Ibi, el pueblo de los juguetes y de los Reyes Magos
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30.12.2022
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En Ibi, un pequeño pueblo situado en el interior de Alicante, los Reyes Magos de Oriente están presentes todo el año. Desde la década de los 70, están inmortalizados en mármol en la plaza a la que le dan nombre. Por aquella época, sus majestades no solo venían a Ibi desde Oriente a traer los regalos, sino también a por los juguetes que luego repartirían por el resto del país, e incluso por Europa.
Ibi era el sueño de cualquier niño: la villa de España con más fábricas de juguetes. En su época dorada llegó a haber más de 70 y de ellas salieron algunos de los juguetes más demandados del país: cochecitos, cocinitas, futbolines y muñecas tan conocidas como Lissi, Chabel o el Babyfeber, entre otros.
Su historia la podemos conocer en el Museo del Juguete de Ibi, ubicado en la antigua fábrica Payá, la primera empresa juguetera de España que fue fundada por los hermanos Payá en 1905.
En sus interiores hay expuestos algunos de los juguetes más antiguos que han sido donados por los vecinos, por los trabajadores de la cooperativa Payá y por donantes. Entre las colecciones se pueden ver antiguas tartanas en miniatura, coches, aviones, un caballo de arrastre, carritos, cocinitas, etc. Muchos de ellos fabricados en hojalata, el material que se utilizaba antes de la incorporación del plástico.
De pueblo deprimido a referente internacional
En 1900, Ibi apenas tenía más de 3.600 habitantes. Según el libro Centenario del Juguete, era un pueblo rural que se dedicaba principalmente a la agricultura. Sin embargo, debido a su situación geográfica, en una zona bastante abrupta con escasas precipitaciones y con suelos poco fértiles, las cosechas no todos los años se daban bien. Muchos de los vecinos se veían obligados a marcharse a la siega de Aragón o Castilla, a hacer teja a Onil, etc.
En aquel momento, la fábrica Payá Hermanos S.A. ya existía, aunque entonces trabajaban vendiendo artículos e instalaciones de hojalata en los mercados locales. Los únicos juguetes que fabricaban eran pequeños platos y tazas de metal en miniatura para los niños.
No fue hasta 1905, cuando el padre de la familia les cedió la empresa a sus tres hijos Vicente, Pascual y Emilio Payá, que decidieron dedicarse a la fabricación de juguetes de hojalata. Su primer muestrario, presentado en la primera Exposición Regional Valenciana, recibió numerosos premios, lo que hizo que con pocos años se convirtieran en una de las fábricas de juguetes más importantes de España.
Entre sus éxitos está el crear la primera locomotora eléctrica del país: Santa Fe. Según el libro Centenario del juguete, en 1936 en su catálogo ya había más de 800 juguetes y, a finales de los 40, fueron de los primeros en incorporar una máquina para fabricar los juguetes de plástico.
Payá Hermanos S.L. fue todo un referente en la industria del juguete. Aunque no fueron los únicos que explotaron este mercado en Ibi. Con el tiempo fueron apareciendo nuevas empresas como Rico S.L., González y Cía, Claudio Reig Company, Alfredo Martínez Guillem, La Mecánica Ibense S.L, Manuel Picó Gisbert, Juguetes Feber, etc.
Todos ellos lograron que el pueblo fuera conocido como la villa del juguete e hicieron que el empleo en Ibi, en aquellos años, aumentase. Ibi pasó de ser una localidad de poco más de 4.000 habitantes en el siglo XX a más de 23.000 en el XXI. Aunque en él no siempre se fabricó “magia”.
De los juguetes a las armas
Con el estallido de la guerra civil, las fábricas de juguetes que estaban ya en funcionamiento fueron incautadas para servir al bando republicano.
Según los documentos publicados por el libro del Centenario del Juguete, las industrias Payá y Rico pasaron a ser las industrias Payá y Rico Socializadas U.G.T para, poco más tarde, ser militarizadas como la fábrica 27º de la Subsecretaría de Armamento. En ellas se comenzaron a fabricar balas, cápsulas y menaje para el frente, como cantimploras.
Durante la contienda, algunos trabajadores lograron sacar adelante algunos juguetes como una caja de coches de construcción parecidos a Meccano, así como una figura de un miliciano con un fusil al hombro. Aunque, conforme avanzaba la guerra la producción se dedicó exclusivamente a material militar.
