La «torre de Belem» española del embalse de Santillana
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04.12.2023
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Es posible que uno de los elementos más fotografiados de Lisboa sea la torre de Belem. Se trata de una edificación militar que data del año 1519, obra de Francisco de Arruda y Diogo de Boitaca, que sirvió como fortificación y puerto. Los marineros portugueses partían desde allí hacia China y otros países asiáticos con los que buscaban establecer acuerdos comerciales. En 1983, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco junto al Monasterio de los Jerónimos, que se ubica en el mismo barrio lisboeta. Además, está al lado del horno donde se elaboran los deliciosos pastéis de Belém, por lo que ese rincón de la capital de Portugal está lleno de vida (o aglomeraciones, según se mire).
Lo que mucha gente no sabe es que la famosa torre de Belem tiene una gemela en España, en concreto en la Comunidad de Madrid. Eso sí, está parcialmente sumergida en el agua de la presa en la que se construyó. Pero mejor contar la historia desde el principio: en el año 1907, el rey Alfonso XIII inauguró el embalse construido por orden del marqués de Santillana y duque del Infantado, Joaquín de Arteaga y Echagüe. Situado en la localidad de Manzanares el Real, aunque se lo conozca más por el apellido del aristócrata, estaba destinado a la creación de la primera red hidroeléctrica de la comunidad con la regulación del cauce del río Manzanares.
La presa también tenía el objetivo de proporcionar agua potable a otros pueblos como Colmenar Viejo o San Sebastián de los Reyes. La torre, que mide 35 metros de alto formaba parte del conjunto y se diseñó para que ‘hiciese juego’ con el castillo de Manzanares el Real. De estilo gótico isabelino, está hecha de granito labrado y coronada con bolas de piedra además del escudo del Real de Manzanares. Es obra del arquitecto Vicente Lampérez, que también se había encargado previamente de la restauración del mencionado castillo. La intención del marqués de Santillana es que la presa y las dos edificaciones formasen parte de un conjunto equilibrado.
En los años 60, el Canal de Isabel II se hizo con el control de la gestión del embalse y construyó una nueva presa cinco metros más alta que la anterior. De ahí que el muro de contención original y la base de la torre ahora estén sumergidas. En el año 1971, se habilitó un paso para poder entrar en el torreón que se había convertido en museo, pero a día de hoy está cerrada y no se puede visitar.
Un entorno privilegiado
Esta torre que tanto recuerda a la de Belem y el embalse en el que se moja los pies se encuentran a 50 kilómetros de Madrid, junto a la Sierra de Guadarrama. La presa está considerada Patrimonio Natural y es habitual que los ciudadanos madrileños se escapen hasta allí para respirar aire fresco en cuanto pueden. En sus inmediaciones también se encuentra La Pedriza, un berrocal en el que se pueden practicar deportes como la escalada o el senderismo y, por supuesto, disfrutar del medioambiente.
Entre las rutas que se pueden realizar hay un amplio abanico de posibilidades. Por ejemplo, la ruta circular de los Chorros de Manzanares que sale de Canto Cochino, tiene 12 kilómetros de longitud, se completa en menos de cinco horas y tiene un nivel de dificultad fácil, así que es adecuada para aquellos que no tengan mucha experiencia. Sin embargo, la de Las Torres de la Pedriza circular por la Cuerda de las Milaneras mide casi 16 kilómetros de longitud y requiere más experiencia en el ámbito del trekking. De todas formas, hay muchas donde escoger y es difícil no encontrar una adecuada.
Al castillo de Manzanares el Real también se le conoce como el castillo de los Mendoza ya que se construyó por orden de Diego Hurtado de Mendoza, primer duque del Infantado. La obra empezó en el año 1475 y después de su muerte cuatro años después, fue su hijo Íñigo López de Mendoza quién se encargó de proseguir con el proyecto junto al arquitecto Juan Guas. El resultado fue esta residencia palaciega que incorporó la antigua parroquia de Santa María de la Nava como capilla privada y se convirtió en una muestra del poder de la familia propietaria.
Aunque a día de hoy está cerrado por obras, normalmente hay visitas teatralizadas y otras actividades como talleres familiares que permiten conocer su interior. Así se puede transitar por la sala del Infantado, el Estrado de las Damas o la galería interior. Debido a su espectacularidad, en este edificio se rodaron localizaciones de películas como La caída del Imperio Romano, El bola o El Cid Campeador entre otras.
Este castillo se construyó con material del que se conoce como castillo viejo de Manzanares el Real. Data de mediados del siglo XIV y se conservan su forma y sus muros. Fue residencia del I marqués de Santillana, pero no hay demasiada información acerca de sus orígenes y se están llevando a cabo estudios arqueológicos para conocer más acerca de su historia.
Además del entorno natural, el pueblo de Manzanares El Real también tiene sus propios atractivos. La plaza del pueblo y las casas del ayuntamiento son los centros neurálgicos de la villa y el primer fin de semana de cada mes se organiza allí un mercado de artesanía con más de 40 puestos. Un plan excelente puede ser dar una vuelta por el centro y después, disfrutar de la gastronomía de la zona. En el menú no puede faltar el postre típico del municipio: Los Puches. Se trata de un plato parecido al arroz con leche pero que se hace con harina e incluye pequeños trozos de pan frito. Una delicia digna de marqueses.
Carmen López