Ermita de la Virgen del Ara: la Capilla Sixtina extremeña
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07.03.2023
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Hay algunos relatos que consiguen que lugares ya increíbles de por sí se conviertan en un merecido lugar de peregrinación. Es precisamente el caso de la ermita de la Virgen del Ara, una maravilla del arte no demasiado conocida hasta hace unos años. Está situada a menos de diez kilómetros del pueblo extremeño Fuente del Arco, y a tres de la frontera con Andalucía. Ahora ostenta el título no oficial de la “Capilla Sixtina extremeña”.
Según cuenta la leyenda mariana, en la época final de la conquista musulmana, vivían en la zona una princesa Erminda y su padre el reyezuelo Taifa [así se llamaban a los últimos pequeños monarcas musulmanes] Jayón, que estaba ciego. Un día, cuando la joven estaba jugando en una fuente cercana se le apareció la Virgen María encima de la copa de una encina.
En ese momento, la princesa no le echó demasiadas cuentas al asunto, pero unas cuantas visitas después, la imagen presentó una aureola brillante en la cabeza y se animó a preguntarle quién era. Cuando la aparición le reveló su identidad, la hija del monarca le exigió una prueba de autenticidad y la Virgen le dijo que si se convertían al cristianismo, su progenitor recuperaría la vista.
Ambas partes cumplieron su palabra y el monarca empezó a construir una ermita en honor de su salvadora ocular. Pero la edificación no avanzaba porque lo que se levantaba por el día, se caía por la noche. Jayón se preocupó bastante por el tema y decidió que se tenían que ir.
Pero los planes de la Virgen eran otros y cuando intentaron irse, el agua de la ribera del Ara les impidió el paso. Total, que habló con la aparecida, que no estaba nada contenta con la ubicación que tenían pensada para su homenaje, así que la movieron al lugar en el que se encuentra ahora.
La cuadrilla de obreros estaba formada por musulmanes convertidos al cristianismo, pero hubo uno que decidió que el cambio no le convencía y quiso volver a su credo original. Sus compañeros de trabajo no se lo tomaron precisamente bien y le pusieron preso de corma (un cepo de madera que se ponía en los pies). La Virgen intervino y le dejaron libre, aunque como cristiano, claro.
Una tabla gótica que puede datar de los siglos XIII, XIV o incluso principios del XV (el elemento más antiguo que se conserva en el edificio) refleja estos acontecimientos. Una historia que fue pasando de generación en generación en la zona.
La ermita
Más allá de la leyenda, la Capilla Sixtina extremeña tiene otros misterios. Se sabe que es muy antigua, pero no cuánto. Según su página web oficial, que ofrece la historia de la ermita contada por ella misma y firmada por Manuel Vilches, los arqueólogos que la han estudiado señalan que posiblemente su asentamiento corresponda un lugar que, antes de la cristianización, se rendía culto a fenómenos naturales como podría ser el manantial Madre del Agua del que nace la ribera del Ara.
Por las investigaciones de los técnicos de la Junta de Extremadura, el edificio pudo haber sido utilizado como lugar de culto por diversas civilizaciones. Por allí pasaron seguramente desde los romanos hasta los visigodos, aunque después de la Reconquista se estableció como santuario cristiano a cargo de la Orden de Santiago. La primera vez que se hace mención a la ermita es en el siglo XIV, en un escrito perteneciente al Libro de la montería, del rey Alfonso XI.
Su única nave consta de una bóveda de cañón, un camarín y una capilla mayor. El elemento más llamativo es la bóveda en la que están representadas las escenas del Génesis, como ocurre en la Capilla Sixtina del Vaticano. Datan de mediados del XVII y aunque no se conoce el nombre de sus autores, se estima que pudieron ser seis estudiantes de la escuela que Francisco de Zurbarán tenía en Llerena, un pueblo de Badajoz que está cerca del santuario.
Asimismo, las pinturas geométricas del zócalo también son de observación obligada. Son las más antiguas que están en la ermita y solo están ahí y en el palacio episcopal de Llerena. Además, están pintadas al fresco –las otras obras están hechas al óleo o al temple– y son las que mejor han resistido el paso del tiempo (que ha sido mucho).
Hay un elemento curioso de la Capilla Sixtina extremeña y es que, en la bóveda del coro, hay unas figuras no religiosas: se trata de la pintura de cuatro mujeres que representan los cuatro puntos cardinales y los signos correspondientes del zodiaco.
El templo fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento el 16 de octubre de 2018, lo que aumentó considerablemente su popularidad y la afluencia de visitantes. Pero no hay que olvidar que, además de los interesados en el arte, a la capilla también acuden devotos. Como explica ‘la propia ermita’: “Mi mayor alegría es cobijar en mis entrañas esta antigua imagen ‘de candelero’ de la Dama de la Jayona, datada en el siglo XVIII, que desde hace siglos es objeto de veneración en toda la Baja Extremadura, y cuya fama y devoción trascienden el tiempo y el espacio”.
Carmen López