El Gaudí más rural: sus obras más allá de Barcelona
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03.02.2024
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Es difícil no pensar en el trabajo de Antonio Gaudí y no relacionarlo automáticamente con la ciudad de Barcelona. Al fin y al cabo, sus obras más conocidas están en la capital catalana: la Sagrada Familia –que algún día terminará de construirse–, el Park Güell, la Pedrera o la casa Batlló reciben cada día a cientos de visitantes que admiran al famoso arquitecto modernista desde todas las partes del mundo. Sin duda, es uno de los mayores representantes del país más allá de sus fronteras.
Pero no todos sus trabajos se enmarcan en la Ciudad Condal, sino que algunos de ellos se erigieron en otros lugares. Además de la Casa Botines de León o la catedral de Palma de Mallorca, también conocida como La Seu (aunque la construcción original no es suya, él se encargó de su reforma posterior y le imprimió su carácter pese a que permanece inacabada), hay otras edificaciones que llevan su firma lejos de la ciudad. Estas son muestras del ‘Gaudí rural’.
Las bodegas Güell
Por supuesto, muchos de los trabajos ‘rurales’ de Gaudí llevan el apellido del industrial que fue su mayor mecenas: Eusebi Güell. Y uno de los encargos que le hizo fue la construcción de unas bodegas situadas en una parcela de 825 metros cuadrados que el empresario había comprado en El Garraf allá por el año 1874.
El terreno, pegado a Sitges, estaba pensado primero para acoger un pabellón de caza en el que se pudieran alojar los invitados de Güell, pero ese proyecto no salió adelante. Diez años más tarde, Güell tuvo otra idea que sí llegó a ver la luz: las bodegas que Gaudí diseñó junto a Francesc Berenguer. La construcción, que tiene forma triangular y chimeneas terminadas en pico, pertenece al periodo neogótico del arquitecto.
Xalet de Catllaràs (puede ser que sí, puede ser que no)
En 1902, se supone que Eusebi Güell pidió a Gaudí que diseñase una vivienda para alojar al personal cualificado que había contratado para trabajar en las minas de Catllaràs, que suministraban carbón a su fábrica de cemento Asland. Hay discusiones sobre si el tarraconense fue el verdadero autor del chalet que resultó de dicha petición por la falta de documentos que lo acrediten, pero la estructura del edificio es muy propia del arquitecto. Lo que sí se sabe es que se alojó durante un tiempo en casa de la familia Artigas, lo que dio lugar a una obra que sí es suya con seguridad.
Jardines de Artigas
En un pueblo llamado La Pobla de Lillet se encuentra uno de los regalos más sorprendentes que puede recibir una persona: unos jardines con su nombre. Y sobre todo si están firmados por Antonio Gaudí y son una reproducción a pequeña escala del Park Güell. Los beneficiarios del obsequio fueron los miembros de la familia Artigas, que a principios del siglo XX alojaron al arquitecto durante la construcción del mencionado Xalet de Catllaràs.
Como sus anfitriones no quisieron cobrarle, él les diseñó sus únicos ‘jardines húmedos’, con una cascada elaborada con el agua del río Llobregat, que atraviesa su terreno, unos arcos catenarios, una cueva y una torre mirador. La obra quedó abandonada cuando los Artigas se mudaron a Barcelona en 1950, pero se restauraron y abrieron de nuevo al público en 1997.
Colonia Güell
En el municipio de Santa Coloma de Cervelló se encuentra otro de los trabajos no tan conocidos de Gaudí. Se trata de la Colonia Güell, un recinto que, una vez más, el industrial Eusebi Güell mandó construir para sus trabajadores de la fábrica textil que tenía en la localidad. La firma del arquitecto se encuentra en la cripta de la iglesia –en el ‘pueblo’ había escuelas para niños y niñas, teatro, una fonda y un hospital además de dicho templo– que fue el germen de su idea para la Sagrada Familia.
La construcción del edificio no se llegó a terminar por diversos motivos y aunque se consagró en 1915, el autor –que estuvo diez años diseñando la maqueta– no asistió al evento porque no estaba acabada. El resto de la colonia también estaba a su cargo, aunque fueron sus discípulos Francesc Berenger y Joan Rubió quienes llevaron a cabo el proyecto. A día de hoy, aún hay personas viviendo en el lugar pese a que la fábrica cerró en 1973.
El Capricho de Comillas
Aunque todo el mundo lo conoce como ‘El capricho’, este emblemático edificio se llama en realidad La villa Quijano porque fue un encargo del indiano Máximo Díaz de Quijano. Este era familia de Antonio López, marqués de Comillas, que se empeñó en convertir el pueblo en un referente del modernismo (además de esta obra de Gaudí hay otros edificios del estilo como el palacio de Sobrellano del arquitecto Joan Martorell o la Antigua Universidad Pontificia, que corrió a cargo de Lluís Doménech i Montaner).
Gaudí nunca llegó a desplazarse a Comillas pero sí que se encargó del trazado del proyecto cuyas obras supervisó su ayudante Cristóbal Cascante entre 1883 y 1885. Actualmente es la sede de un museo, aunque también fue un restaurante y residencia, por supuesto.
Palacio Episcopal de Astorga
Después de que un incendio destruyó totalmente la residencia del obispo de la diócesis de Astorga Joan Baptista Grau i Vallespinós, originario de Reus, este le pidió a su amigo el arquitecto Antonio Gaudí que se encargara de levantar un nuevo edificio. El resultado fue un palacio de estilo neogótico debido a la estructura y la sobriedad de los muros de piedra.
Sin embargo, esta es otra de las obras inacabadas del arquitecto ya que, después del fallecimiento del religioso, Gaudí tuvo discrepancias con los canónigos y la junta diocesana, así que abandonó el proyecto.
Extras
Asimismo, el tarraconense tiene otras obras como el estandarte del Orfeón Feliuense de Sant Feliu de Codines, la enseña de la entidad coral que se conserva en el ayuntamiento de la localidad. También fue suyo el proyecto inicial del Primer Misterio de Gloria del Rosario Monumental de Montserrat, que llegó a excavar en la roca para instalar el sepulcro y a diseñar algunos de las imágenes del mismo.
Carmen López