Unos 4 kilómetros de murallas de diferentes épocas resguardan las angostas calles de Daroca, una de las villas históricas de Zaragoza cuyo recorrido nos permite viajar al pasado, más concretamente a la Edad Media. Sus muros, que suben por la ladera, nos llevan hasta el antiguo castillo, que originariamente fue una alcazaba musulmana. Hoy, estas ruinas son un excelente mirador desde donde contemplar todo el pueblo.
Daroca fue tierra de fronteras, un cruce de caminos entre Aragón, Castilla y Levante. Por ello, su cultura goza de una rica mezcla de religiones como la cristiana, la musulmana y la judía. Las huellas de cada una de ellas aún es visible en los diferentes barrios, como la judería o la morería.
Las entradas principales de la antigua ciudad amurallada eran las puertas Alta y Baja, construidas en el siglo XVI, donde se alzan dos torres rematadas por almenas. La puerta Baja, además, antaño sirvió como desagüe, por ella bajaba el agua que se acumulaba de las tormentas. Aquí podemos visitar la fuente de los 20 caños, de 1939, y uno de los pocos ejemplos de fuente monumental que se conservan en Aragón. Ambas puertas nos llevan a la calle Mayor, donde podemos contemplar el palacio de los Luna y donde, en el mes de julio, se monta el mercado medieval que hace que podamos sumergirnos en los orígenes de Daroca.
Muy cerca están también la casa de los soportales y algunos de sus edificios religiosos, como la basílica de Santa María de los Sagrados Corporales, donde está su popular órgano del siglo XV. Otros templos que merecen una visita son las iglesias de San Juan de la Cuesta, San Miguel y Santo Domingo, de estilo románico. El arte gótico lo podemos encontrar en la capilla de los Corporales y en la ventana de la casa del Diablo.
Desde el mirador de San Miguel podremos disfrutar de algunas de las mejores vistas al casco histórico. Aquí os dejamos 10 imágenes que te harán desear una escapada rural a Daroca. Uno de los pueblos con más encanto de Zaragoza.
Redacción ER