3 fiestas valencianas que no te puedes perder en agosto
Escrito por
24.07.2024
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Seguramente las Fallas y las Fogueres de Sant Joan de Alicante sean las celebraciones más conocidas de la Comunitat Valenciana por sus ninots, olor a pólvora, música en la calle, colorido, “comboi” (en castellano, algo así como “encuentros informales con los amigos”)… Pero todavía quedan algunas fiestas valencianas en agosto que vale la pena conocer alguna vez en la vida: El Misteri d’Elx, La Tomatina de Buñol y la Cordà de Paterna. Buenas excusas para acercarte a un territorio ¿Te animas a descubrirlas?
u003cstrongu003eEl Misteri d’Elx, un espectáculo religioso-histórico que es Patrimonio de la Humanidadu003c/strongu003e
Es la festividad más “cultureta” de las que vamos a proponerte. El Misteri d’Elx es la gran seña de identidad de esta ciudad alicantina (en castellano, Elche), un drama cantado con mucha historia que hunde sus raíces en la época medieval, ya que empezó a realizarse en la basílica barroca de Santa María en la segunda mitad del siglo XV… y ha llegado hasta nuestros días tal cual. Para ello, ha superado obstáculos aparentemente insalvables como el Concilio de Trento del siglo XVI, que prohibía las escenificaciones en el interior de los templos cristianos: se sorteó el impedimento gracias a una bula del Papa Urbano VIII.
El Misteri d’Elx relata la dormición, la asunción a los cielos y la coronación de la Virgen María. Con estas palabras igual no parece lo más atractivo del mundo, pero lo cierto es que es un auténtico espectáculo interpretativo que atrae a centenares de visitantes todos los años. Hasta el punto que la UNESCO lo declaró Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad en 2001, siendo la primera fiesta de España en obtener dicho reconocimiento.
Todo empieza la noche del 13 de agosto, con la llamada Nit de l’Albà. Entonces los ilicitanos se reúnen en las azoteas de los edificios para hacer una ofrenda un tanto especial a su patrona. Estamos en territorio valenciano así que, ¡cómo no!, la pólvora tenía que estar presente: lanzan cohetes y fuegos artificiales, dibujando una bonita estampa nocturna. A las 12 de la noche, el campanario de Santa María responde con una gran palmera de fuegos artificiales.
El Misteri d’Elx se divide en dos actos que se celebran en dos días consecutivos: la Vespra (en castellano, víspera), el 14 de agosto; y el Dia de la Mare de Déu, el 15 de agosto. El acceso a la basílica es gratuito en las dos jornadas, cuyas puertas se quedan abiertas de par en par. Pero si quieres ver el espectáculo y, sobre todo, conseguir una posición en la que realmente puedas “verlo”, hay que ir a la iglesia con varias horas de antelación por la gran expectación que genera entre devotos y descreídos. Una de las fiestas valencianas imprescindibles de agosto si le quieres dar un toque cultural e histórico a tu escapada.
u003cstrongu003eLa Tomatina de Buñol, una batalla que empezó de manera casualu003c/strongu003e
Si hay una fiesta valenciana que es más conocida fuera que dentro de nuestras fronteras, es la Tomatina de Buñol, esa peculiar batalla donde la única arma que se admite son tomates “supermaduros” para evitar daños. Todos los años sobrevuela la duda-crítica de si tenemos que seguir celebrando el despilfarro alimentario… aunque las cooperativas del lugar aseguran que estos tomates de variedad “pera roma” se quedarían en el campo sin recoger de no emplearse para la celebración, ya que no son aptos para la venta en fresco ni para hacer conserva.
El origen de esta fiesta es de lo más curioso y corriente. Hoy es un evento que atrae a gente de todo el mundo (hay quien coge un avión solo por esta fiesta… ¡desde EEUU, Corea del Sur, Australia o Japón!), pero sus inicios estuvieron muy alejados del negocio turístico y de la alegría: corría el año 1945 cuando Buñol acogía un desfile de gigantes y cabezudos, dentro de las fiestas del pueblo. Al parecer, unos jóvenes intentaron colarse dentro de una comitiva, haciendo caer a un participante, quien se rebotó y respondió golpeándoles con todo lo que encontraba a su paso.
El final os lo podéis imaginar: en aquel entonces había puestos de verduras en la calle, de forma que aprovecharon sus productos para lanzarlos. Reinó el caos hasta que las fuerzas del orden público disolvieron la batalla. El año siguiente y el mismo día, para sorpresa de la gente, los mismos chavales volvieron a buscar la disputa –en este caso, adrede- y se llevaron tomates de casa, sabiendo lo que les esperaba. La policía volvió a actuar, sin saber que acababa de nacer el gran atractivo turístico de Buñol.
En los años 50 llegó a prohibirse, pero la obstinación del vecindario y sus protestas consiguieron que se instaurara la batalla de tomates como una fiesta oficial. En los años ochenta la televisión puso el foco en esta celebración, haciendo que fuera conocida en España y más allá. Hoy la Tomatina de Buñol se celebra el último miércoles de agosto y, dada la gran afluencia de público que tiene, se lleva a cabo en un recinto cerrado y para acceder hay que pagar una entrada. En la última edición participaron más de 18.000 personas y se lanzaron unos 150.000 kilos de tomate.
Si te acercas a una de las fiestas valencianas más divertidas de agosto, no dejes de disfrutar del tradicional almuerzo que se toma ese día: la Torta de Tajá, una coca que va acompañada de tocino magro, longaniza, chorizo y morcilla.
u003cstrongu003eLa Cordà de Paterna, una exhibición pirotécnica de alturau003c/strongu003e
En la lista de fiestas valencianas que no te puedes perder en agosto no podía faltar una celebración que lleva la pirotécnica a su máxima expresión: la Cordà de Paterna del último domingo del mes. Declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial y Fiesta de Interés Turístico Nacional, consiste en una serie de tiradores y tiradoras que se zambullen en una batalla campal de petardos a pie de calle.
En total, llegan a darle fuego a más de 70.000 cohetes, creando un espectáculo para todos los sentidos con el que Paterna se ha ganado a pulso el nombre de “Ciutat del Foc” (ciudad del fuego). Aunque hace 100 años cada tirador que se metía en el “infierno” llevaba lo que tenía por casa, hoy los más de 340 que prenden cohetes toman medidas de protección especiales en las que no faltan mono, pantalón, chaqueta, guantes, polainas, botas y casco.
Si quieres verlo sin ponerte en peligro, no sufras porque se habilita una zona, “el Cohetódromo de Paterna”, desde el cual se puede ver el espectáculo con total seguridad. Tiene unos 500 metros de superficie, 6,5 metros de altura, 36 pilares y 415 paneles de malla.
Raquel Andrés