El Bosque finlandés, belleza escandinava en la Sierra Norte de Madrid

Arropado por las montañas de la Sierra de Norte de Madrid se encuentra el Bosque finlandés, un refugio natural de ensueño donde el silencio y la tranquilidad son los protagonistas. Un destino perfecto para una escapada de fin de semana y al que, si bien cualquier época del año le sienta fenomenal, es el invierno, con la llegada de las primeras nieves, el que le da el toque de magia transformando el entorno en un auténtico cuento de hadas.

Aunque su nombre oficial es bosque El Potario, su peculiar similitud con los parajes naturales propios de Finlandia le ha llevado a ser conocido popularmente como Bosque finlandés. Un espeso monte, una cabaña de madera que antaño hizo las veces de sauna, un lago y, cómo no, un pequeño embarcadero. Un rincón diseñado en exclusiva para abandonarse al relax y la vida contemplativa.

El precioso municipio madrileño de Rascafría será la referencia para llegar al Bosque finlandés. Una localidad famosa por sus bellísimos paisajes de montaña, variadas rutas de senderismo y excepcional cocina tradicional. Muy cerquita, apenas a dos kilómetros, se localiza el monasterio de El Paular, cuya explanada amurallada hará las veces de aparcamiento gratuito.

Una vez aquí, y tras cruzar la carretera, aparecerá el puente del Perdón, una maravilla arquitectónica construida en el siglo XVIII que permitió a los monjes salvar el río Lozoya en su camino al antiguo molino de papel de Los Batanes. Un molino del que, como curiosidad, salió el papel que sirvió de lienzo para escribir la primera parte de la genial obra El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha.

Este puente es, precisamente, el punto de partida del Camino Natural Valle del Lozoya, la senda que conduce al encuentro del Bosque finlandés. Sin embargo, las posibilidades de este sendero no acaban aquí.

Sus casi 54 km muestran al caminante la belleza albergada en la vertiente sur de la sierra de Guadarrama. Un sendero principal y seis rutas alternativas que pasean por el valle del Lozoya entre pinares centenarios, ermitas e iglesias con la omnipresente compañía del río Lozoya y que enamoran a los aficionados del senderismo.

Sin embargo, para llegar al idílico Bosque finlandés no será necesario recorrerlo en su totalidad. Tan sólo cinco minutos de cómodo y relajado paseo serán suficientes para visualizar, a la izquierda, la pequeña caseta de madera guarecida entre los árboles. Un camino de lo más agradable que tiene la virtud de impregnar la retina con estampas de postal, máxime si se visita nevado.

¡Qué belleza! Contemplar cada elemento que conforma este lugar es una fabulosa manera de soñar despierto y viajar a la impoluta e inspiradora naturaleza de Finlandia. El lago, la caseta, el embarcadero, la vegetación de alrededor… El lugar perfecto para disfrutar de un buen libro en primavera, aliviar las altas temperaturas en verano, jugar a capturar los matices ocres en otoño o admirar cómo el frío desviste los árboles y congela las calmadas aguas del lago en invierno.

Cada estación exprime al máximo, y de manera completamente distinta, las diferentes caras del Bosque finlandés, experimentando la sensación de estar visitando un lugar diferente en cada ocasión.

Nuestro consejo: No te conformes con visitarlo sólo una vez, vuelve siempre que puedas a este paraíso natural mayúsculo que nada tiene que ver con la agitada y extenuante vida de las urbes cercanas. Aquí el tiempo se paraliza.