Los campos púrpuras de lavanda no solo existen en la Provenza francesa: en Brihuega, un pueblo de Guadalajara, el agricultor Andrés Corral cultiva 480 hectáreas de lavanda de la Alcarria.
Ha conformado un paisajes precioso y ha recuperado un cultivo que se abandonó en nuestro país durante décadas. Desde que se extrae un esqueje hasta que se contempla este espectáculo pueden pasar 4 años. Un proceso paciente que solo es posible en el mundo y tempos rurales.
La recogida de la lavanda de la Alcarria
El agricultor Andrés Corral dijo en el programa Un país para comérselo que todos los mimos que le dé a la lavanda son pocos. «Te quita mucho tiempo porque hay que hablar con la planta, estar muy pendiente de ella».
En el proceso de cultivo de la lavanda hay artesanía, conocimiento y experiencia. Se cosecha la flor en julio. Se cortan en manojos delicadamente y se dejan secando al sol. Tras unos días de mantenerlas en agua, las flores de lavanda habrán dejado su esencia que se recogerá a través de alambiques.
Las 480 hectáreas de campo morado se convierten en una esencia de perfume. Para conseguir ese aroma, se ha necesitado mucho mimo, mucho Sol y el campo de la Alcarria.
El Festival de la lavanda
Desde 2012, en julio se celebra el Festival de la Lavanda en los campos de Brihuega. El festival coincide con la cosecha de la flor de la lavanda. Se interrumpió en 2020 a causa de la pandemia por SARS-CoV-2. Este 2021 tampoco habrá Festival, pero sí se habrá actividades: visitas guiadas, exposiciones, proyecciones, conciertos, incluso un taller de acuarela al aire libre.
Están invitados los que admiren un atardecer, una extensión purpúrea y el aroma de la lavanda. Durante el Festival se suele vestir de blanco, se toma una copa regada con lavanda y se escucha, en mitad del campo, la música de los conciertos.
Redacción ER
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