Resulta extraño ver así al que años después se convirtió en el hombre del abrigo. En la imagen, Josep Pla tiene 18 años y aparece junto a un grupo de bañistas en la playa del Canadell, en Calella de Palafrugell. El fotógrafo ha entrado en el mar con el trípode y la cámara para retratar al grupo. Detrás de los bañistas se ven las casas de veraneo, entre ellas la de la familia del joven escritor, y, a pie de arena, las barracas para guardar los aperos de la pesca, hoy rehabilitadas y con sus puertas pintadas de vivos colores.
Josep Pla sonríe. Se le ve feliz. En el Cuaderno gris, en la entrada del 2 de agosto de 1918, el escritor explica que una de las mayores delicias de la playa del Canadell es tumbarse en la sombra entre dos barcas después de comer para quedarse dormido, sintiendo la brisa y el olor que produce el marisco y las algas al sol.
Mucho más tarde escribió su Guía de la Costa Brava, pero lo cierto es que a lo largo de su extensa obra hay referencias a esta zona del litoral catalán. Josep Pla y el paisaje de la Costa Brava están asociados: es geografía de calas con aguas turquesas y, a la vez, escenario literario.
Ruta Josep Pla por la Costa Brava
Nada mejor para iniciar la ruta Josep Pla por la Costa Brava que donde comienza todo: en el lugar de nacimiento. El escritor nació el 8 de marzo de 1897 en el Carrer Nou de Palafrugell. En la actualidad en el edificio se ubica la Fundació Josep Pla, que diseñó y gestiona la ruta del escritor por la provincia.
Cuando Josep Pla tenía siete años, la familia se trasladó a la calle de Torres y Jonama, en el número 56. Cerca se encuentra la Plaza Nueva, que es el corazón de Palafrugell. Allí se encuentran edificios como el del antiguo Círculo Mercantil (cerrado en 1988, hoy es el Teatro Municipal) y el del Centro Fraternal, todavía en funcionamiento.
La ruta de Josep Pla continúa por el litoral y va desde Tamariu hasta Calella de Palafrugel. La primera parte hasta Llafranc se puede realizar por un camino de ronda que conduce al faro de San Sebatián, el mirador favorito del escritor.
Tal vez desde este faro escribió aquello de que “en toda esta parte de la costa la naturaleza parece complacerse en ofrecer sus más auténticas e inolvidables combinaciones de tierra y mar, de bravura y delicadeza, de geología y de sensibilidad”. Desde Llafranc parte otro camino de ronda hasta Calella de Palafrugell, donde encontramos la playa del Canadell.
El Cadaqués de Josep Pla
A poco más de 80 kilómetros se encuentra otro de los enclaves imprescindibles al hablar de Costa Brava y Josep Pla: Cadaqués, uno de los pueblos más literarios del litoral catalán.
Al escritor le gustaba este pequeño pueblo marinero de casas encaladas sobre todo en invierno, cuando acudía y caminaba por sus calles –con luna o a oscuras, con tramuntana o con calma, con lluvia o con estrellas luminosas– para pensar. Otro que coincidió en reconocer la belleza de Cadaqués fue Salvador Dalí, para quien era el pueblo más bonito del mundo.
El final de toda ruta
La población de Llofriu se encuentra en el interior, hacia la Bisbal d’Empordà. En el Mas Pla, una de esas típicas masías que salpican el paisaje de Girona, Josep Pla vivió un particular exilio durante los últimos años de su vida, solo roto cuando salía de viaje para cubrir los reportajes que le encargaba la revista Destino. Ya que la masía no es visitable, la ruta de Josep Pla por la Costa Brava puede terminar en el cementerio del municipio.
El escritor fue enterrado el 24 de abril de 1981. Cuentan los corresponsales que sobre el féretro fueron colocados un ramo de castaño de la masía y un ramo de rosas ligadas con una bandera catalana.
El alcalde de Palafrugell en aquella época manifestó que para ellos no había muerto, que seguía con ellos en su obra y afecto por Palafrugell, a la que había hecho universal. Es evidente que no se equivocaba. Hoy conocemos mejor la Costa Brava gracias a Josep Pla.
José Alejandro Adamuz