Los escenarios de Alma, la serie de Netflix que se rodó en Asturias
Escrito por
22.09.2022
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En ocasiones no es necesario irse demasiado lejos para encontrar la inspiración, sino que esta reside en los orígenes. Eso es más o menos lo que le ha sucedido al realizador Sergio G. Sánchez a la hora de pensar en los lugares donde se rodó Alma, la serie que ha dirigido junto a Kike Maíllo y que se estrenó el pasado mes de agosto en la plataforma de streaming Netflix.
Este thriller sobrenatural se rodó casi en su totalidad en Asturias, la comunidad en la que nació su creador, que tiene en su currículum títulos como El orfanato, película donde fue guionista y que también se filmó en algunas partes de esta región como Llanes, en concreto en el palacio de Partarríu.
En la sinopsis de la serie, que cuenta en su elenco con actores y actrices como Mireia Oriol, Javier Morgade, María Caballero, Elena Irureta o Marta Belaustegui, se explica que: “Tras sobrevivir a un accidente de autobús en el que mueren casi todos sus compañeros, Alma se despierta en un hospital sin recordar nada del incidente… ni de su pasado. Su casa está repleta de recuerdos que no son suyos y tanto la amnesia como el trauma hacen que experimente terrores nocturnos y sufra unas visiones que no consigue desentrañar. Con la ayuda de sus padres y amigos, desconocidos para ella, intentará descubrir el misterio que rodea al accidente a la vez que lucha por recuperar su vida y su identidad”.
Los espectadores que hayan visitado alguna vez el Principado de Asturias posiblemente reconozcan con facilidad algunos de los escenarios donde se rodó Alma. Uno de ellos es el puerto de Luarca, una de las villas costeras más conocidas de la región, de la que también se puede identificar el cementerio, la estación de tren y alguno de sus puntos urbanos principales como el Puente de Alfonso X el Sabio.
En dicha localidad se encontraba antes el famoso Museo del Calamar Gigante, hasta que hace una década un temporal acabó con él. El proyecto se reanudó en Valdés, un pueblo cercano, aunque muchos de los ejemplares expuestos no se pudieron recuperar.
Asimismo, los aficionados y aficionadas al ciclismo quizá detecten en la pantalla el alto conocido como El Angliru, que está ubicado en la Sierra del Aramo. Por allí pasa una de las etapas más conocidas de la Vuelta Ciclista a España, ese acontecimiento que tan buenas siestas ameniza durante el verano desde la televisión. Por otro lado, el trágico accidente que sufren los protagonistas de la ficción tiene lugar en el Puerto de la Cubilla, donde se unen las provincias de León y Asturias en la Cordillera Cantábrica.
La historia comienza en un refugio ubicado en el Parque de Redes, en concreto en el conocido como el refugio de Brañagallones. El parque silvestre de La Cebera de Lugones se convirtió en el lúgubre bosque en el que los jóvenes protagonistas viven algunas de las situaciones más emocionantes de la serie. La ficción tiene sus trucos y al igual que este parque se convirtió en un bosque, unos depósitos de agua que se encuentran en Roces, una parroquia del distrito rural de Gijón, son unas catacumbas en Alma.
Olas y leyendas
El mar Cantábrico también aparece en la pantalla. Además de las aguas del puerto de Luarca, también aparecen las olas que llegan a la orilla en varias playas: la de San Pedro de la Ribera en Cudillero –donde uno de los personajes tiene aparcada caravana–, la de Moniello en Gozón y la de Porcía en El Franco. Asimismo, también se consiguen buenas vistas desde el acantilado de cabo de Busto, sobre la playa del Bozo, en Valdés.
El hogar de la familia de Alma, la protagonista, está en Muros del Nalón, el segundo concejo más pequeño de Asturias en cuanto a extensión. En la zona hay numerosas casas de indianos –los asturianos que volvieron de América después de emigrar y volvieron con dinero para construir viviendas que más bien son palacetes– como en la que ‘vive’ el personaje que da nombre a la serie.
Hay otras construcciones llamativas en el metraje como el conocido castillo de Las Caldas, también conocido como castillo de Priorio, una pedanía de Oviedo. De hecho, el edificio tiene su propia leyenda, que cuenta que Isabel, la hija del señor del castillo, llamado Rodrigo, estaba enamorada de un paje que se llamaba Pablo. La relación se complicó cuando el padre se enteró de la relación y fue en busca de Pablo quien, para defenderse de la espada de su amo, acabó matándolo. Isabel se enfadó tanto con su novio que le maldijo y este, ante este tremendo drama, se acabó tirando al río Gafo, que pasa al lado del castillo. Se dice que en una de las rocas aún hay sangre de Pablo.
La Cuevona de Ardines, integrada en el sistema cavernario de Tito Bustillo en Ribadesella fue uno de los lugares donde el equipo se introdujo para grabar algunas de las escenas más impresionantes y no es para menos. Como explican desde el Centro Tito Bustillo, este lugar es: “Una inmensa cúpula geológica que forma parte del sistema de galerías del macizo de Ardines.
Destaca su sala principal, donde el techo alcanza los 40 metros de altura, hoy perforado por un boquete natural que permite el paso de la luz diurna”. Y un dato importante para quienes ya se hayan decidido a visitarla: para acceder a ella hay que subir 300 escalones, así que mejor ir mentalizados y con calzado adecuado.
Carmen López