Cómo desinfectar nuestra casa rural: métodos específicos y advertencias
Escrito por
14.05.2020
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Parece que la pandemia que paralizó casi por completo al país durante dos meses empieza a remitir. Aunque con cautela, con cuidado y a ritmo lento, la actividad empieza a retomarse y la vida vuelve a la calle. Si todo va bien, se podrá disfrutar del verano aunque sea en ese escenario excepcional conocido como ‘nueva normalidad’.
Este desconfinamiento trae noticias esperanzadoras –dentro de lo que cabe– para el sector del turismo rural. Ante las incógnitas sobre si se podrá viajar al extranjero con tranquilidad, cuál será la situación de las playas o incluso si va a ser posible el moverse entre provincias, la tranquilidad del pueblo gana en atractivo. Y no todo el mundo tiene una segunda residencia, así que la gente tendrá que buscar alojamiento.
Está claro que no es oro todo lo que reluce y mientras la amenaza del virus siga en el ambiente las preocupaciones tampoco desaparecerán. En especial, las concernientes al riesgo de repunte, ya que un aumento en el flujo de visitantes puede cambiar el estado de los sitios “libres de virus” que, por el momento, están mayoritariamente en el campo.
Para minimizar todo lo posible el peligro, todos los sectores económicos han tenido que adoptar una serie de protocolos de higiene y seguridad. El turístico ya tiene el suyo, con un apartado específico para la división rural. Por fin se van despejando las dudas, aunque hay que tener cuidado en algunos aspectos.
El 10 de mayo el Instituto para la Calidad Turística Española presentó sus guías de especificaciones (servicio, limpieza y desinfección, mantenimiento y gestión del riesgo) para la reducción del contagio por el coronavirus SARS-Cov-2, elaboradas junto a la Secretaría de Estado de Turismo, en coordinación con el Ministerio de Sanidad. En este enlace se puede consultar la referente a los alojamientos rurales.
El apartado que vamos a tratar en este artículo es el de desinfección y limpieza del alojamiento, ya que es uno de los que más preocupa. Supone un esfuerzo considerable y un posible desembolso de dinero que no todos los propietarios pueden asumir. Por eso es importante conocer bien los detalles para no trabajar ni gastar el dinero en vano.
Según el documento, el plan de desinfección debe considerar como mínimo los siguientes puntos:
En las zonas comunes
-Aumento de frecuencia de limpieza y repasos, en especial en las zonas que pueda haber más contacto como pueden ser los pomos, las barandillas, mostradores, los grifos, etc. Y las zonas donde estén los trabajadores, como la recepción, también tienen que revisarse asiduamente.
-Ventilar todo lo posible –al menos una vez al día– las estancias comunes donde hayan estado los clientes.
-Desinfectar los carros de limpieza después de cada cambio de turno.
-Las papeleras de los sitios comunes deben sellarse y llevarse al punto de recogida de residuos.
En las habitaciones
-Limpiar toda la habitación: “paredes, suelos, techos, espejos y ventanas, muebles, equipos y elementos decorativos y funcionales”. Se recomienda eliminar todas las piezas de decoración que no sean esenciales (esas figuritas tan monas mejor guardarlas para más adelante).
-Poner especial atención en las superficies o aquellos equipamientos en los que pueda haber mayor contacto.
-En cuanto al cambio de la ropa de cama. Las sabanas y demás elementos sucios deben introducirse en bolsas antes de meterse en el carro de la limpieza para llevar a la lavandería. No hay que poner los recambios hasta que no se haya limpiado y desinfectado la habitación (de nada sirve poner sábanas limpias en una habitación que no está libre de virus). No hay que sacudir los textiles ni ponerlos en el suelo, siempre tienen que ir directos a la bolsa. Y hay que lavarlos a más de 60ºC.
-Cada vez que se acabe con una habitación hay que desechar los guantes y ponerse otros nuevos antes de empezar con la siguiente.
-La persona o personas que se encarguen de la limpieza no entrarán en la habitación hasta que haya salido el huésped, salvo en situaciones de necesidad.
Con qué se desinfecta
Hay que utilizar los productos aprobados por el Ministerio de Sanidad y deben usarse siguiendo las instrucciones y los consejos de seguridad. Este punto es muy importante, ya que si no se aplican de forma adecuada pueden ser nocivos para aquellas personas que los estén manipulando.
Deben escogerse aquellos catalogados como virucidas. Aquellos que no están evaluados por sanidad pueden no servir para nada o no ser tan eficaces como aquellos a los que se les haya dado el visto bueno.
