La vuelta al mundo en bicicleta

A Xavi Narro (Barcelona, 1982) le preguntaron en la televisión de Cataluña por qué iba a dar la vuelta al mundo en bicicleta y respondió «que si no, exploto». Y realmente iba a explotar, porque cogió sus ahorros de los últimos 5 años, dejó su trabajo y se despidió de su familia y amigos hasta el siguiente año.

De eso hace ya 219 días, el 29 de julio de 2012. Nos responde la entrevista desde Probolinngo, en la isla de Java, recorridos ya más de 18.000 km, el ecuador de su aventura. En su trayecto ha cruzado desiertos, traspasado montañas y soportado temperaturas de hasta -15ºC. Pero sobre todo recuerda los buenos momentos, como el reencuentro con Cris, su chica.

Él mismo se define: «Yo era una persona que de lunes a viernes se levantaba para ir a trabajar y los fines de semana comía con la familia y quedaba con los amigos. Seguramente lo volveré a ser. Pero ahora mismo vivo con el excitante sentimiento de no saber dónde dormiré».

El poder de cumplir sueños es magnético y contagioso. Verlo cumplirlo te arranca de la silla y te revuelve, porque su historia es la de todos: la del miedo al tiempo impersonal, la de la vida arrepentida, la del miedo al cambio y el olvido de los instintos.

Cada día, después de recorrer 100 km más de ruta, escribe su diario, «que a veces resulta más duro que pedalear», y envía las imágenes a Cris, quizás la gran sufridora emocional, para que monte los vídeos desde Barcelona.

Suele comer en la carretera y duerme las más de las veces en su tienda de campaña, lo que le permite en gran medida involucrarse en la vida local, conocer las gentes y no ser considerado un turista aislado de la realidad del destino que visita. Las bajas temperaturas de China y las lluvias frecuentes del sudeste asiático le llevan a pasar la noche en hostales, albergues o casas de huéspedes…

«No pido caridad, no trabajo allí donde llego ni me cuelo en los trenes de mercancías, pero he aprendido a sobrevivir con poca cosa».

En Vimeo ya ha subido 36 vídeos con sus experiencias. Podéis seguir su aventura desde su videoblog, Rodamon.tv, y desde sus cuentas de Twitter y Facebook. Por cierto, los comentarios le ayudan muchísimo, así que si os apetece, podéis pasar a comentarle 🙂

1. Ni siquiera nos lo imaginamos: ¿cómo se prepara la vuelta al mundo en un año?

Lo primero es aceptar que tenemos que hacerlo. Siempre hay razones para posponerlo o enterrarlo en el fondo de nuestra lista de prioridades, pero sabremos que estamos decididos a dar la vuelta al mundo cuando en vez de dormir pasemos las noches en vela pensando en el mapa. Lo siguiente es escoger una fecha de salida y comunicar nuestra decisión a familiares, amigos y nuestro jefe para que ya no haya vuelta atrás. Y, a partir de aquí, el resto son trámites que se van superando uno a uno: ruta, visados, equipaje… Todo se va solucionando cuando ya tenemos la determinación de marcharnos.

2. ¿Cuántos kilómetros y qué países te quedan por delante?

De momento he pedaleado 18.000 km por Europa y Asia. Ahora me queda más o menos la mitad del viaje: acabar de rodar por Indonesia, saltar a Australia, después América desde Chile hasta Canadá, un paseo por Marruecos y luego la recta final hasta Barcelona.

3. Cuéntanos sobre los momentos más duros de la experiencia…

Los malos tragos de una ruta así se olvidan rápidamente. En mi caso, al viajar en bici, no solo se trata de un viaje de placer sino que además implica un gran sacrificio físico. También, por las características de mi ruta, he tenido que cruzar zonas muy inhóspitas.

En la Región Autónoma Uigur de Sinkiang, en el noroeste de China, cada día era el peor del viaje. El invierno se acercaba y en el desierto del Gobi tuve que soportar temperaturas de -15ºC. Por suerte, en ese tramo viajaba con Chris y Stu, unos hermanos ingleses que se dirigían a Vietnam también en bici. Los tres juntos pudimos sobrellevar mejor estas condiciones tan críticas.

4. Has expresado más de una vez que el mayor tesoro de un destino es su gente. ¿Cuál es la mejor manera de involucrarse en la población local?

Sin duda, el mejor recuerdo de un país es el trato con sus gentes. Un paisaje bonito o un edificio peculiar lo podemos ver en internet. En cambio, una conversación alegre o interesante con un lugareño es un suvenir único. De ninguna manera podremos disfrutar de una relación sincera con los habitantes del país que estamos visitando si nos perciben como los turistas que van en grupo, se alojan en el hotel caro y van de excursión en el autocar privado.

Respeto mucho esta manera de conocer mundo, pero así es difícil que los locales se interesen más por nosotros que por nuestro dinero. En cuanto a la gente que he conocido en la carretera, solo he podido compartir el camino con otros viajeros, ya que cuando pedaleas 100 km cada día es complicado establecer una relación con un lugareño con quien quizás solo has coincidido en una tienda o un bar. Aunque ahora, con las redes sociales de que disponemos, todo es posible.

