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Pocos se imagina que lo que hoy se conoce como Extremadura fue un en su día un territorio muy distinto cuyo significado no era otro que el de frontera entre los reinos cristianos del Norte y los musulmanes del Sur. Al inicio de las campañas de la reconquista, territorios como los de Segovia, Soria o Ávila conformaban un abanico de pequeñas comunidades independientes unidas por la necesidad y más tarde por las coronas.
Una de estas repúblicas independientes es la de Sepúlveda, extensión actual de la provincia de Segovia que cuenta en su haber con siglos de historia cuyo origen, tan remoto, es difícil de precisar. La figura administrativa de entonces era la de Comunidad de Villa y Tierra, importantísima para el devenir de aquella Extremadura. Con la Historia como objetivo, visitamos el paisaje, la cultura y las rutas de este pequeño estado olvidado por el mundo contemporáneo.
La importancia de los pequeños detalles
Hoy cruzar un río no supone mayor problema, pero en la Edad Media, y en particular en el tiempo de conquistas que envolvieron la redacción del Fuero de Sepúlveda y su confirmación por Alfonso VI (siglos X – XI), era todo un acontecimiento que por supuesto habría que consolidar. A esta necesidad vinieron a responder los privilegios otorgados a aquellos repobladores del otro lado del Duero, y en este caso de la otra ribera del río Duratón. Favorecer los asentamientos contribuía al establecimiento de las gentes, con lo que un territorio conquistado se añadía, de este modo, al objetivo común de ganar terreno a los reinos árabes de al-Ándalus.
La Villa de Sepúlveda se confirmaba así como la cabeza administrativa y jurídica de las tierras que se iban añadiendo, conformando un pequeño estado independiente estructurado en ochavos, los núcleos constituyentes. No fue un camino fácil: Alfonso el Católico conquistó la villa a mediados del siglo VIII, pero Almanzor la retomó a finales del X; Fernán González, por último, toma el enclave a principios del siglo XI. Comienza su época de esplendor y sus límites se expanden. Aquí vinieron telas y especies de toda Europa, quince iglesias ejercían su poder en el territorio, se desarrolló la convivencia, poco menos que milagrosas, en barrios musulmanes, judíos y cristianos.
De todo ello han quedado muestras en el terreno actual y de aquí vienen las tradiciones y gran parte de las estructuras culturales del lugar, una de las principales riquezas para el viajero de turismo rural. El arte románico, por ejemplo, es uno de los testimonios de una época llena de encanto actual, pero de intensidad y cambios para los contemporáneos medievales.
Rutas por la Comunidad de Villa y Tierra
Son varios los itinerarios que dan cuenta de la riqueza de aquella época repleta de pequeños detalles de vital importancia para el desarrollo de los acontecimientos, pero también aquellos que recorren el paisaje, flora y fauna, dando idea de las posibilidades del lugar, hoy testigos silenciosos y hermosos de cuanto tuvo que ocurrir en manos de aquellos hombres.
- La Ruta por los ochavos. Cada uno de aquellos núcleos que componían la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda guardan su elemento principal, la iglesia románica que ofrecía abrigo espiritual a los nuevos repobladores de la zona. La ruta comienza en el antiguo ochavo de Sepúlveda con la iglesia de El Salvador y las Murallas; se recorre el ochavo de Las Pedrizas y Valdenavares (términos de Carrascal, Castrojimeno, Urueñas o Valle de Tabladillo entre otros) visitando especialmente el monasterio de San Frutos en Burgomillodo; continúa por Bercimuel (municipios de Aldeonte, Barbolla, Boceguillas, Grajera…) con el recorrido por las iglesias de Ntra. Sra. de Soña, Ntra. Sra. del Rosario o la ermita de San Lorenzo. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (Castillejo de Mesleón), la de San Miguel Arcángel (Castroserna de Abajo) o la Gran Pila Bautismal de la iglesia de Ntra. Sra. del Pilar en Cabezuela, completan la ruta por los ochavos de Sierra, Prádena y Cantalejo respectivamente. Más información.
- Rutas por la Naturaleza. Aquí el paisaje cambia de color y de relieve según el territorio donde nos encontremos, tanto sierras como campiñas, ríos y montañas se suceden en el histórico Fuero de Sepúlveda, teniendo como protagonista el Parque Natural de las Hoces del río Duratón. Recomendamos, claro, la visita a las Hoces del río Duratón, pero también las rutas de Valdehorno y Las Duernas en Carrascal del Río o el itinerario por el Acebal de Prádena, entre otros. Más información.
Escapada Rural
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