Los Monegros, el desierto de George Orwell y Javier Bardem
Escrito por
03.06.2022
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El desierto parece sinónimo de quietud, de silencio, de nada. Una extensión de kilómetros de arena por donde a lo mejor hay camellos, tribus nómadas, algún oasis o platós de rodaje, como en el de Tabernas (esto último no suele ser lo más habitual). La mayoría de estos conceptos están generados por lo que han mostrado las ficciones audiovisuales o la literatura, como muchas otras cosas que pertenecen al universo colectivo. No significa que sea algo malo, sino que no atiende del todo a la realidad.
Es probable que muchas personas hayan visto el desierto de Los Monegros en la pantalla, ya que fue el escenario de una de las películas más míticas del cine español, tanto por la historia como por quienes la protagonizaron. Se trata de Jamón, jamón dirigida por Bigas Luna en 1992 con Jordi Mollà, Javier Bardem y Penélope Cruz como actores principales ¿Es el entorno que se ve en el filme el mismo que en la vida real? Pues en parte sí y en parte no: ahí reside la magia del cine.
Por otro lado, bastantes personas lo conocerán solo por haberlo atravesado en coche o en tren, ya que se encuentra a pocos kilómetros de Zaragoza y se han trazado muchas vías de conexión sobre su superficie. Quienes las hayan recorrido habrán visto una enorme explanada de tierra amarilla a un lado y a otro durante kilómetros y kilómetros.
Otra posibilidad –que parece más remota, pero quizá no lo sea tanto– es que alguna gente haya estado en Monegros por otra razón puramente hedonista, ya que desde hace 20 años –con épocas de descanso– se celebra en su territorio uno de los festivales de música electrónica más importantes de Europa: el Monegros (por si había duda de su ubicación). Una rave multitudinaria de 24 horas durante las que los y las asistentes agotan sus fuerzas envueltos en el polvo que levanta el viento y sus propios pies. Una especie de ‘Burning Man’ situado en el centro de Aragón en lugar de Estados Unidos, el santo grial de la fiesta.
Historia y naturaleza se entremezclan en Los Monegros
La región natural de Los Monegros ocupa más de 270.000 hectáreas y su ecosistema es prácticamente único en el continente ya que no todo es un secarral. En la sierra de Alcubierre, que se erige en la comarca, habitan una gran variedad de aves rapaces y hay comunidades de encinas y pinos, así como ejemplares de sabinas desperdigadas. Existe el mito de que los sabinares desaparecieron porque en 1588 el rey Felipe II ordenó cortarlas y utilizar su madera para construir navíos. Pero las evidencias apuntan a que más bien fue el pastoreo y el aprovechamiento de la leña para la vida cotidiana los que fueron acabando con ellas.
En esa misma sierra fue donde el escritor George Orwell vivió parte de su experiencia como voluntario en el ejército republicano –con las milicias del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista)– durante la Guerra Civil española. El británico plasmó sus impresiones en su famosísimo libro Homenaje a Cataluña y ahora se pueden visitar los espacios en los que estuvo gracias a una ruta que lleva su nombre.
Para llegar a ella: “En la carretera A-129 de Leciñena a Alcubierre (Km. 34,6) se toma el desvío que conduce a la posición de Monte Irazo”, explican desde Turismo de Aragón. Quienes la recorran conocerán “los parajes monegrinos entre los sacos terreros, puestos de ametralladoras y reductos bélicos, que han sido recreados tal como estaban durante la contienda”.
Los interesados en la historia de la Guerra Civil pueden visitar también otros puntos relevantes de la contienda en Monegros como la trinchera de las Tres Huegas, la posición de Santa Quiteria, el refugio antiaéreo de Monegrillo y búnker de Lanaja. Además, en la localidad de Robres se puede acceder al Centro de Interpretación de la Guerra Civil, muy útil para conocer más detalles y ahondar en ese suceso histórico que tanto marcó al país.
Además de las aves rapaces que se han mencionado en párrafos anteriores en esta región también es posible contemplar un gran número de especies de aves acuáticas: en concreto, en los últimos 15 años se han contemplado 200 y se ha registrado la invención de unas 12.000 aves migratorias ¿En un desierto? Sí, porque en él hay algunas zonas con agua como la laguna de Sariñena, que es una de las más grandes de España y tiene el título de Refugio de Fauna Silvestre.
Este paraje natural está al lado de la localidad de Sariñena, donde se puede visitar la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes. Fundada en el año 1507, fue la primera de las cartujas que se construyeron en el Reino de Aragón y sus murales están pintados por uno de los monjes que residía en ella, fray Manuel Bayeu que, curiosamente, era cuñado de Goya y compartía su afición por los pinceles.
Villanueva de Sijena, también cercana, tiene dos atractivos principales. Por un lado está el Real Monasterio de Sijena y, por otro, el Museo y casa natal de Miguel Servet. Teólogo y científico, sus áreas de interés eran muchas e iban desde la astronomía hasta las matemáticas pasando por la meteorología. Quizá su trabajo más importante fue el descubrimiento del funcionamiento de la circulación pulmonar, que publicó en su obra Christianismi Restitutio en 1553. Esta apenas es una pincelada de lo importante que fue, por eso una visita al centro dedicado a su persona es una oportunidad única.
Y quienes quieran disfrutar de un paisaje asombroso –sí, otro de los muchos que se recogen en Monegros– no se pueden perder el paraje de La Gabarda con sus famosos Torrollones, unos montículos de tierra arenosa con forma de torreón. Es fácil conocerlos de cerca haciendo senderismo por una ruta circular de 4, 5 kilómetros. Sale del Parque de Aventura de La Gabarda y tiene una duración de unas dos horas. Para ser un desierto, Monegros está lleno de actividades inesperadas, ¿verdad?
Carmen López