5. ¿A qué miedos se enfrenta alguien que tiene que abandonarlo todo para cumplir su sueño?

Tomar la decisión de emprender un viaje así puede ser fácil para alguien que no se sienta muy enraizado en su tierra. En mi caso, estaba disfrutando de una vida muy dulce con mi novia, mi familia, mis amigos, el trabajo ideal…

Dejarlo todo de lado es muy duro, pero acaba pesando más la urgencia de realizar nuestro sueño. Piensas: “Será mucho peor si llega el momento en que tenga que reconocer que ya es demasiado tarde”. Esta idea me provocaba pánico y por suerte mis seres queridos me han apoyado durante todo el proceso. En cuanto al trabajo, más vale no pensar en ello hasta que vuelva.

6. ¿Es el mundo un lugar tan peligroso?

Mi impresión es que podría quedarme tirado en medio de cualquier carretera y no me pasaría nada malo. Soy consciente de que hay gente de todo tipo en todas partes, de que quizás estoy teniendo suerte y de que sí que existen lugares más peligrosos que otros. Pero en general, si usas el sentido común, no tiene por qué pasarte nada indeseable. La carretera sí que puede ser peligrosa según dónde cuando viajas en bici, pero si piensas demasiado en ello te subirías al primer autobús que pasara

7. ¿Qué consejos le darías a alguien que quiera vivir tu misma experiencia?

Creo que cualquier persona que esté pensando en hacer un viaje similar al mío tiene que sincerarse y reconocer si realmente quiere embarcarse en un proyecto así o si valora más mantener la estabilidad de la que pueda estar disfrutando en su vida actual. Sería una lástima que alguien descartara tal idea por miedo a interrumpir su vida durante unos meses. Entiendo que hay personas con responsabilidades que no pueden eludir; a los demás, les recomiendo que se pongan ya una fecha de salida, que lo expliquen a diestra y siniestra y que empiecen a prepararse para una experiencia que podría ser la más importante de su vida.

8. ¿Alguna lección vital durante la experiencia, de esas que transforman tu mundo?

Aunque este es el mayor viaje que jamás he emprendido, desde muy joven me he dedicado a recorrer el mundo, ya fuera a pie, en bici o mediante algún otro medio de transporte. Quizás por ello en esta ocasión no he tenido ninguna experiencia reveladora. Sin embargo, considero que un viaje de estas características es una lección continua. Sin darnos cuenta, cada plato que probamos, cada palabra que aprendemos, cada conversación que mantenemos con un lugareño nos enseña algo nuevo. Estoy convencido de que al sumar todas estas experiencias, viajar nos convierte en personas más completas.

9. ¿Cómo fue aquello de la Duquesa de Alba?

Estaba visitando el Gran Palacio de Bangkok con mi concuñado Joan, que pedaleó conmigo desde Hanói hasta Singapur, y mientras tomábamos unas fotos del Templo del Buda Esmeralda nos sorprendió una peculiar comitiva con una señora muy anciana en silla de ruedas en medio. A pesar de nuestra sorpresa al descubrir que se trataba de la duquesa de Alba de luna de miel, le hicimos unas fotos y posteriormente las vendimos a la prensa rosa. La experiencia me dejó un sabor agridulce porque, tras muchos esfuerzos para difundir mi viaje y el blog donde lo explico con textos, fotos y vídeos, la mayor repercusión la obtuve haciendo de paparazzi aficionado.

10. ¿Tienes algún plan para la vuelta?

Mi único plan para la vuelta es caer en los brazos de mi novia, intentar convencerla para que me deje vivir en su piso, disfrutar mucho de mi familia y amigos y luego reintegrarme en el mercado laboral. Sé que esto último puede ser difícil, pero mi intención es elaborar un buen producto con todo el material escrito y audiovisual que estoy generando.

11. Preguntas de respuesta rápida

• Tu primer destino: Mi primer viaje solo fue a los 18 años, una ruta por el Alt Empordà con el objetivo de declararme a la chica que me gustaba.
• ¿Y el último? Ahora mismo estoy en Probolinngo, Java, a los pies del volcán Bromo.
• Tu rincón del mundo favorito: Parece increíble decirlo después de haber viajado tanto, pero mi rincón preferido es el bosque de Collserola, la sierra de Barcelona, donde crecí.
• ¿Y de España? Ya veis que me tiran mucho las raíces: en España, mi lugar preferido es el pueblo de mi padre, Morcuera, en Soria, con su gente, sus casas de piedra y su pequeña iglesia románica.
• Un personaje que te haya marcado: Dean Moriarty (apodo de Neal Cassady), personaje de En el camino, de Jack Kerouac, me impactó por su vitalidad ardiente y su manera alocada de viajar. Pero me identifico más con Sal, el protagonista (que representa al propio Kerouac), ya que equilibra mejor pasión y reflexión.
• Un libro de viajes: En el camino es sin duda el libro que más me ha marcado a la hora de lanzarme a la carretera. Lo leí de adolescente y desde entonces no he parado de viajar.
• Tu plato favorito: Mi plato preferido es aquel que como por primera vez. Ningún sabor supera al que nunca antes había probado.

Y tú, ¿te atreverías a dar la vuelta al mundo?