La espesura de los montes de Anaga, en el NE de Tenerife, guarda paisajes más propios de cuentos de fantasía que de un territorio volcánico. Este es un espacio protegido por el Cabildo y por la imaginación.
Las montañas se precipitan sin aviso sobre el Océano y crece un ecosistema que solo puede verse en Canarias, Azores y Madeira. La bruma del Atlántico es la varita mágica de este truco de la naturaleza.
La bruma del Océano Atlántico penetra en la estrecha franja de la Península de Anaga empujada por los alisios. Queda capturada, allí, entre valles cortos y verticales, para siempre, aunque se transforme en vida: la niebla empapa cumbres y laderas y permite que florezcan los bosques mágicos de laurisilva.
No es una información cualquiera: la reserva de Anaga reúne la mayor concentración de endemismos de Europa.
Marisa Tejedor, la presidenta del consejo científico del programa Hombre y Biosfera de la Unesco, explicó a EFE que «hay más de 1.900 invertebrados, 15 hábitats comunitarios y una diversidad genética espectacular: [Anaga] es una isla dentro de una isla».
La montaña Cruz de Taborno es la más alta del Macizo de Anaga: 1.024 metros, como la cantidad de bytes que caben en un mega (?).
Anaga, si la personificamos, es anciana: tiene de 7 a 9 millones de años. A pesar de ser una de las zonas más antiguas de Tenerife, su población es escasa, aunque bien adaptada al medio.
En Anaga no existen grandes extensiones de cultivo, sino pequeños bancales escalonados en las laderas. Papas y viña en zonas altas. Plátanos y aguacates en las más bajas. No es posible la mecanización y la producción es escasa para exportar en grandes cantidades.
Estas características han permitido conservar Anaga y crear una simbiosis radical entre el hombre y la naturaleza.
La estrechez de los valles que condiciona la agricultura también resistió a las buenas comunicaciones. Ahora, Anaga cuenta con una buena red de carreteras y senderos, pero no fue siempre así.
Hablamos de un espacio concentrado, verde y mágico que ocupa más de 48.700 hectáreas (ha): 33.238 ha terrestres y algo más de 33.300 ha marítimas.
El sendero de los sentidos de Anaga
Dentro del Parque Rural de Anaga está el Llano de los Loros. Allí se encuentra el Sendero de los Sentidos: un itinerario breve (340 m) y accesible que se recorre con el olfato, el tacto y la vista.
El sendero añade paneles con signos sensoriales para ser captados por todos y mirar un elemento de la naturaleza: flora, fauna o piedra.
Hay otros dos senderos de los sentidos, pero no son accesibles. Incluyen tirolinas, pérgolas y puentes de madera.
El sendero de los sentidos comienza en el centro de visitantes Cruz del Carmen.
Cómo llegar al Parque Rural de Anaga
El camino habitual para llegar al espacio natural de Anaga es la carretera de Las Mercedes (TF-12), desde la ciudad de San Cristóbal de La Laguna.
Durante el trayecto es recomendable parar en algunos respiros: cuando terminan las huertas sobreviene un espeso bosque que forma en ocasiones un túnel verde. El Mirador de Jardina, por ejemplo, es un buen lugar para la contemplación. Algunos días se pueden ver los 3.718 m del Teide desde allí.
Más información | Cómo llegar al Parque Rural de Anaga
Redacción ER
Hola. Vivo en Tenerife y me gustaría aclarar, que las casas rurales que figuran que ofrecen en el parque rural de Anaga, excepto de la de Dos Barrancos, las demás no se encuentran en el parque rural de Anaga. La de Arafo queda bastante lejos, la de La Esperanza también queda lejos y la de Tejina si que queda muy cerca.
Creo que tiene que ser un lugar encantador, tengo en prespectivas de hacer un viaje a Tenerife y seguro que me llegare a visitarlo ya que soy un enamorado del campo y la naturaleza
el 30 e Abril de 2018 voy a visitar Tenerife por 10 dias ¿como puedo ir a conocer Anaga? Gracias