Grandes museos en pequeños pueblos

Se trata de la España vacía como si todos los pueblos fueran iguales; pero en realidad, la despoblación tiene diferentes rostros, y mientras hay lugares donde han conseguido atajarla, otros van perdiendo población sin remedio. Entre los primeros, los hay que han buscado soluciones en la tecnología más innovadora, en la sostenibilidad, en proyectos socio-económicos alternativos y cooperativistas o también en la cultura.

Así pues, a lo largo y ancho del territorio nacional, hay algunos pueblos pequeños que lograron frenar la sangría de la despoblación con su particular “efecto Guggenheim”: emulando el caso de Bilbao, estos municipios también tienen su propio museo.

Los pioneros: Museo de Arte Contemporáneo de Villafamés

A finales de los años 60 la población de Villafamés, en la provincia de Castellón, se comenzó a vaciar; pero viéndolo hoy nadie lo diría. Está sobre una colina, todo él blanco y color teja. De más cerca, su casco antiguo sorprende por la belleza de sus calles estrechas, herencia de su pasado árabe.

Lo que ocurrió es que mientras se vaciaba de vecinos, llegaron los artistas. Por aquella época, un nutrido grupo de creadores comenzó a visitar el pueblo y compraron las casas de piedra abandonadas a precio de saldo para restaurarlas y establecer allí sus estudios. Entre ellos, se encontraba Vicente Aguilera Cerní, ensayista y prestigioso crítico de arte. Él fue el artífice del Museo Popular de Arte Contemporáneo de Vilafamés.

Fue inaugurado en 1972, tras comprar el Palau del Batlle, un esbelto palacio del siglo XV. La idea era que el museo estuviera vivo, que creciera con las aportaciones de artistas y donaciones de coleccionistas, como un lugar de encuentro y reunión. Los primeros en participar fueron Chillida, Joan Miró, Equipo Crónica, Josep Renau… Hoy, en las 29 salas se encuentra una selección de algunos de los creadores más importantes de las vanguardias del S. XX que ya querrían para sí algunos de los mejores museos del mundo.

Momias contra la despoblación

No, no se han vuelto locos. Amantes de los misterios, coleccionistas de rarezas y, en general, buscadores de curiosidades, tienen el Museo de las Momias de Quinto, en Zaragoza, apuntado en sus agendas viajeras.

Este municipio que no supera los 2.000 habitantes es el lugar del primer museo de este tipo en España. Su singularidad está en que las momias se han expuesto en el mismo lugar donde fueron encontradas, dentro de la antigua iglesia de la Asunción (siglo XV), más conocida popularmente por los vecinos como ”El Piquete”.

Allí, durante unas obras, se encontraron un total de 1.061 enterramientos. Resulta que algunos, debido a una caprichosa combinación de falta de humedad y temperatura constante, se momificaron de forma natural. Hoy sus historias permiten realizar un viaje singular hasta finales del siglo XVIII, fecha en la que se realizaron estos enterramientos.

El curioso yacimiento arqueológico fue visto rápidamente como una oportunidad para dinamizar la economía del municipio. Como si fuera petróleo, ahora los habitantes ya no solo viven de la agricultura y la ganadería como era habitual. Ahora también tienen en el turismo una opción contra la despoblación.

Malpartida y su recién Medalla de Oro de las Bellas Artes

Antes de que llegaran los de Juego de Tronos buscando localizaciones para su séptima temporada, ya pasó por aquí el artista alemán Wolf Vostell, figura fundamental del arte contemporáneo de posguerra. Lo hizo en 1976 y le pareció un lugar tan hermoso que decidió montar un museo.

El Museo Vostell, ubicado en un antiguo lavadero de lanas, no es de esos elementos que uno espera encontrar en el típico paisaje de Extremadura. Pero bienvenido sea cuando permite disfrutar de piezas de artistas de vanguardia tan cotizados internacionalmente como Yoko Ono.

El museo consta de tres colecciones de arte contemporáneo: la Colección Wolf y Mercedes Vostell, Colección Fluxus-Donación Gino Di Maggio y Colección de Artistas Conceptuales. Un imán que atrajo a más de 40.000 visitantes en 2018. Ahora, este pueblo de apenas 4.200 habitantes puede sacar pecho: el museo ha sido reconocido como Medalla de Oro de las Bellas Artes 2020.

Museo del dibujo en Larrés

El 14 de abril de 1986 el Museo del dibujo abrió sus puertas con 350 obras. Así que ya va camino de cumplir sus 35 añitos. A pesar de su veteranía, aún sigue apareciendo como un sorprendente tesoro para muchos viajeros que desconocían su existencia antes de pasar por Larrés.

Y es que el valle de Tena es famoso entre los aficionados a respirar el aire limpio que llega de las montañas del Alto Gállego, esquiadores y amantes en general del buen vivir en tierras del prepirineo aragonés. También los amantes de la historia y el patrimonio cultural encuentran en esta zona uno de los conjuntos arquitectónicos más sobresalientes de Aragón, la conocida como Ruta del Serrablo.

Pero tal vez pase más desapercibido, de forma inmerecida, el Museo del Dibujo. Sin embargo, su visita no deja indiferente. Este pueblecito de menos de 100 habitantes tiene el honor de albergar el único museo de todo el estado español dedicado exclusivamente al dibujo en todas su facetas. Fue iniciativa de la asociación Amigos del Serrablo y hoy la colección ya suma más de 3000 obras y 800 autores diferentes.

Dado el volumen, se exponen al público algo más de trescientas obras distribuidas en las 14 salas, que son renovadas continuamente para poder exhibir todo el fondo. Hay dibujos de Antonio Saura, Ramón Acín, Honorio García Condoy, Pablo Serrano Salvador Dalí, Ignacio Zuloaga, Vázquez Díaz, Mingote, Peridis, Francisco Ibáñez y José Escobar.