Se llama José David Jurado, es informático, vive en Barcelona y tiene una edad que le pesa decir, aunque le brilla en los ojos la ilusión de los niños cuando habla de viajes. Logra aplicarse a su lema, «fluir», especialmente cuando viaja por el mundo. Su blog: Viajar, comer y amar. Y su Twitter: @aitor_vca.
«Viajando más nos quejamos menos»
Viajar, comer y amar es un blog de viajes creado en 2009 por José David Jurado, cuando volvió de su viaje en solitario por Venezuela.
Es ansioso y reivindica el snorkel con chaleco salvavidas para ver pasar con tranquilidad la tortuga y los pececillos. Desde que viaja ha aprendido a no correr para coger el metro o el autobús.
Limita sus viajes a uno por año, de unos 30 días, pero espera pasar meses de viaje dentro de poco. Su blog no es como la película de Julia Roberts Comer, rezar, amar. Lo suyo es anterior y cambia el rezo por el viaje. Cuando responde a una pregunta seria come cacahuetes y saca una sonrisa en su respuesta. En la cafetería, suena A mis cuarenta y diez, de Sabina.
Así que tenías miedo a volar…
Oye, qué gran curso el de perderle el miedo a volar. Te enseñan cómo pilotan, qué pasa en una situación de emergencia y te meten en un vuelo comercial con 20 personas histéricas de nervios y el psicólogo. Me ha ido de perlas ese curso. (Susurra): Lo han hecho muchos famosos.
Tú mismo escribes que eres ansioso
Sí. Yo soy ansioso por estar pendiente de todo. Con el snorkel, por ejemplo, pienso: «estoy en el agua, ay, pero quiero subir a la barca. Estoy en la barca, ay, pero quiero tirarme al agua»… (Risas). Pero me estoy calmando mucho, ¿eh? Por eso prefiero el snorkel con chaleco y me quedo flotando tranquilamente. Todo esto me pasa porque se me enquista el momento.
¿Se te enquista?
Yo creo que en el avión me pasó eso: que no tenía a nadie con quien descargar el momento de ansiedad y me lo fui enquistando. Mira, en mi último viaje a Indonesia se levantaron unas olas de 4 m y todos los que íbamos en la barquita en un silencio sepulcral. Imagínate: una chica agarrada a su mochila y en silencio. Yendo solo no tengo a nadie con quien descargar estos momentos.
¿Ya tenías el blog antes del curso?
Sí, sí. Lo abrí en 2009, después del viaje a Venezuela en solitario, y el curso lo hice antes de volar con Quique a Baja California Sur.
Ya veo que 2013 fue un buen año viajero…
El año pasado fue una excepción. No puedo viajar más de 30 días seguidos. Por eso viajo por Barcelona, por mi ciudad los otros 11 meses. Es un consuelo (risas).
¿Qué te da el blog?
Me da muchas alegrías y mucho trabajo. Me da una estupenda sensación de plenitud: hacer un viaje, recordarlo y contarlo a mí me sienta muy bien. Siempre digo que viajo tres veces: al planificarlo, al vivirlo y al contarlo. Además, el típico comentario de alguien que ha hecho tu ruta y le ha encantado pues te alimenta el ego (risas).
¿Tú cómo llevas el ego?
A ver, a final de mes, el ego hay que alimentarlo (risas). A uno le gusta aumentar sus estadísticas, que Google te quiera. Pero mi intención no es crear un blog de consumo diario ni publicar cualquier cosa. Tardo mucho en escribir mis experiencias porque quiero mantener la calidad, aunque voy creando secciones como «Luces de atardecer» o «Mis fotografías favoritas» para publicar algo intermedio y mantener las visitas.
¿Podrías vivir de esto?
No lo veo posible. Podrías llegar a vivir de esto, sí, y hay gente que lo está consiguiendo, pero no sé si me gustaría vivir de ello de esa forma. Puedes hacer de altavoz de una marca, pero hacerlo siempre no tiene mucho sentido. No puedo venderme al «hagas lo que hagas yo diré que es maravilloso». Si es un post patrocinado, yo los marco, para que el lector lo sepa y el destino tenga su enlace. Ojalá pudiera vivir del blog con una fórmula honesta.
