La historia de los adoquines del Pilar, los caramelos que nunca se acaban
Escrito por
17.05.2021
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Muchos niños a lo largo de casi un siglo han abierto los ojos hasta dejarlos como platos al ver ante sí esos caramelos gigantes envueltos en papel con el dibujo de la virgen del Pilar, patrona de Zaragoza. Con el tiempo esos dulces se han convertido en uno de esos productos típicos de España que casi todo el mundo conoce y ha probado alguna vez. Incluso aunque no hayan pasado por Aragón, porque además de comestibles son un ‘souvenir’ clásico, de los de toda la vida.
Estos bloques de azúcar recios y de distintos sabores –naranja, fresa, limón y anís– nacieron en Calatayud en 1928 de la mano del confitero Manuel Caro Gormaz. Su nieto José Caro es ahora uno de los responsables de la empresa que creó aquel visionario y cuenta a Escapada Rural que el motivo de que tengan esas dimensiones tan exageradas para un caramelo se debe a: “su similitud a los adoquines de las calles aledañas a la Basílica del Pilar de Zaragoza, adoquinadas. Trataban de simular esa forma y tamaño”.
¿Cuál es el secreto para que sigan teniendo tirón entre los consumidores? “Precisamente lo original del formato. No existe otro caramelo tan grande y las coplas son un atractivo añadido. Nos apoyamos en el turismo para ello y además hemos sacado dos tamaños más, unos más pequeño y otro mayor, de 200 gramos la unidad”, sostiene José Caro, que ha encontrado tiempo en su agenda para responder a estas preguntas aunque se encontraba de viaje.
Las coplas que menciona son otras de las características que hacen curiosos a los adoquines. Están impresas en la cara interior del envoltorio y hay muchas diferentes, aunque con el tiempo se ha ido haciendo una selección para eliminar las que hoy en día podrían resultar polémicas. “Nuestro abuelo se puso en contacto con el padre del entonces alcalde de Calatayud y se incorporaron para hacer más atractivos, graciosos y coleccionables los adoquines pues, en principio se publicaban «coplas o jotas de picadillo» alusivas a situaciones graciosas entre parejas, suegros, cuñados”, afirma a la vez que añade que: “hoy en día, como nos hemos vuelto tan tontos y tenemos la piel tan fina no se puede hablar de ciertas cosas sin que alguien se sienta ofendido y optamos por otro tipo de temas”.
Una de las jotas que se pueden encontrar es por ejemplo esta:
En cuatro versos pilares
vivió Demetrio Galán:
España, Aragón, la Jota
y la Virgen del Pilar.
Con la jota grande de amor,
al Cielo subió a rondar
nuestro Jotero Mayor
a la Virgen del Pilar.
Enemigo de casarse
era Francisco Quevedo,
pero en que llego a Cetina,
a escape pico el anzuelo.
Que Fuendetodos de Goya
le llamen por ser la cuna
donde nació, para el mundo,
el genio de la Pintura.
Este ha sido un año complicado para las ventas debido a la situación que ha provocado la pandemia de la COVID-19. Las mejores fechas para la empresa a la hora de dar salida al producto están vinculadas al turismo y las festividades: “12 de octubre, Fiestas del Pilar en Zaragoza, cuando hay mucho tráfico y turismo en nuestras ciudades y carreteras”. Aunque en la ciudad de Zaragoza se encuentran fácilmente, también es habitual adquirir una caja en las áreas de servicio y las gasolineras de las vías aragonesas. En un año, lo normal es que la empresa produzca poco más de 15 toneladas.
Para quienes se enfrenten a un adoquín del Pilar por primera vez, una advertencia: en ningún caso hay que atreverse a hincarle el diente a uno de los gigantes. Lo mejor es ir partiéndolo en trozos (un martillo no va mal) y deshaciendo el caramelo en la boca. Lo mismo con los de menor tamaño, aunque para estos no hace falta el golpe, solo precaución.
Otras tentaciones populares
No solo del adoquín vive la repostería tradicional de Aragón. De hecho, no es el producto más popular de Caro aunque lo pueda parecer ya que se trata “de un producto muy local”, comenta José. En el catálogo de la empresa predomina el chocolate y el entrevistado apunta que las más destacadas son las frutas de Aragón, que se consumen en todo el país, y las delicias de naranja.
¿Qué son las frutas de Aragón y por qué son tan famosas? Se trata de un trasunto de bombones rellenos de frutas confitadas. Estas se obtienen macerándolas en almíbar o licor y después recubriéndolas de chocolate negro. Pueden llevar manzana, pera, melocotón, naranja o cereza, para todos los gustos. Las delicias de naranja son parecidas, pero no iguales: se cortan naranjas en finas láminas que se confitan y posteriormente se bañan con chocolate negro, pero no por completo sino solo la mitad de la naranja (como si se acabasen de mojar en una fondue).
Si se quieren regalar productos dulces típicos de Aragón al volver de un viaje (un souvenir o detalle nunca sobra) combinar adoquines y frutas es una buena idea: los primeros para divertir a quien los reciba (sobre todo si es un niño) y las segundas para adular el paladar. Dos buenas pruebas de que la gastronomía de la comunidad va más allá de los recios ternascos o los saludables cardos con almendras, aunque lo mejor es desplazarse hasta la zona y probar todo el menú ¿O no?
Carmen López