Excursiones por Aigüestortes i Estany de Sant Maurici
Escrito por
05.12.2018
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Hay pocas imágenes del Pirineo catalán que superen el reflejo de la doble cima rocosa dels Encantats en las aguas tranquilas del Estany de Sant Maurici. A veces parece una pintura destellante, al estilo de Claude Monet. Otras, recuerda más la fuerza y vitalidad de uno de los cuadros de Caspar David Friedrich. Y es que el Parque Nacional de Aigüestortes i Llac de Sant Maurici (Lleida) es, sobre todo, paisaje, naturaleza y fuerza. Y lo mejor de todo, accesible.
El parque cuenta con más de 1.000 km de sendas de montaña que recorren las más de 40.000 hectáreas de superficie (es el quinto Parque Nacional más grande de España). Distribuidos en los distintos valles del parque, junto a los caminos de acceso hay una docena de refugios donde los excursionistas pueden comer, cenar y pasar la noche para seguir más descansados al día siguiente.
Incluso hay una ruta llamada Carros de Foc (Carros de fuego) que enlaza nueve refugios en un itinerario circular que recorre todo el parque. Hay algunos corredores profesionales que lo recorren en menos de 24 horas, pero lo normal es hacerlo entre cinco y siete días, que dan para poder conocer con gran detalle los lagos, las cimas y los cuellos de montaña de esta región de los Pirineos. En el parque hay cien picos para subir y cuatro de ellos superan los 3.000 m de altura, por lo que las posibilidades de aventura y alpinismo son casi ilimitadas.
Pero para explorar el parque no es necesario recorrer toda la ruta. Nos podemos conformar con al menos una noche en el refugio, que nos ayudará a entrar en un ritmo muy distinto del ajetreado de la ciudad.
Hay que llegar a media tarde, con tiempo suficiente para cambiarse de ropa, ponerse algo cómodo, abrigado y cambiar las botas por las chanclas. Es entonces cuando se puede uno relajar, contemplando cómo se va poniendo el sol detrás de las montañas, esperando la cena siempre apetitosa, charlando con los otros montañeros que van llegando o jugando a cartas en algún rincón del comedor.
Después, antes de ir a dormir, la poca contaminación ambiental y lumínica nos permitirá contemplar uno de los cielos más limpios del país. Cuando contar estrellas nos dé sueño, los camastros del refugio, aunque espartanos, serán siempre suficientes para descansar.
A la mañana siguiente, el día empieza incluso antes de salir el sol, con un desayuno energético que nos dé fuerzas para llegar a ese pico o ese lago que hemos marcado en el mapa. El aire es fresco al salir del refugio, pero pronto el sol empieza a brillar y calienta. Este es el momento ideal para ver alguno de los animales que podemos encontrar por el camino: rebecos, marmotas, armiños, perdices blancas o incluso algún oso de los que se introdujeron hace unos años…
Es el momento de fijarse en los picos y los valles y aprender un poco de geología: se formaron durante la última glaciación, en la que los glaciares fueron excavando poco a poco la roca. Dejaron altas cimas puntiagudas y bajos valles en forma de U en los que el agua se ha ido acumulando en forma de pequeños lagos de montaña, creando pequeños conjuntos que, desde las cimas, se ven como cuentas de perlas. Las de Colomers, Saboredo y Gerber son las más grandes y bellas.
Y es que si alguien es protagonista en Aigüestortes es el agua. Su nombre significa “aguas tortuosas”, por las formas sinuosas de los riachuelos en su valle principal, pero además de estos y del Llac de Sant Maurici existen más de 200 lagos, estanques y ríos donde el agua ayudará a refrescar nuestros pies cansados.
Pero el gran secreto de Aigüestortes i Sant Maurici no es que sus aguas calmen solo el cansancio de los pies, sino que, sobre todo, calman el cansacio de la mente. Se convierten así en uno de los sitios de España donde encontrar la paz y la calma; no es una utopía.
Jordi Canal-Soler