Pon que estás en un blogtrip y no te gusta algo
El silencio es gratuito. Sin faltar el respeto y cumpliendo con todas las partes, no hablo mal pero tampoco lo menciono. Puedo dar mi opinión, con una de cal y otra de arena, y eso está implícito en el acuerdo con el destino.
Hacia dónde va el mundo blogger de viajes
Creo que un cierto harakiri de la blogosfera viajera. No es malo, sólo un movimiento de adaptación que no sé hacia dónde. Pasamos de ser novedosos a ser importantes, pero no sabes cuánto ni para quién. Ese es el suicidio: hay blogs que se están acercando demasiado al sol y están quemando su honestidad. La duda nos puede apartar del objetivo de nuestro blog. ¡No somos periodistas de viajes, somos otra cosa! A lo mejor me equivoco.
¿Se ha perdido el norte en la blogosfera de viajes?
Los principios del slowblogging son síntoma de que lo hemos perdido un poco, sí. Pero es que también nos falta tiempo. Todos queremos ser muy grandes, publicar mucho y que nos retuiteen, pero todo eso desvirtúa la finalidad del blog, en mi caso. Pero es como el slowfood, que también hemos perdido un poco el norte con la comida, y aún así hay días que me encanta comerme una hamburguesa rápida porque no tengo tiempo. Lo mismo en el blog.
El slowblogging es de domingo por la tarde…
Un domingo por la tarde te puede salir un post que te guste más o menos, pero que dices «oye, qué bien me lo he pasado». Los domingos sobre todo me apetece preparar fotos, revisar, escribir, copita de vino, revisar, copita de vino (risas).
Comer es parte del título de tu blog…
¡Sí! Bueno, antes tengo que aclarar algo: no tienen nada que ver con la película de Julia Roberts en Bali.
El título parece una declaración de intenciones
Sí, es que ahí lo metes todo. El viaje y la comida sólo pueden producir amor (carcajadas).
Viajar, comer y…
Ya, luego están los amigotes graciosos que terminan la frase de esa forma. Pero es que amar es una consecuencia de todo lo anterior. ¡Amas u odias, vamos! Porque desde que estuve en Pekín no puedo con los chinos. A ver si vuelvo y me cambia la percepción. Quiero decir que conoces a una cultura, aprendes a relacionarte con ellos (o a alejarte).
Una filosofía de vida
Exacto. Desde pequeñito he viajado con mi familia porque mi padre trabajaba en Renfe y no pagábamos tren. Íbamos mucho a Madrid, a Málaga, a Valladolid. Nos metíamos 24 horas de ida en un tren y 24 horas de vuelta. Eran como odiseas que nos encantaban, fabulosas. Y lo de comer siempre nos ha gustado. Yo sólo continúo la tradición familiar…
Has crecido amando
Exactemante: he crecido amando el viaje, el moverme, el comer, el conocer el mundo…
Además de los viajes en Renfe, recordarás algún otro especial
Sí, el de Venezuela, mi primer gran viaje solo, con mochila. Fueron 33 días solo. Todo el mundo me decía «¡Chamo, tú estás loco. Te van a matar!» (con acento venezolano). «¿Dónde me van a matar?», preguntaba yo. Bueno, pues la verdad es que me lo pasé muy, muy bien. Me pasé meses preparándolo. Ahora no me los preparo tanto, no sé si hago bien.
Lo del Transmogoliano no te lo podías preparar…
Lo de la noche del Transmongoliano fue flipante. Fue la noche que cruzamos la frontera entre Mongolia y Rusia. ¿Qué pasó? De Rusia a Mongolia no hay contrabando, pero a la inversa sí. Me planto allí y empiezo a ver que la gente sube en Ulan Bator cargada de maletas con 200 botas, 50 mantas… ¡a saco! Nada más arrancar empieza. El tren entero se dedica al contrabando una vez por semana y yo no lo sabía. Tienes a todo el pasaje cada uno con su mercancía y durante 5 horas todos se intercambian cosas para conseguir pasar la frontera: te pasan una cazadora de piel, una manta, unas botas, un pijama de Hello Kitty… ¡Pero es que intentan que tú también lleves eso!