El listado se puede ver en este enlace. En cada producto se especifica el nombre comercial, el número de registro, la sustancia activa, el registro (si es nacional o europeo), la forma de aplicación y atención: quién lo puede utilizar. Puede ser:
-Personal profesional especializado: aquellos productos que tengan una alta toxicidad (el Vaprox ® Hydrogen Peroxide Sterilant, por ejemplo) tienen que estar aplicados por alguien que tenga una formación específica para ello. Es decir: hay que contratar a especialistas para que lo apliquen en el establecimiento.
-Personal profesional: la persona que los utilice tiene que tener algunas nociones de cómo se manejan algunos productos químicos y de cómo tienen que protegerse para manipularlos. Las pastillas Cleanpill serían unas de ellas.
-Público en general: tienen unos niveles toxicológicos bajos y pueden usarse a nivel doméstico. Es necesario saber algunas cosas básicas como que mezclar lejía con amoniaco no es una buena idea, pero poco más. Un ejemplo sacado de dicha lista en este apartado sería el multiusos desinfectante Bosque Verde.
Sobre el uso doméstico del ozono
Es el producto que está más de moda y sobre el que hay más dudas. El ozono es un oxidante potente capaz de desinfectar a través de una reacción que degrada la molécula orgánica más cercana. Para que eso ocurra, debe haber una combinación exacta entre concentración de ozono y tiempo de exposición. Es un tratamiento que suele usarse en la industria alimentaria, pero todavía no se ha demostrado su eficacia contra el coronavirus. «El IOA [International Ozone Association] no tiene conocimiento de ninguna investigación y prueba que se haya realizado específicamente en el coronavirus SARS-Cov-2», dice el organismo en su declaración.
Por otro lado, el tratamiento con ozono aún está siendo evaluado por la Unión Europea. Esto significa que no está confirmada su eficacia contra la COVID-19 y que no cuentan con el etiquetado que especifique su peligrosidad y su uso, datos que sí aparecen en el listado de productos evaluados.
Además de la evaluación sobre la eficacia del ozono contra el coronavirus, los riesgos de un mal uso son altos. Si el ozono se aplica por alguien que no está formado para saber qué cantidad de producto y cómo se tiene que aplicar, puede ser muy tóxico. Por otro lado, las máquinas que se comercializan “para uso doméstico” no son lo suficientemente potentes como para causar algún efecto contra el virus. Puedes consultar la lista de desinfectantes y tipos de usuarios que pueden manejarlos, publicada por el Ministerio de Sanidad.
Advertencias
Como es posible que haya personas que quieran probarlo en su negocio, el Gobierno también ha elaborado una serie de advertencias:
– No se puede aplicar en presencia de personas.
– Los aplicadores deben contar con los equipos de protección adecuados.
– Al ser una sustancia química peligrosa, puede producir efectos adversos. En el inventario de clasificación de la ECHA (Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas) se notifica la clasificación de esta sustancia como peligrosa por vía respiratoria, irritación de piel y daño ocular.
– Se deberá ventilar adecuadamente el lugar desinfectado antes de su uso.
– Puede reaccionar con sustancias inflamables y puede producir reacciones químicas peligrosas al contacto con otros productos químicos.
El Ministerio también hace otra advertencia en su documento y además, resaltada en negrita para que no haya duda: nada de ‘desinfectar’ a los clientes antes de entrar en la casa. “Actualmente, no existe ningún producto virucida que esté autorizado para su uso por nebulización sobre las personas. Por tanto, esta técnica de aplicación que se anuncia en los denominados túneles desinfectantes de ningún modo puede ser utilizada sobre personas. Un uso inadecuado de biocidas introduce un doble riesgo, posibles daños para la salud humana y dar una falsa sensación de seguridad”. Palabra del Gobierno.
Hay otra ‘solución’ que circula por el mercado –y por las redes sociales– que es la luz ultravioleta. Hay que tener mucho cuidado, porque si es muy potente puede causar problemas tan graves que van desde el cáncer a la ceguera y si no lo es, pues no sirve para nada.
La divulgadora científica Déborah García y autora del libro NO TOCAR – Ciencia contra la desinformación en la pandemia de COVID-19, explicó de manera muy clara lo que ocurre con el ozono y la luz ultravioleta en el programa Más vale tarde de La Sexta que puede verse en este enlace.
Conclusión: lo mejor es ceñirse a las indicaciones que se den desde el departamento de Sanidad del Gobierno. Hasta el momento son las expuestas aquí, lo que no significa que puedan modificarse (en esta crisis todo sucede muy rápido). Pero ante las dudas, prudencia y pocos experimentos. Está en juego la salud del negocio y sobre todo, la de las personas.
Carmen López
¡Muchas gracias por compartirlo!