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Si crees que la Comunitat Valenciana es solo un paraíso de sol y playa, te vamos a sorprender con este artículo. Su interior alberga entornos muy diversos que van de extraordinarios paisajes agrícolas a increíbles humedales y sierras escarpadas. La Semana Santa es un buen momento para descubrirlo con escapadas de aventura: practicando senderismo, cogiendo el arnés y escalando o subiéndote a la bici, ya que las temperaturas todavía no son demasiado elevadas.
Aprovecha los días de Semana Santa en el interior de la Comunitat Valenciana con estos planes de aventura sin grandes masificaciones, para oxigenarte, reconectar con la naturaleza y generar recuerdos inolvidables con los tuyos.
El bosque milenario de Las Blancas de Ademuz (Valencia)
En este peculiar rincón de la Comunitat Valenciana aguarda un tesoro poco conocido y que sorprende a todo el que lo descubre: el bosque de Las Blancas, un conjunto de sabinas de entre 1.500 y 2.000 años. El toque ceniza claro de sus cortezas y el color de las tierras albarizas de la zona explican el nombre del lugar. Hay un recorrido senderista de 11 kilómetros con poco desnivel para descubrir el entorno desde Puebla de San Miguel.
La “Catedral del Senderismo” en La Vall de Laguar (Alicante)
Así se le conoce popularmente a la espectacular ruta de los 6.000 escalones en el Barranc de l’Infern y que lleva hasta la cima. Son unos 14 kilómetros caminando desde el pueblo de Fleix y unos 1.100 metros de desnivel positivo, así que hay que tener una buena forma física.
Los más aventureros le pueden dar un toque adicional de emoción y adrenalina descendiendo por dentro, practicando barranquismo. Tiene tramos muy encajonados y tortuosos, está considerado de nivel III y su rápel más largo es de 10 metros, así que hay que tener mucha experiencia.
La ruta de los alcornoques de Almedíjar (Castellón)
Si hay algo que marca la personalidad de Almedíjar son sus alcornoques, que desde hace siglos han marcado la actividad económica de este pequeño pueblo ubicado en el corazón del Parque Natural de la Sierra de Espadán. Una buena manera de conocer sus alcornocales es hacer la ruta a Mosquera, masía abandonada que tuvo gran importancia en la industria del corcho en el siglo XIX. Son unos 6 kilómetros desde el pueblo.
Escalada en Sella (Alicante)
El impresionante valle de Sella, con el pueblo del mismo nombre con mucho encanto a los pies de la Sierra de Aitana, tiene grandes paredes repletas de vías de escalada que son un fantástico mirador de los alrededores. Destaca la pared con forma de diamante del “Divino”, con vías de varios largos. Si pasas calor, después te puedes refrescar en alguna de las pozas naturales de la “Ruta del Agua” de Sella. La más popular es la del área recreativa Font Major, a pocos metros saliendo del pueblo, con forma de piscina.
Las paredes del Tallat Roig de Alzira (Valencia)
El paraje natural del Valle de la Murta, en Alzira, tiene una gran escuela de escalada: el Tallat Roig. Hay unas 150 rutas deportivas en una impresionante piedra caliza roja que alcanza más de 60 metros en su parte más alta. Una buena excusa para descubrir un bonito enclave de interior y desde cuyas alturas tenemos vistas al mar y al paisaje agrícola valenciano más típico, los naranjos. Puedes complementarlo con una visita al monasterio de Santa María de la Murta, en fase de recuperación y restauración.
Montanejos, paraíso de la escalada (Castellón)
No podemos hablar de escalada en la Comunitat Valenciana sin pasar por Montanejos, toda una referencia en Europa. El barranco de la Maimona, junto al pueblo, es un edén de roca caliza con 1.400 vías y 1.700 largos repartidos en 180 sectores.
Tiene paredes al sol y a la sombra, así que podrás elegir en función del tiempo. Otro atractivo del lugar, y un buen complemento a una jornada intensa subiendo paredes, es la Fuente de los Baños de Montanejos, unas piscinas de aguas termales entre barrancos.
La “Vía Verde” del Serpis (Alicante)
Una preciosa ruta de 40 kilómetros para hacer en bici que va de Muro de Alcoy hasta Gandia, siguiendo el antiguo trazado ferroviario que unía las industrias de la zona. Nos deja recuerdos para la posteridad de espectaculares paisajes kársticos, bosques de ribera, el inolvidable Racó del Duc y acaba en la fina arena de la playa mediterránea. Tiene estaciones de tren cercanas.
L’Albufera, en bici (Valencia)
Igual ya conoces l’Albufera de Valencia, ese tesoro que está rodeado de los arrozales que aportan el ingrediente principal de la paella valenciana. Pero, ¿las has visto entera? Te proponemos coger la bici y darle la vuelta completa en una ruta circular de 78 kilómetros por caminos asfaltados y de tierra y con el humedal siempre presente. Pasa por el espacio urbanizado de València, por las aguas de la laguna, por el bosque mediterráneo litoral de la Dehesa y por el marjal donde hoy se cultiva arroz.
Recorrer la Costa de Azahar en BTT (Castellón)
Los que son de mar y montaña no deben perderse este extraordinario paraje que tiene un Centro BTT con planes como el Camino Litoral de Benicasim a Peñíscola, con un trayecto señalizado de 54 kilómetros junto al mar; o el Desert de les Palmes, un espacio natural protegido de gran belleza y con rutas para hacer en bici, con puntos de interés como un antiguo monasterio en ruinas y junto a él uno más reciente, del siglo XVIII.
La Vía Verde de Ojos Negros
Acabamos con toda una aventura en la que descubrir paisajes de lo más diversos: la Vía Verde de Ojos Negros, que es la más larga de España con sus casi 160 kilómetros. Parte de Eulalia del Campo (Teruel) y, tras superar la Sierra de Javalambre, se adentra en la Comunitat Valenciana en el kilómetro 117 por Barracas, donde la antigua estación se ha reconvertido en albergue y en área recreativa.
Prosigue por Caudiel, Jérica, Navajas, Altura, Segorbe, Soneja y Sagunto, donde acaba la señalización de la ruta ciclista. Podemos seguir hasta la ciudad de Valencia a través del Camino del Cid. Un buen recorrido para conocer paisajes de sierra, bosque, campos de secano, carrascas de trufas o naranjos por el interior aragonés y valenciano.
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Raquel Andrés