¿Qué hiciste?
Mira, si me pillan en la frontera, no puedo explicarlo. De mochilero, ¿cómo explico que llevo un pijama de Hello Kitty? Me enfrenté a ellos diciéndoles que no y ellos que sí. Me tuve que cuadrar. En la frontera registran el tren de arriba a abajo, agujeros y todo. Tendrías que haber visto al jefe que coordinaba todo el operativo, daba miedo verlo. Acabé agotado a las 2 de la mañana, cuando acabaron y el pasaje volvió a intercambiarse las prendas. En otro coche iban unos españoles a los que les metieron en las mochilas de todo.
Tu estilo es muy irónico. Si no aplicásemos ironía y humor a la vida, como estos contratiempos, ¿qué?
Soy el primero propenso hacia lo negativo, hacia el pesimismo. Pero si consigues un enfoque diferente, irónico, te das cuenta de que acabas disfrutando de ese momento y te has ahorrado una cantidad de energía brutal. En Indonesia perdí el avión de vuelta. Tuve que comprar un billete que me costó lo mismo que todo el viaje de un mes. ¿Qué iba a hacer? No me iba a pegar contra la ventana. Si no le metes un poco de ironía al mundo, en seguida nos vamos al pesimismo.
¿Crees que esta crisis propicia las vueltas al mundo?
Totalmente, la crisis de valores nos incita a huir. Creo que nunca se ha viajado tanto como ahora. Porque te falta algo, porque tu vida no te acaba de llenar. Bueno, la crisis de los 40 que tengo yo mismo (risas). En Asia, por ejemplo, estás feliz con dos duros.
Oye, ¿por qué recomiendas que apaguemos la tele?
Por no perder el tiempo y ahorrar electricidad (risas). Hace años que no tengo televisión. ¿Qué necesidad tengo yo de ponerme de mala leche oyendo sandeces que no es más que mierda informativa? Parece una tontería, pero te va comiendo. Yo Fricandó matiné en la radio, que te levantas diferente.
Acaba la frase: Si la gente viajara más…
Se dejaría de tonterías. Cualquiera que se queja o que protesta por todo es porque no ha salido de su casa.
¿Qué mensaje tienes para el mundo?
¿Qué estamos haciendo con nuestras vidas?
¿Quieres añadir algo más?
Sí: que el mundo blogger es apasionante. He encontrado a grandes personas en este mundo y he aprendido muchísimo. Y que viajando te adaptas absolutamente a todo.
De un vistazo
Primer destino: Málaga, con mi familia.
¿Y el último?: Las islas Gili, Indonesia.
Rincón del mundo: mi casa, aunque no sea mía.
Un personaje: el protagonista de El Alquimista.
Un libro: El Alquimista.
Un plato: las patatas fritas con huevo de mi padre.
Una fotografía: la que estoy sobre una roca, que me hizo Rafa Pérez. Es el principio de muchas cosas.
¿A quién quieres que entrevistemos?
A Somos Viajeros, creo que será muy interesante.
Más información | Viajar, comer y amar
Escapada Rural
ME ENCANTAS DAVID, QUIERO SER COMO TU, AUNQUE UN POCO LO SEA.
VIVO PARA VIVIR. ME LLAMAN LOCA PORQUE SOLO HABLO, BUSCO E INVENTO PARA VIAJAR. CONTINUAMENTE ESTOY BUSCANDO IDEAS NUEVAS PARA TENER MAS TIEMPO Y CONOCER MAS LUGARES DE ESTE DIFICIL MUNDO QUE ME FASCINA Y OTRAS MUCHAS ME HACE PERDER EL NORTE. AQUI LOLA, TE SEGUIRE PARA VIVIR CONTIGO TUS EXPERIENCIAS Y POR QUE NO, CONSEGUIR QUE ME GUIES A VIVIR OTRAS. SALUDOS. SIGUES VIVIENDO, COMIENDO Y AMANDO , QUE YO TE LEERE.