Hoz de Beteta y Mata Asnos: tilos centenarios y cañones de piedra
Escrito por
14.11.2018
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Al norte de la, injustamente desconocida, serranía de Cuenca, entre las localidades de Puente de Vadillos y Beteta, se localiza el Monumento Natural Hoz de Beteta y Sumidero de Mata Asnos. Un imponente cañón fluvial con un microclima muy especial, húmedo y sombrío, que favorece el crecimiento y conservación de robustos ejemplares de tilos centenarios (algunos superan los 900 años). Este espacio natural preserva uno de los últimos bosques eurosiberianos de tilos tan comunes en la Europa de la época glacial.
En su reducida superficie –apenas 800 hectáreas– Hoz de Beteta combina afiladas paredes rocosas de más de 80 metros de altura, el gélido cauce del río Guadiela, tesoros arqueológicos en forma de cuevas y simas, así como un completo cóctel botánico a base de pinos, longevos tilos y tejos, acebos, arces, avellanos, helechos, sauces, álamos, fresnos, cerezos de Santa Lucía y, como ingrediente sorpresa, plantas carnívoras. La riqueza natural es incuestionable.
Practicar senderismo en una joya así es una delicia. ¿Rutas destacadas? Dos. Por un lado, la Senda botánica. Un bonito camino lineal entre gigantes de piedra, de algo más de 2 kilómetros, que comunica la zona de la Fuente de los tilos con la Casa de la pradera, un área recreativa con merendero y barbacoa para pasar el día en familia. Es un paseo sencillo, salvo ciertos tramos que presentan algo de pendiente o y en los que es necesario subir escaleras de madera. El recorrido cuenta con paneles interpretativos que ayudan a comprender la excepcionalidad del lugar.
Una senda llena de contrastes que comienza con una panorámica de los gigantes paredones de piedra para, más adelante, continuar por improvisados túneles naturales formados con la frondosa vegetación del entorno.
La otra ruta es la de la cueva del Armentero. Una senda que transcurre a la vera del Guadiela y entraña algo más de dificultad, pero que ofrece como recompensa el acceso a la espectacular cueva de la Ramera, además de a la propia cueva del Armentero.
La importancia de la cueva de la Ramera reside en ser la caverna más grande descubierta en Cuenca, en las curiosas formaciones de espeleotemas que decoran sus paredes y en el hecho de que estuvo habitada nada menos que desde el Neolítico. A pesar de que se tienen cartografiados más de 4 kilómetros, sólo 400 metros están abiertos al público y se deben visitar en compañía de un guía. Este enlace detalla los horarios y precios de la visita.
Ambas rutas tienen su origen en el área de la Fuente de los tilos. Un agradable espacio diseñado para la desconexión que recibe el nombre de una antigua y fotogénica fuente de piedra a la que da sombra un tilo centenerio. Un puente de madera, el susurro del Guadiela, un pequeño parking de tierra gratuito y un resguardado merendero con bancos de piedra y madera. Una maravilla con mayúsculas.
Pero los encantos de este rincón de Cuenca no terminan aquí. Gracias a la limpieza de sus cielos y la absoluta ausencia de contaminación lumínica, este refugio es uno de los mejores destinos para la observación astronómica. Si se tiene la suerte de disfrutar de una noche sin nubes, el espectáculo está asegurado. ¡Qué más se puede pedir!
Hoz de Beteta y Sumidero de Mata Asnos. Un paraje para relajarse, renovarse y sentir el abrazo de la naturaleza.
Elísabet García
Lamentablemente en esta crónica echamos de menos otro elemento casi centenario, que se encarga con su hollín negro de vestir de luto una buena parte de este bello paraje, ante la pasividad y evidente connivencia de las instituciones y políticos que deberían defenderlo. Por supuesto nos referimos a la conocida «fábrica de Navarro» ubicada en la pedanía de Vadillos, principal productora nacional de carburo de silicio, cuya abundante humareda esparce todas las partículas de cristal que lleva en suspensión y su hedor incondundible, aportando un manto negro a todos sus alrededores. ¿Acaso no forma también parte del paisaje?
ASI NOS VA, SIEMPRE MIRANDO PARA OTRO LADO, ENTRE POLITICOS Y OTROS PERSONAJES.