En 1937, además, debido a la ausencia de monedas de pequeño valor, en las fábricas de juguetes también se fabricaron monedas para pagar en la localidad. En total se acuñaron 31.000 que dejaron de tener valor y se extinguieron con el final de la guerra.
Un pueblo hecho para los niños
Ibi no solo es el pueblo de los juguetes, de los Reyes Magos y de la magia de la Navidad. La villa cuenta con muchos otros atractivos para hacer una escapada en familia.
En total, el pueblo cuenta con una ruta urbana de parques tematizados con columpios, toboganes y juegos en donde podemos encontrarnos con Pocoyó, un barco pirata, los camellos de los Reyes Magos, los populares payasos de la TV -en la glorieta dedicada a Fofó-, dragones y hasta la tartana, el primer juguete que se fabricó por los hermanos Payá.
Además del citado Museo Valenciano del Juguete, en Ibi hay otros espacios donde divertirnos como el Museo Arcade Vintage, en cuyo interior podemos ver y jugar con las máquinas arcade que marcaron toda una época. Otros lugares de interés son el Museo de la Biodiversidad y el Museo de la Fiesta, donde podemos conocer algunas de las festividades más importantes del pueblo como la Cabalgata de Reyes, Els Enfarinats o las Fiestas Patronales de Moros y Cristianos, celebradas en septiembre.
Y, para los que prefieran disfrutar de la naturaleza, desde Ibi parten numerosas rutas de senderismo y btt para todos los gustos y niveles. Muchas de ellas se adentran en el Parque Natural de la Font Roja y una de ellas nos lleva hasta el popular camino “dels geladors”. En él es donde están los pozos de nieve en los que antaño los vecinos picaban hielo para venderlo cuando aún no había neveras. Porque, además de juguetes, en Ibi también se elaboraban helados.
Cuna del helado
La tradición heladera en Ibi va casi de la mano de la industria juguetera. Cuando está última entró en recesión debido a la crisis del petróleo, también en la década de los 70, muchos de sus vecinos recuperaron la elaboración de helados para salir adelante.
La Asociación De Industrias Alicantinas del Helado y Derivados (A.I.D.H.E.S.A), que fue fundada en Ibi en 1972, es una de las empresas heladeras que más vende en nuestro país. Según un reportaje publicado por Eldiario.es , de ella salen 58 millones de litros de helado al año. Opera bajo la marca Helados Alacant y estamos seguros de que los has probado pues, según fuentes del mismo diario, el 70% del helado que fabrica esta sociedad se vende en el Mercadona. Las tarrinas de este supermercado, de hecho, son producto ibicense.
Muchos de los heladeros del pueblo, además, han emigrado a otras ciudades y países, por lo que el helado de Ibi es posible encontrarlo por todo el territorio nacional con el nombre de La Ibense. Con orgullo, Ibi recuerda y homenajea a sus heladeros, igual que a los jugueteros, con una plaza y un monumento a los heladeros en el centro del pueblo.
Con helados y juguetes, cómo no va a ser Ibi el paraíso de los niños, y de los mayores. No nos extraña que los Reyes Magos quieran mudarse allí.
Los Reyes Magos de Oriente se mudan a Ibi
El Ayuntamiento de Ibi, el Instituto Tecnológico del Juguete (AIJU) y la Asociación de los Reyes Magos de Ibi han recibido el deseo de sus majestades de mudarse a Ibi y ya se han puesto manos a la obra. Aunque el proyecto aún está en fase de desarrollo, en la página web del Ayuntamiento ya han anunciado que la casa de los Reyes Magos se construirá en el céntrico parque Les Hortes. Allí será donde recibirán todas las cartas de los niños, quienes podrán ir a visitarlos una vez esté abierta.
Además de la casa, Ibi también está trabajando en un Centro de Pruebas donde los más pequeños podrán ayudar a sus majestades a probar los juguetes antes de enviarlos a sus destinatarios. Estará ubicado en la antigua fábrica Rico S.L y en él habrá una sala de instrucciones reales, un área de pruebas técnicas, un túnel de la estrella, un mirador real, etc.
Vaya fantasía que los juguetes y regalos te los puedan dar los mismos Reyes Magos en persona.
Laura Fernández