En las faldas del monte Murumendi, en Guipúzcoa, se pueden ver ciervos en semilibertad. Como si fuera una película de Disney, estos animales conviven con los caballos, las ovejas y las cabras enanas del agroturismo Pagorriaga, al que todos ellos pertenecen. Un caserío (baserri en euskera) sostenible situado sobre una colina a unos 700 metros de altura en una zona calificada de interés naturístico especial por los Planes Territoriales Parciales.
Agustín, el propietario de Pagorriaga, comenzó a criar ciervos hace 22 años. “La idea de que fueran ciervos, como en los hitos importantes de la vida, fue de manera fortuita”, explica a EscapadaRural. “Una vez tuvimos la posibilidad de vivir en el caserío y en la naturaleza, en un escenario de extremada belleza, se hacía necesaria la presencia de animales para, en cooperación, crear y cuidar estos paisajes dando sentido a una actividad agraria”.
Las vacas, que tanto abundan en los pastos del norte de España, no acaban de llenarle asi que, tras ver un programa rural sobre la cría de ciervos en televisión y documentarse sobre sus cuidados, sintió que era lo que necesitaba. “Actualmente tenemos treinta ciervas adultas, más sus crías”, dice.
Según Agustín, la cría de ciervas es muy sencilla. Pastan en los prados y terrenos de la finca. Solo les dan de comer en momentos del año en que el alimento escasea, bien por la sequía o si hay nieve. “Así nos ven como cooperadores y se establece una relación afectiva”, dice. Además, una vez al año las reúnen para el destete (separación de las crías) y aprovechan para desparasitarlas y realizar la campaña sanitaria que obliga la Administración.
“Esta convivencia con los animales nos hace testigos de todos sus ciclos naturales. Disfrutamos mucho con la berrea y todo el cortejo de los machos y las hembras”, explica Agustín. En la época de los partos, las ciervas paren sin dificultad y, a los días, en el agroturismo Pagorriaga van viendo cómo aparecen los cervatillos. Cuando ya están más crecidos, se reúnen en grupo para jugar y explorar.
“En general son asustadizos, pero aquí vienen a tu encuentro e interactuamos con ellos. Los hemos utilizado en programas de educación y terapia asistida con animales y naturaleza”, dice. Los viajeros que se acercan al agroturismo Pagorriaga pueden disfrutar de ver a los ciervos por el monte, e incluso dejar que se acerquen a ellos, igual que con el resto de animales. “Los clientes participan en el cuidado de los animales, si es tiempo de ordeñar cabras se les permite hacerlo y vivir la experiencia. Cuando hacemos queso es siempre de cabra”.
Aunque no es su único aliciente. En los alrededores del caserío, entre los extensos campos, hay cascadas y pozas, cuevas, bosques de hayedos y robledales, yacimientos arqueológicos de la Prehistoria como poblados, tumbas, etc. Desde el caserío parten diferentes rutas de senderismo.
Un caserío sostenible y ecológico
El agroturismo Pagorriaga se abastece de energía solar, eólica y utiliza la leña como combustible. Todos sus alimentos son producidos por ellos mismos, o por sus vecinos. El caserío dispone de extensos huertos en los que cultivan hortalizas, así como el trigo con el que elaboran el pan.
Su actividad agraria principal es la cría de ciervos en semilibertad para producir carne ecológica de calidad más sus derivados: chorizo y salchichón de ciervo. Además de la cría de cabras enanas y ovejas con las que elaboran leche y queso para consumo propio o para sus huéspedes; y de aves de corral. En sus campos se pueden encontrar otros alimentos para completar sus platos: frutos rojos, setas, castañas, etc.
“Nos basamos en el autoconsumo y el excedente sirve para hacer trueques con otros caseríos (carne de otros animales, pan, etc.). Si los clientes nos piden de comer les preparamos lo que deseen con productos de la casa (verduras, legumbres, huevos, carne, etc.) pero no los tenemos a la venta”, explica Agustín.
Una actividad agraria en armonía con la naturaleza en la que todos podemos participar. “No hay un perfil definido de viajero pero puedo asegurar que el lugar los elige. Es como si en su hoja de ruta existencial tuvieran que vivir una experiencia solo posible en Pagorriaga. Y así lo expresan al marchar”.
A pesar de la crisis sanitaria de la Covid-19, Agustín reconoce que ha sido un buen año para ellos, pues la ocupación ha sido muy fluida. Y es que tienen todo lo que cualquiera de nosotros podría desear en una escapada perfecta: fauna, naturaleza y una gastronomía ecológica de kilómetro 0.
Laura Fernández
En el Parque Natural de monfragüe también se puede divisar, además hay casas rurales fantasticas en el pueblo Villareal de San Carlos