El Hierro, los atractivos de la isla que da nombre a la serie del momento
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07.04.2021
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Es la más pequeña del archipiélago canario –con permiso de La Graciosa, que adquirió el reconocimiento de octava isla canaria habitada en el año 2018– pero su tamaño ha sido más que suficiente para ser el escenario de una de las series más aclamadas de los últimos tiempos y a la que ha dado nombre: Hierro.
Su primera temporada se estrenó en junio de 2019 y el pasado mes de febrero vio la luz la segunda, muy esperada por sus seguidores. Protagonizada por Candela Peña, Darío Grandinetti y Juan Carlos Vellido, se trata de un thriller en el que abunda el drama y que se cierra con esta entrega. Hasta aquí la información de esta ficción creada por los hermanos Coira (Jorge y Pepe) para no desvelar sorpresas a aquellos que aún no la hayan visto. Aunque es posible que los fans no hayan tardado ni un minuto en sentarse ante la pantalla, nunca se sabe.
Sus responsables intentaron no repetir localizaciones así que además de ser una historia interesante también es una oportunidad de conocer El Hierro a través de sus capítulos. La experiencia no es, por supuesto, igual de satisfactoria que la visita ‘en directo’ pero puede servir para anotar lugares a la hora de planificar la escapada. Y esta parte de la provincia de Santa Cruz de Tenerife acumula muchos: sus particularidades la hacen diferente a otras islas del archipiélago más exploradas por los turistas.
Para empezar, es la más joven de todas. Lo de joven es un decir, claro, porque se formó hace un millón de años aproximadamente, pero es que se estima que Fuerteventura, la más vieja, tiene veinte millones y medio de años. La diferencia es bastante notable, no hay duda. Su origen es volcánico y, de hecho, es la que mayor densidad de cráteres tiene de todo el archipiélago.
Su actividad volcánica continúa siendo más o menos notable ya que cada cierto tiempo se detectan seísmos de mayor o menor intensidad. En noviembre de 2020 el Instituto Geográfico Nacional (IGN) registró un temblor de magnitud 3,1 a una profundidad de 34 kilómetros. Es solo un ejemplo, porque los expertos están habituados a anotar tandas de temblores que a veces solo se sienten en el mar y otras hacen titilar las vajillas en los aparadores. Los herreños están habituados a esa realidad de su territorio aunque sea inquietante.
El Hierro fue declarada Reserva de la Biosfera en el año 2000 y aspira a abastecerse de energías renovables al 100%. La primera vez que lo consiguieron fue en agosto de 2015, cuando la isla estuvo dos horas con abastecimiento completamente verde. En 2019 lo lograron durante 18 días consecutivos y la idea del Ministerio de Industria, Energía y Turismo es que deje de depender de los combustibles fósiles lo antes posible.
La capital se llama Valverde y está en el interior. Los paisajes de la isla son muy diversos, algo que puede ser calificado como sorprendente teniendo en cuenta que su superficie no alcanza los 270 km². Su orografía es escarpada y apenas tiene planicies. Eso hace que recorrerla a pie incluya cierto cansancio por las subidas pero también que las vistas desde sus acantilados sean espectaculares. Su punto más alto es el pico de Malpaso, a 1501 metros por encima del nivel del mar.
Uno de sus miradores con más renombre es el de La Peña en Guarazoca, planificado por el arquitecto César Manrique, canario de pro. Desde él se puede observar el valle del Golfo desde diferentes alturas, los viñedos (el vino de las Islas Canarias es muy apreciado entre los amantes de esta bebida) y los roques de Salmor.
Además de sus verticalidades, los árboles son una de las grandes señas de identidad de la ínsula. El Garoé es el más venerado. Los bimbaches (aborígenes de la isla) lo consideraban sagrado y forma parte del escudo heráldico de la isla. Su peculiaridad y por lo que se le atribuye un halo sobrenatural es que su copa destila agua ininterrumpidamente, ya que en el lugar en el que se sitúa la niebla se convierte en agua al tropezar con sus hojas.
El otro gran árbol emblema de El Hierro es la Sabina despeinada. Se trata precisamente de una sabina a la que el aire ha ido doblando sus ramas hacia el suelo, como si fuese una persona que mira al viento de cara y su pelo se echa hacia atrás (es una manera más o menos precisa de describirla, aunque quizá alguien perciba otra figura cuando la observe). El caso es que nadie se va de la isla sin pasar a saludarla.
Quienes busquen playas con arena en su litoral, mejor lo hacen en otro sitio porque aquí no abundan. Lo que sí hay son excelentes pozas o piscinas naturales para bañarse en aguas cristalinas de colores azules irresistibles. Formadas por el envite de las olas contra la roca volcánica tienen diferentes tamaños y algunas son de fácil acceso (con escaleritas y barandilla) mientras que el de otras es peliagudo. Como siempre, hay que tenerle respeto al mar y tener cuidado con su bravura, así que lo más recomendable es quedarse en las tranquilas.
Dos curiosidades
El territorio más occidental de España es la punta de la Orchilla, situada en El Hierro, concretamente en el municipio de El Pinar. En 1634 los franceses establecieron que el meridiano cero estaría allí (hay un faro construido en el punto por el que pasaría la línea) pero, después de largas discusiones internacionales –debido a los intereses comerciales de diferentes países–, en 1884 se estableció que finalmente sería el de Greenwich propuesto por los ingleses. Ahora, la referencia en España es un puente que cruza la autopista Zaragoza-Fraga.
Su fiesta más famosa es la Bajada de la Virgen, que se celebra cada cuatro años. Según se explica en su web, se trata de una: “promesa realizada por el pueblo herreño en 1741 estableciendo el compromiso de trasladar a La Virgen de Los Reyes cada cuatro años desde La Dehesa a Valverde en señal de agradecimiento, marcando así el inicio de La Bajada. El documento conservado en la actualidad es una copia del original realizada por el párroco Andrés de Candelaria, al haber quedado éste destruido en el incendio que sufrió el Ayuntamiento de Valverde el 29 de julio de 1899”.
Antes se celebraba en el mes de mayo, pero ahora es el primer sábado del mes de julio. El día de la subida, en el que vuelven a trasladar a la virgen a su santuario, tiene lugar el primer sábado de agosto. Durante los eventos se puede escuchar música tradicional y disfrutar de los bailes que la acompañan. Una tradición que va más allá de lo religioso y que permite al visitante entender un poco más la cultura de los herreños.
Carmen López