Sad Hill: el cementerio de tumbas vacías que hay en Burgos
Escrito por
15.03.2024
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En el corazón de la provincia de Burgos, entre las localidades de Contreras y Santo Domingo de Silos, yace un valle que alberga una singular atracción: el cementerio de Sad Hill, compuesto por 5.000 tumbas.
A primera vista, uno podría pensar que se trata de un cementerio con una gran historia detrás, pero la realidad es que todas estas tumbas están vacías. La explicación a este enigma se encuentra en el cine, específicamente en el clásico del western El bueno, el feo y el malo, dirigido por Sergio Leone en 1966. Y es que este lugar fue el escenario de la icónica escena final entre Clint Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleef, mientras sonaba The Ecstasy of Gold de Morricone.
La reconstrucción de Sad Hill
Durante 49 años, este cementerio de ficción permaneció abandonado, hasta que la Asociación Cultural Sad Hill vio en él un potencial turístico para la zona. Iniciaron una campaña de apadrinamientos que culminó el 5 de febrero de 2019, alcanzando la cifra de 5.000 tumbas reconstruidas, devolviendo al cementerio su aspecto original.
Este renacimiento fue documentado en Desenterrando Sad Hill, un documental nominado a los premios Goya de 2019, que contó con la participación de Clint Eastwood, Ennio Morricone y James Hetfield de Metallica, destacando la influencia cultural y musical del film.
Ahora, las lápidas de Sad Hill llevan nombres emblemáticos como Metallica, Ennio Morricone y, por supuesto, Arch Stanton, el personaje ficticio cuya tumba es central en la trama de la película. Así, este lugar no solo sirve como homenaje a la película, sino que también se ha convertido en un punto de encuentro para los fanáticos, albergando proyecciones y eventos, especialmente durante el 50 aniversario del film.
El acceso a estos escenarios es gratuito, abriendo sus puertas a visitantes de todo el mundo las 24 horas del día, todos los días del año. La Asociación Cultural Sad Hill sigue recibiendo donaciones para el mantenimiento del lugar y la realización de actividades culturales, manteniendo vivo el legado de la película.
La magia del cine en los paisajes de Burgos
El bueno, el feo y el malo se ambienta en Nuevo México a finales del siglo XIX, pero gran parte de sus escenas fueron filmadas en España, eligiendo Sergio Leone locaciones en Almería y Burgos por su belleza natural y autenticidad. El verano de 1966 vio la transformación de estos parajes en el escenario de una de las películas más emblemáticas del género western, con el cementerio de Sad Hill como joya de la corona.
No en vano, Santo Domingo de Silos, enclavado en el corazón de la provincia de Burgos, emerge como un relicario de historia, cultura y belleza natural. Rodeado por el abrazo silente de las sierras de la Demanda y de las Mamblas, este rincón castellano se erige como un santuario donde el tiempo parece detenerse, susurrando historias entre los pliegues de su paisaje.
La localidad está situada, de hecho, en un nudo de caminos históricos: la Ruta de la Lana, el Camino del Cid, ruta del destierro de El Cid, y el Camino Castellano-Aragonés. La comarca se distingue por su riqueza en restos paleontológicos, un hallazgo que ha impulsado la creación de la Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León, así como del Museo de Salas, dedicados ambos a la conservación y estudio de estos vestigios prehistóricos.
Además, esta región alberga antiguos asentamientos celtíberos, evidenciados en lugares como Gete y Hacinas, así como en los enclaves conocidos como El Castillo, en Palacios de la Sierra; y La Muela, en Vilviestre del Pinar. Sin embargo, son los asentamientos medievales los que predominan y se hacen más evidentes en el paisaje, con lugares destacados como Cuyacabras, en Quintanar; o Revenga, que testimonian la rica historia y el legado cultural de la zona.
El clima, marcado por la influencia de su relieve, dibuja estaciones bien definidas, donde los inviernos se adornan con la pureza de la nieve. Los veranos, más templados, invitan a descubrir la exuberancia de su naturaleza. La primavera y el otoño se visten de gala, ofreciendo un tapiz cromático que va desde el verde intenso hasta el dorado, en un espectáculo que encanta a los sentidos.
En su geografía, Santo Domingo de Silos es un compendio de biodiversidad. Los ríos y arroyos que surcan su territorio, como el Mataviejas, son venas de vida que nutren una flora y fauna de inestimable valor, creando un paraíso para los amantes de la naturaleza y el senderismo.
Pero es su legado arquitectónico y cultural lo que confiere a Santo Domingo de Silos un aura de misticismo y trascendencia. El monasterio que lleva su nombre es una joya del arte románico, cuyo claustro se revela como un libro de piedra, narrando historias sagradas y terrenales a través de sus capiteles esculpidos. La música gregoriana, que se eleva entre los muros de su iglesia, transporta a otra época, creando un vínculo inquebrantable entre el pasado y el presente.
Santo Domingo de Silos, por tanto, no es solo un destino, sino un viaje a través de la belleza, la historia y la espiritualidad, donde cada rincón, cada piedra y cada sonido son un homenaje a la grandeza de la naturaleza y el ingenio humano. También en el ámbito del cine.
El futuro del lugar
Uno de los objetivos de la asociación es atraer más producciones cinematográficas a la zona y garantizar la protección del cementerio. Mientras tanto, el lugar sigue siendo un punto de encuentro para generaciones de cinéfilos, algunos sorprendidos al descubrir la película por primera vez, mientras que otros reviven la nostalgia de un clásico que marcó a sus padres.
Los efectos del proyecto Sad Hill se sienten también en la economía local, con un aumento en el turismo que beneficia a alojamientos y restaurantes cercanos. La asociación continúa promoviendo el lugar a través de eventos y actividades, esperando aún más visitantes para el próximo gran hito, el 60 aniversario de la película en 2026.
Sad Hill es más que un cementerio; es un símbolo del impacto perdurable del cine en la cultura popular y en la memoria colectiva. Lo que comenzó como un escenario construido para una película ha trascendido para convertirse en un lugar de peregrinación para los amantes del cine, un espacio donde la historia y la ficción se entrelazan, creando una experiencia única para sus visitantes.
Sergio Parra