Julio César ganó Roma en los campos de Córdoba
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21.10.2023
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Hay un lugar en Córdoba, cuando era Corduba, en el que Julio César ganó Roma y consiguió dejar libre el camino hacia el poder absoluto tras vencer en una batalla. Fue un buen día para César y fue en marzo. No fue un idus, con el calendario en la mano, pero sí fue un buen día para los cesarianos.
Los idus eran días de buenos augurios para los romanos, repartidos a lo largo del año. Eran días de noticias positivas y días propicios a la felicidad. Los idus correspondían a los días 13 de todos los meses del año, salvo en el caso de marzo, mayo, julio y octubre, ya que los idus eran el día 15 en esos casos. Marzo, por otra parte, era el mes dedicado al dios Marte, el dios de la guerra. Al final, como vemos, se mezclan una vez más los idus y la guerra en esta historia. Por cierto, los idus son populares en nuestra cultura precisamente por los idus de marzo relacionados con la muerte de César.
La fortuna va y viene, y casi un año exacto antes de su muerte, la fortuna y la guerra sonrieron a César en los campos cordobeses y así ganó el poder en Roma. Hablamos de la conocida como batalla de Munda.
El sur de Hispania fue el escenario de las últimas batallas entre César y los pompeyanos
Esta batalla tuvo lugar cerca de lo que hoy es Córdoba el día 17 de marzo del año 45 a.C. Allí las legiones de César se enfrentaron a las de Pompeyo, dirigidas ya estas por los hijos de Cneo Pompeyo Magno, el enemigo de César en el inicio de aquella guerra civil romana.
Cneo Pompeyo Magno, el Grande, había muerto unos años antes, pero la guerra seguía. El propio Pompeyo, junto con Craso y César, habían formado el Primer Triunvirato y habían dominado la política romana durante 7 años. Cuando ese acuerdo se disolvió, Pompeyo se acercó a los senadores contrarios a César y la distancia entre ambos, y su lucha por el poder, fue el casus-belli para que comenzara la guerra civil entre ellos dos. Pompeyo fue derrotado en la batalla de Farsalia y huyó a Egipto, donde fue asesinado en el año 48 a.C.
Aquella muerte, en cambio, no puso punto final a la guerra civil, ya que los hijos de Pompeyo seguían teniendo un importante ejército de su lado. Las últimas batallas de aquel enfrentamiento por el poder de Roma tuvieron lugar en Hispania, concretamente en el sur de la península ibérica, en la provincia bética.
En Ategua, en lo que hoy es un yacimiento arqueológico a unos pocos kilómetros de Córdoba, se habían enfrentado en febrero del año 45 a.C. los dos bandos. El lugar estaba del lado de los hijos de Pompeyo, por lo que el ejército de César le puso asedió. Los cesarianos construyeron una enorme zanja para proteger su retaguardia y colocaron las máquinas de asedio sobre terraplenes hechos con la tierra extraída de esa zanja. La victoria en el asedio fue para las tropas de César, que entraron en la ciudad victoriosas después de la capitulación de los asediados. El propio Julio César dejó testimonio de todo esto en su obra Bellum Hispaniense.
Ategua estaba condenada a ser atacada no sólo porque era una ciudad pompeyana, sino también porque atesoraba una cantidad importante de trigo. Por lo tanto, el premio era doble para César si conseguía hacerse con ella. Además, no olvidemos que era invierno, febrero para ser exactos. Como dijo Napoleón mucho tiempo después: Un ejército marcha sobre su estómago, y César lo sabía. Por otra parte, Corduba (Córdoba), era un objetivo demasiado grande para César, ya que estaba bien defendida y avituallada, así que todas estas cosas condenaron a Ategua.
La batalla de Munda fue definitiva para el destino de César y Roma
El 19 de febrero había caído Ategua y, casi un mes después, el 17 de marzo, 13 legiones, caballería y tropas auxiliares del bando pompeyano se enfrentaron a 8 legiones de Julio César, junto con caballería y también tropas auxiliares. Las fuerzas estaban descompensadas a favor de los pompeyanos. Estos tenían unos 73.000 hombres frente a los 48.000 de los cesarianos. No se sabe el lugar exacto del enfrentamiento, que no pudo ser muy lejos de Ategua.
Julio César estuvo en la primera línea del combate, dicen las crónicas, cuando la situación de sus hombres no era la mejor en la batalla y con la derrota sobrevolando sobre ellos. Pero entonces las tropas de César abrieron una brecha en un flanco enemigo y algunas unidades de las tropas de los hijos de Pompeyo se movieron hacia ese flanco que había sido debilitado para reforzarlo. A la vez, la caballería de César hizo un movimiento envolvente del enemigo y se cerró sobre las filas pompeyanas.
Al parecer, parte de las tropas pompeyanas interpretaron el movimiento de defensa hacia el flanco del que hablábamos como una huida y comenzaron a dudar y a retirarse. La suerte sonreía a César, que aprovechó su oportunidad e hizo caer la victoria de su lado.
De algún modo, el final de la República y el inicio del Imperio romano se decidió en los campos de Córdoba
La crueldad de esa lucha entre romanos se puede palpar en el tétrico monumento temporal que los cesarianos levantaron a las afueras de la ciudad de Munda. Hicieron una torre, un montículo, de cabezas cortadas al enemigo.
Julio César no sólo había vencido en la batalla de Munda, sino que con aquella victoria había ganado la guerra, la Segunda Guerra Civil Romana, y por lo tanto tenía vía libre para hacerse con todo el poder de Roma. Uno de los hijos de Pompeyo, conocido como Cneo Pompeyo el Joven, murió poco después de la batalla y no quedaba una fuerza opositora capaz de plantarle cara a Julio César. Permaneció un tiempo en Hispania apagando los últimos rescoldos de las fuerzas de Pompeyo y después volvió a Roma, donde ya se reconocía su poder como absoluto. El Senado lo nombró Libertador y decretó 50 días de agradecimiento por su lucha.
La República comenzaba así a dejar paso al Imperio, y gran parte de aquel cambio se decidió en los campos cordobeses. César no fue emperador, pero su heredero sí lo sería ya. Hablábamos al comienzo de la fortuna, de cómo tiene su peso en lo que ocurre en la historia. César estuvo cerca de ser derrotado en la batalla de Munda, y de haber sido así la historia hubiera sido otra. El propio César dijo: En Farsalia luché por la victoria, en Munda luché por mi propia vida.
Manuel Jesús Prieto