Aquelarre de Cervera, Lleida. Por Josep
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El término aquelarre aparece por primera vez en documentos escritos allá por el siglo XVII, cuando se estaba produciendo la terrible persecución a las personas, sobre todo mujeres, que no se ajustaban a las convenciones sociales del momento. El proceso inquisitorial más duro y conocido es el de Zugarramurdi. Hacía referencia a los encuentros que supuestamente tenían las brujas con el demonio, una suerte de bacanales en el monte.
Pero, ¿sabías que todavía hay un pueblo que celebra estos ritos? Hablamos del Aquelarre de Cervera, en Lleida. Un festejo que, lejos de estar perseguido y sancionado, es de los más originales de Cataluña. Te explicamos su origen y te invitamos a conocer un casco antiguo de leyenda con callejones que parecen estar embrujados.
Un Aquelarre de Cervera para adultos… y para niños
El Aquelarre de Cervera es la fiesta más popular que se celebra en este pueblo de Lleida, capital de la comarca de la Segarra. Tiene lugar el último sábado de agosto y su temática varía cada año, aunque hay unos elementos comunes en los tres actos que completan el programa anual.

El primer acto es la Bajada de los Diablos. La Universidad de Cervera abre sus puertas y un grupo de correfocs comienza a recorrer la ciudad hasta la plaza Cal Racó. Allí continúa la fiesta con el divertido Baile de la Polla, protagonizado por un dragón que siempre va vestido de azul.
El punto álgido es la entrada del Macho Cabrío a la plaza. A veces aparece con estilo apocalíptico, sale de una carroza o llega a lomos de una Harley Davidson
El segundo acto consiste en la entrada en escena del Macho Cabrío a la plaza Cal Racó, que acompaña el Baile de los Diablos. Es el momento de más expectación del Aquelarre de Cervera, cuando el mismísimo demonio hace una aparición estelar. Ha salido con estilo apocalíptico, de una carroza e incluso a lomos de una Harley Davidson. La sorpresa está asegurada en este momento de la fiesta.

El tercer acto es el de la Corrida. El nombre no hace alusión a ningún evento taurino, sino al acto puramente sexual. Y es que se centra en los placeres carnales, que tan presentes se supone que estaban en los antiguos aquelarres y por lo que estaban castigados bajo el yugo de la moral de la época. Aquí el demonio se excita con los bailes de las brujas y acaba «eyaculando» sobre el público en forma de mucha espuma. No falta la música ni la compañía de los diablos.
Concluye la fiesta del Aquelarre de Cervera con el Gran Fogueral. Después de haber sido recibido por Lucifer, se procede a la quema de material pirotécnico. Se logra un efecto tan espectacular que parece que nos vayamos a adentrar en el crudo infierno.

A pesar de que las referencias puedan hacer creer que es una fiesta para adultos, lo cierto es que Cervera también quiere contar con la presencia de los peques. Para ellos se organiza una versión infantil llamada el “Aquelarret”, en la que se desarrollan talleres y actividades más adecuados para ellos. En todo caso, no faltan los disfraces de demonios y brujas, los pasacalles y la espuma.
¿Por qué se celebra un aquelarre aquí?
¿Era Cervera un pueblo en el que se celebraban aquelarres hace siglos? ¿Por qué se lleva a cabo esta fiesta tan peculiar? Todo tiene su explicación. El pueblo, que tiene un casco histórico medieval, entre lo precioso y lo misterioso, tiene un estrecho pasadizo llamado Callejón de las Brujas. Data del siglo XIII y una leyenda local cuenta que era punto de encuentro de las brujas de la zona en las noches de luna llena.

Para llegar a los orígenes de la fiesta actual tenemos que ir hasta el año 1978. Entonces un grupo de jóvenes ideó una celebración en honor a este legendario callejón. Hoy, cinco décadas después, se ha convertido en una jornada muy popular y divertida en Cataluña. No dejes de contemplar los detalles que se aprecian en el callejón de las Brujas relacionados con este mito: una mano, una escoba, un nido, la cabeza de una bruja, un gato negro y un búho. ¡Es un reto encontrarlos todos!
Los imprescindibles que ver en Cervera
Cervera es uno de esos lugares en los que vale la pena perderse por su casco histórico, sin rumbo y sin prisas, paseando por sus callejones adoquinados y admirando sus antiguos edificios. Al llegar, desde fuera, nos sorprenderá la espectacular muralla que envuelve la parte más antigua. Se construyó entre los siglos XIV y XV y tiene 3 kilómetros de longitud, una anchura de 2 metros y una altura de 10 metros.

Uno de los edificios más emblemáticos es la Universidad de Cervera, del siglo XVIII, que está cerca del barrio judío. La actividad docente se trasladó a Barcelona en 1842 y hoy es visitable. Sus dos patios cuadrados acogen, durante las fiestas del aquelarre, a los feriantes que montan sus puestos de venta de artesanía, productos naturales, gastronómicos, esotéricos, etc.
Seguimos por la plaza Mayor, donde destaca el edificio del Ayuntamiento de Cervera -de estilo barroco y del siglo XV-, que antiguamente servía de prisión. También es interesante conocer la iglesia de Santa María, de estilo gótico, con la peculiaridad de que su campanario está encajado entre el templo y el consistorio. Además, tiene seis campanas que todavía se tañen a mano.
Un hito relevante de Cervera es que aquí es donde nació la Generalitat de Catalunya en el siglo XIV. Concretamente, lo hizo en el conjunto arquitectónico de la Compañía de Jesús. Actualmente lo conforman la residencia geriátrica Madre Janer, el auditorio municipal y la capilla de la Virgen del Incendio. Además, con el fin de la dictadura franquista, esta ciudad acogió en 1976 la restitución de la institución catalana. Así lo recuerda un monumento de cuatro pilares que representan las cuatro barras de la bandera y que está en la plaza de les Corts Catalanes.
Raquel Andrés
Periodista y aventurera. Me has podido leer en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia, El Salto y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. También soy un intento de baserritarra.
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