La espectacular Ruta del Gollizno

A 33 kilómetros de Granada se encuentra la localidad de Moclín y de allí parte la Ruta del Gollizno. Un pequeño pueblo que forma parte de Las 7 villas y cuya historia aún sigue viva en las pinturas rupestres que se conservan en sus numerosas cuevas de los alrededores, como el Abrigo de Concuela, la cueva de las Vereas o la de la Araña; así como en sus restos romanos y musulmanes. En lo alto de Moclín se puede ver la fortaleza que sirvió de defensa del Reino de Granada, con sus murallas y atalayas. 

Partiendo del centro del pueblo, una ruta circular nos lleva a descubrir su pasado Prehistórico, además de las joyas naturales que lo envuelven, como el Tajo de la Hoz y su presa, con sus pasarelas de madera y puente colgante. Es la ruta del Gollizno y, por el camino, también hay miradores, ermitas y varias fuentes, donde podremos rellenar nuestras cantimploras. 

Itinerario de la Ruta del Gollizno

La ruta del Gollizno parte de la calle Ciudad Real de Moclín, donde las señales nos harán bajar por Esperanza hasta el inicio del sendero PR-A 84, justo al final del pueblo. Al ser una ruta circular se puede hacer en ambos sentidos. 

¿Cuántos kilómetros tiene la Ruta del Gollizno y cuánto se tarda en completarla? En total tiene una longitud de 8 kilómetros, que se realizan en unas 3 horas y media -todo depende del tiempo de recreo- y un desnivel de 620 metros. Es un itinerario fácil, está señalizado y, aunque hay alguna subida dura, es apto para toda la familia. 

En el primer tramo, bajando hasta Olivares, disfrutaremos del mar de olivos de las inmediaciones de Moclín. Es el valle del río Velillos, que presenta un paisaje típico andaluz en el que destaca la ermita de las Angustias. 

En esta zona, además de poder disfrutar de unas increíbles vistas desde el mirador de Olivares, desde donde se ve Sierra Nevada, nos encontraremos con la fuente de la Buena Ventura. El nombre de la fuente hace alusión al relato de La Buenaventura, de Pedro Antonio Alarcón, en la que cuenta las aventuras del bandolero Parrón en estos parajes. También forma parte de la ruta homónima que discurre por estas tierras. 

Más adelante, sin bajar hasta el pueblo, está el Área Recreativa de Olivares, donde podemos hacer una primera parada para reponer fuerzas, pues en ella hay mesas para hacer picnic, un bar y restaurante. 

Una vez retomemos el camino, dejando atrás el pueblo, pronto encontraremos un puente colgante de madera que nos permitirá adentrarnos a los Tajos de la Hoz, una garganta natural excavada por la erosión del agua y rodeada de frondosa vegetación como chopos, zarzas, etc. 

Esta es una de las partes más frescas de la ruta del Gollizno, que continúa a través de unas pasarelas ancladas en una de las paredes del cañón. Es posible que, durante los meses de verano, el río Velillos tenga un caudal bajo. La mejor época para verlo en todo su esplendor es en primavera. También en invierno es caudaloso, aunque con las bajas temperaturas suele haber heladas y, al ser una zona sombría, el recorrido es algo resbaladizo. No obstante, se puede visitar durante todo el año. 

En los Tajos de la Hoz se pueden encontrar algunas riberas de arena o roca. Respecto al color de agua, su aspecto verdoso se debe a la presencia de algas. 

Tras continuar por la vereda cuesta arriba -es una buena subida- nos encontraremos con una segunda fuente: la de la Corcuela, ubicada muy cerca de una de las cuevas donde están algunas de las antiguas pinturas rupestres. La fuente es muy conocida por los locales. La original, que aún se conserva en el lugar, consiste en una teja incrustada en unos bloques desprendidos de los tajos calizos. Hoy, además, la fuente cuenta con una pila rectangular, dos caños y un abrevadero. Junto a ella llama la atención un surco en forma de doble espiral, con entrada y salida de agua.

En esta parte del trayecto tendremos dos opciones: acercarnos hasta las cuevas para ver los restos de las pinturas del Neolítico; o continuar el trayecto de vuelta a Moclín a través de pinares hasta llegar a la ermita de San Antón. Desde aquí hay unas increíbles vistas de la fortaleza de Moclín y sus murallas. Una vez realizada la foto de rigor, la última parada la podemos hacer en la plaza del pueblo, donde recuperaremos fuerzas con una alboronía típica de Moclín, unas migas o una olla de San Antón acompañado de un vino granadino o una Alhambra. 

Los 7 pueblos de Moclín

Si tras la excursión, y una buena siesta, tenemos ganas de más, Moclín tiene mucho más que ofrecernos. En su pueblo podemos visitar la fortaleza, construida en el siglo XIII para la defensa del Reino nazarí de Granada, y que jugó un papel esencial en el control del paso entre Alcalá la Real y la Vega de Granada, tras la firma del Pacto de Jaén. 

En sus alrededores, además, se puede realizar la vía ferrata del peñón de la Solana, situada junto a la fuente y la cueva de Malalmuerzo. Tiene una parte apta para principiantes, así como tramos para los más avanzados. 

Moclín es la capital de las 7 villas, que aúna otros seis pueblos como Tiena, Olivares, Puerto Lope, Tózar, Limones y Gumiel. Entre las rutas que podemos realizar destacan el camino de Tózar, que sigue los pasos del bandolero Parrón; la ruta de los cortijos, de las torres de vigía y la ruta de las huellas del pasado, entre otras. También hay restos de un poblado tipo alquería. Es el conjunto arqueológico de Tózar, que data de los siglos IX y XII. Cuenta con una necrópolis mozárabe, con un centenar de enterramientos, tres silos, un dolmen prehistórico y un complejo sistema defensivo de la Guerra Civil (1936). Las piezas arqueológicas más importantes del legado histórico de los 7 pueblos de Moclín podemos encontrarlos en el Centro de Interpretación Comarcal.