Vistas de Orbaneja del Castillo y de El molino de la cascada, Burgos. Por Chema DeA

Quizá haya pocas cosas más relajantes para conciliar el sueño que el sonido de las olas del mar, de las gotas de lluvia golpeando el cristal, o incluso del agua de una cascada. Sonidos conocidos como ASMR que mucha gente escucha con podcast para dormir y que, en la casa rural El Salto del Agua Auténtico (El molino de la cascada), se pueden escuchar de forma natural. Al menos los dos últimos.
Y no es porque en Orbaneja del Castillo, el pueblo de Burgos donde se encuentra, llueva mucho. Es porque esta casa rural está -literalmente- pegada al gran salto de agua de 35,5 metros que atraviesa el casco urbano. De hecho, está considerado como uno de los pueblos con cascada más bonitos de España, así que no es raro que este rincón sea un imán para los amantes de la fotografía.
Un molino “único en Europa”

Este no es un alojamiento cualquiera. Debido a su ubicación y su nombre, podemos deducir que su construcción estuvo relacionada con el agua.
Y sí, lo que hoy es una pequeña casa de piedra que parece mimetizarse con el entorno, en el siglo XVIII fue un molino. “Hubo muchos en esta zona”, explica José Luís, propietario de la casa rural El Salto de Agua Auténtico (El molino de la cascada) desde hace unos 35 años.
“El molino y la cascada son todo uno”
En Orbaneja “ya había molinos en la época romana. Se establecieron en este valle de Sedano porque buscaban ríos con mucho caudal y aquí está el Ebro”, nos dice. En él desemboca la popular cascada de Orbaneja del Castillo, que proviene de la Cueva del Agua: un manantial subterráneo ubicado en las montañas y cuyo cauce, tras recorrer 20 kilómetros, cae con fuerza en el centro del pueblo. “Dependiendo de la época del año tiene más o menos caudal, pero siempre tiene agua”.

“El molino y la cascada son todo uno”, dice José Luis. Esta afirmación tiene mucho sentido si tenemos en cuenta que fue construido sobre la misma roca de la cascada, que a su vez se formó con los sedimentos arrastrados por la corriente a lo largo de los años. “El agua fue soldando las paredes a la roca”.
Según José Luis, esto hace que se trate de un “molino único en Europa”, aunque reconoce que lleva mucho mantenimiento.
Aún podemos moler en él
En su época dorada, en las escaleras de piedra que ascienden hasta su entrada, “había como 20 burros. Se utilizaban para cargar la molienda. Lentejas, trigo… Se molía cualquier cosa y se transportaba hasta los pueblos de los alrededores”, explica José Luis. En aquella época, muchas casas contaban con hornos para hacer pan.
Fue de los pocos de la zona que siguió en funcionamiento durante la guerra civil española, ya que no cayó bajo el control de ninguno de los dos bandos.

Por entonces, el molino pertenecía a Don Laureano, “era el médico del pueblo, venía a caballo a tratar a los vecinos. A mí incluido”. Fue él quien renovó parte de su estructura y, de hecho, en la parte trasera de la vivienda aún se puede ver la presa original.
Los huéspedes, además, aún pueden viajar en el tiempo y experimentar cómo era moler los cereales. En la segunda planta, José Luis, tras comprar el molino a Don Laureano, se ha encargado de mantenerlo tal y como estaba hace 100 años. “Está modernizado, aunque aún se conservan antiguas piezas y se puede moler”.
Una mini central hidroeléctrica

Pero los molinos no fueron los únicos en aprovechar el abundante caudal de agua de la cascada de Orbaneja del Castillo. Siglos más tarde, este antiguo molino fue reconvertido en una mini central hidroeléctrica.
En 1925 se empezó el proyecto que “llevaría electricidad a unos 20 pueblos en un radio de unos 50 kilómetros”. Y estuvo en funcionamiento hasta 1975. Hoy, parte de su maquinaria, como rodetes y turbinas, también los podemos encontrar en el sótano de la casa rural. Allí, José Luis reconstruyó la central casi en su totalidad.
“Antiguamente hubo otra central pequeñita de madera, pero producía poca energía y se bajó 10 metros más abajo, al Ebro”, concluye José Luis.
Una casa rural con vistas a la cascada

Como hemos mencionado al principio de este artículo, la cascada principal de Orbaneja del Castillo tiene 35,5 metros de caída. Pues bien, la casa rural El Salto de Agua Auténtico (El molino de la cascada), a solo 5 metros de donde comienza a caer el agua.
La vivienda cuenta con tres plantas. En el sótano es donde está la mini central hidroeléctrica. El primer piso está destinado al antiguo molino donde, como hemos dicho, los huéspedes pueden acercarse a conocer cómo era su funcionamiento y moler. Por último, en la parte superior es donde está la casa rural.
Es pequeñita, pues solo tiene capacidad para cuatro personas (con opción a añadir cunas si es necesario). Sin embargo, es especial.

En el salón museo hay chimenea, para las tardes y noches más frías; y en el suelo hay dos cristaleras desde donde podemos ver el molino y la central. Tiene dos habitaciones con vistas, baño equipado, cocina, patio con parque infantil y, lo mejor, varias terrazas (donde una de las mesas es una rueda de molino) con vistas a la cascada.
Además, “en la parte trasera hay una especie de cueva que el agua ha ido esculpiendo. Una zona de ocio donde los viajeros pueden echarse una siesta en una de las hamacas. Se puede acceder a la cueva desde la propia cascada, aunque solo tienen acceso los clientes”.

Dormir en un antiguo molino junto a una cascada, con el sonido del agua cayendo, es una experiencia única de lo más relajante. ¿Podríamos decir que se trata de una casa rural ASMR? Pues sí, y no es de extrañar que haya que darse prisa para reservar. “Vienen muchos viajeros”, nos comenta José Luis.
Qué ver en Orbaneja del Castillo, el pueblo de las cascadas

En nuestra guía de Orbaneja del Castillo podrás conocer todo lo que hay para ver y hacer en el pueblo de las cascadas por excelencia. Y es que, aunque la principal -donde se encuentra la casa rural- recorre el casco urbano, a lo largo del cauce del arroyo se pueden ver pequeños saltos de agua y pozas turquesas.
El pueblo está declarado Conjunto Histórico Artístico. Parece sacado de un cuento, con sus casas de piedra, las pequeñas callejuelas, la vegetación que lo rodea y la abundante agua.
En él podemos visitar la Cueva del Agua, donde nace el manantial que alimenta la cascada, así como la cueva del Azar, con formaciones rocosas sorprendentes. También es recomendable recorrer el cañón del Ebro, con sus acantilados de roca caliza. Y, sobre todo, Los camellos besándose, una curiosa silueta natural en lo alto del cañón de la que también dicen que tiene forma del mapa de África.
Laura Fernández
Periodista, blogger y viajera. No necesariamente en ese orden. En ocasiones me despierto sin saber dónde estoy. Adicta a los cómics y a los noodles con salsa de cacahuete. Redactora en @escapadarural, colaboradora en la Conde Nast Traveler y en la Divinity. Mi casa: Meridiano180.
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