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Son pocas las afortunadas –y aún menos, afortunados- que llegan a contar con un siglo de vida. Pero los hay. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), Galicia tenía en 2022 hasta 2.039 personas con 100 años o más. Hay comunidades autónomas que tienen más, aunque si analizamos el dato porcentualmente, basándonos en la población total, ostenta la cifra más alta: representa un 0,07% de los gallegos. Y si acercamos el foco a la comarca de Tierra de Celanova y al conjunto de la provincia de Ourense, sube al 0,08%.
Quizás nos parezca una cifra irrisoria, pero lo cierto es que sería la “zona azul” –nombre con el que se dibujan estas áreas con habitantes de edad avanzada- “con la mayor longevidad poblacional de España”, como asegura en una entrevista el profesor de Ecología de la Universidad de Vigo y director de la Fundación Matrix, Investigación y Desarrollo Sostenible, Javier Montalvo. De hecho, ese 0,08% de personas centenarias “duplica el valor de este indicador” a escala estatal y sería de los mayores a nivel mundial, llegando a superar, incluso, los registros de la famosa isla japonesa de Okinawa.
Sería la zona azul con la mayor longevidad poblacional de España
La longevidad de las personas de la parte oriental de Galicia es objeto de estudio desde 2017 gracias al Programa MAYORSIG de la Fundación Matrix y la Universidad de Vigo. Con él se están analizando las características que tienen en común las vecinas y vecinos de a partir de 80 años.
“Entre otros objetivos, pretende identificar los factores ambientales, sociales e individuales determinantes de una mayor longevidad poblacional y conocer las diferencias territoriales en la vulnerabilidad de las personas mayores. La finalidad es promover el bienestar en las personas mayores, la difusión de los resultados a la Administración y la sensibilización de la población en general”, explica Montalvo.
¿Cómo llegan a los 100 años de edad en Celanova?
Mientras no se descubre el elixir de la eterna juventud ni el de la inmortalidad, podemos acercarnos a los habitantes de Galicia y, concretamente, de Terra de Celanova para descubrir qué habría que hacer para cumplir tantos años. ¿Qué causas explicarían tal longevidad? La investigación aborda aspectos individuales de alimentación, actividad física, relaciones sociofamiliares y otras que afectan a la salud emocional.
La hipótesis que contempla Montalvo y su equipo es sencilla: La longevidad individual es consecuencia de una mayor calidad de vida. En los años de trabajo que llevan a sus espaldas, han creado una base de datos con entrevistas a más de 1.200 personas de a partir de 80 años. “No disponemos aún de conclusiones. Exploramos cómo afecta el factor hábitat, si residen en un área urbana o una parroquia rural, o si existen diferencias entre sexos, por ejemplo”, admite.
Sí avanza que en un análisis preliminar de la dieta en la población longeva del rural de Galicia demuestra una relativa uniformidad en el consumo de alimentos, algo que, a su juicio, “justifica el interés de explorar las posibles diferencias de alimentación con la población de edad avanzada de las áreas urbanas”.
En este sentido, la parte del estudio realizado concretamente en Terra de Celanova –con entrevistas a 188 personas octogenarias de los concejos de A Merca, Cartelle, Ramirás y Verea- desvela que “el 100% considera haber tenido una alimentación equilibrada a lo largo de su vida, sin escasez ni excesos”. Y más allá de la cantidad, el 80% afirma consumir alimentos de proximidad diariamente, en una o más ocasiones; además, los productos frescos son ampliamente consumidos (85%), entre ellos, la leche y sus derivados y el aceite de oliva; el vino y los dulces no forman parte habitual de su ingesta. La proximidad a los campesinos favorecería, por tanto, una alimentación más saludable.
La longevidad individual es consecuencia de una mayor calidad de vida
Aparte de la alimentación, hay otros factores interesantes que ayudarían a entender la longevidad de los gallegos: el 93% de los encuestados de Terra de Celanova afirma haber realizado actividad física con una frecuencia semanal o diaria a lo largo de su vida, si bien el 75% reconoce que tuvo una alta carga de trabajo. En la actualidad, casi el 90% sigue llevando a cabo algún tipo de ejercicio al aire libre, ya sea irse de paseo (el 95%) o hacer alguna actividad en la huerta (el 65%).
Todo esto ha favorecido que la inmensa mayoría de los entrevistados, el 93%, autoperciba que su salud ha sido “buena o muy buena” durante su vida; de hecho, el 68% así lo considera también en la actualidad, pese a su edad avanzada (recordemos que tienen más de 80 años), y el 40% no padece enfermedades crónicas hoy día. Además, el 96% dice que no fuma, otro hábito de vida saludable que suma papeletas para llegar a una edad centenaria.
La salud emocional, una asignatura pendiente
El único “pero” que se le podría poner a todo este cúmulo de hábitos de vida saludable sería la poca atención que se le ha prestado a la salud emocional. La mayoría de los encuestados (el 78%) indica que ha tenido “pocos recursos para el autocuidado emocional a lo largo de su vida”, algo que, por otro lado, es reflejo de un tiempo y de una generación en la que no se le daba tanta importancia a la salud mental. Es revelador el hecho de que el 40% de las personas mayores de la comarca Terra de Celanova no comparten sus problemas o inquietudes.
Pese a ello, solo el 15% experimenta frecuentemente la soledad, una pequeña proporción (el 2%) afirma sentirse cansada y fatigada habitualmente y el 63% no ha experimentado nunca o casi nunca el estrés. Quizás haya ayudado a todo ello las relaciones sociales que han mantenido a lo largo de su vida: el 84% considera que tuvo un muy buen vínculo con la familia y el 73% de estas personas de edad avanzada confiesan que la familia sigue siendo una “fuente importante de motivación en el día a día”.
A la espera de que el estudio de la Fundación Matrix y la Universidad de Vigo llegue a unas conclusiones científicas, podemos aventurar que los secretos de las personas centenarias son una alimentación de productos sanos, frescos y de cercanía; una actividad física regular; evitar el tabaco y el alcohol; y tener una buena relación con las personas que nos rodean, es decir, ¡enfadarse poco! Al menos así han llegado estas personas a vivir 100 años (sin soledad) en el rural gallego, que bien podrían haber conocido a todas las generaciones de la familia Buendía de Macondo.
Raquel Andrés