogo con el que divertir a los habitantes del lugar. En dicho tour están Montanejos (Castelló), Rubielos De Mora (Teruel), Peñaranda de Duero (Burgos), Cogolludo (Guadalajara) y Alaejos (Valladolid).
Este acercamiento a lo rural puede traerle recuerdos de su infancia, aunque dice que ha vuelto muy poco a Matarrosa desde que se mudó. “A El Bierzo en general sí, pero a mi pueblo algo menos”, comenta a Escapada Rural vía correo electrónico. Sin embargo, el espíritu de su origen lo sigue manteniendo intacto: “Soy de pueblo y lo llevo a gala. La ciudad no está mal, pero la vida como debe ser es en los pueblos”, sentencia.
Si tuviese que convencer a algún forastero para que visite su lugar de nacimiento en la provincia de León, le comentaría que: “Allí conocería el mundo de las minas y estaría en un entorno natural extraordinario”. Se refiere a las explotaciones de extracción de carbón, que a día de hoy ya no están en activo. En el pueblo se puede ver una escultura que homenajea a los mineros, una figura muy importante en la comunidad.
Del programa que capitanea en su nueva temporada –le precedieron Pablo Chiapella, Edu Soto, Eva Hache y Jorge Cadaval– lo que más le gusta es: “El contacto con la gente que es amable a rabiar y siempre te sorprende”. El principal objetivo de este espacio de la televisión pública es: “entretener y dar a conocer y poner en valor el mundo rural”, según comenta.
No se moja a la hora de señalar el lugar o la experiencia que más le ha gustado de todos los que aparecen en la ruta y responde muy diplomático que: “Me disgustaría olvidar algo, así que prefiero optar lo general. Todos tienen su encanto”. A lo que sí contesta con convencimiento es a la pregunta ¿qué ventajas tiene lo rural sobre la ciudad? “Sobre todo, el ritmo de vida. Es más acorde con lo natural y los tiempos para hacer algo son más racionales. En las ciudades pierdes mucho tiempo desplazándote”.
No es la primera vez que se pone ante la cámara para sumergirse en la vida del campo. En el verano de 2014 participó en el programa El pueblo más divertido que también se emitió en La 1 de TVE, presentado por Millán Salcedo y Mariló Montero. La mecánica del espacio era la siguiente: 22 municipios repartidos a lo largo del país y apadrinados por un famoso competían entre sí en diferentes pruebas, además de exponer algunas de sus peculiaridades. Estas podían pertenecer al ámbito de la gastronomía, la historia, leyendas o tradiciones.
Él fue el encargado de apadrinar a Calasparra, una localidad de Murcia. Entre los otros ‘padrinos’ y ‘madrinas’ se encontraban otros nombres conocidos del mundo de la comedia como Ana Morgade, Josema Yuste, Felisuco, Pablo Carbonell o Miki Nadal. Cuenta que no escogió a cuál representaba: “Calasparra fue el que me tocó, sin más”. Podría haber sido Balboa (León), El Gastor (Cádiz), Candeleda (Ávila) o Novales (Cantabria), entre otros. También especifica que, aunque su presencia parezca habitual en los programas vinculados con la temática pueblerina, no cree que en TVE: “piensen en mí por lo rural, pero estoy contento con este trabajo”.
Una de las mejores cosas de desplazarse por la geografía es descubrir su gastronomía tradicional. Y quien visite El Bierzo debería al menos probar el botillo. De hecho, Harlem fue Mantenedor del Festival Nacional de Exaltación del Botillo de Bembibre en el año 2011, una buena experiencia. “El festival si es una cosa tremenda. Salí empachado. Me encanta el botillo y siempre que puedo me aprieto uno”, afirma. De la comida berciana también recomendaría: “el vino, los pimientos, el chorizo…en fin, hay mucho donde elegir”.
Muchos urbanitas fantasean con retirarse al campo cuando llegue el momento de jubilarse, ya que promete una vida más apacible y relajada. Sin embargo, el comediante escogería una ciudad, aunque no una megaurbe: “Gijón”, aunque también aclara que “como pueblo quizá uno que estuviese en la montaña”.
Como no podía ser de otra manera, se despide con un chiste. En esta ocasión con temática rural, claro:
– Hola buenos días, vengo a por unas gafas
– ¿De cerca o de lejos?
– Para aquí, para el pueblo.
Carmen López