Aunque hoy en día están en desuso, los Caminos de Ronda sirvieron hace siglos para unir una extensa red de torres de vigilancia que servían para vigilar desde la costa la posible llegada de asaltantes o embarcaciones peligrosas desde el mar. Hoy en día, algunos de estos caminos han sido recuperados para un uso público, como pequeñas rutas de senderismo que atraviesan playas, bosques costeros y bonitos acantilados, sirviendo para conocer la historia de su creación e incluso anécdotas acontecidas en algunos puntos.
El Camí de Ronda de Tarragona es una ruta circular de unos 20 kilómetros de longitud total, aunque mucha gente tan sólo recorre la parte de la ruta que atraviesa la zona costera hasta la Playa de Tamarit, de unos 8 kilómetros, y regresa a Tarragona en autobús o por el mismo camino. La excursión completa se puede realizar a pie durante unas cinco horas contando con hacer varias paradas para fotografiar los espectaculares paisajes que forman las playas de la zona. Si elegimos únicamente la parte de costa, podemos hacer sólo la ida en un par de horas.
Aunque lo ideal es realizar esta excursión en invierno, lo cierto es que se puede hacer en cualquier época del año, pero durante los meses de verano el fuerte calor puede hacer que no lo disfrutemos tanto o que nos quememos con el sol si no vamos bien preparados. Lo bueno es que en cualquier momento puedes adentrarte en una de las playas que se atraviesan para refrescarte y descansar un poco, y luego continuar la caminata más fresco.
El camino comienza a las afueras de Tarragona, al norte. Pasearemos por una playa larguísima llamada Platja Llarga, prácticamente caminando por la orilla del mediterráneo lo cual es muy relajante en épocas en las que las playas no están muy masificadas.
En algunos tramos, como el de la Punta de la Creueta que está al final de la Platja Llarga, la arena desaparece casi por completo aunque es posible caminar por las piedras que hay en la orilla, o introducirte en el bosque típico mediterráneo. Si decides bosque, tendrás sombra, pero también tendrás que subir algún pequeño desnivel que te permitirá hacer buenas fotos del mar desde las zonas más altas. Desde allí arriba podemos ver playas como la Cala Fonda, una de estas playitas casi desérticas por las que merece la pena dar un paseo para llegar hasta ellas.
Siguiendo el camino por el bosque llegaremos hasta la Torre de la Mora, pero antes atravesaremos la Playa de la Roca Plana, una playa nudista también bastante escondida. La Torre de la Mora es una de estas pequeñas edificaciones desde las que se vigilaba la llegada de embarcaciones desde el mar. No sólo se trataba de avisar de la llegada de piratas o ejércitos atacantes, también de barcos que pudieran traer enfermedades peligrosas para la población local.
En algunos puntos encontraremos antiguas canteras romanas. Durante la época en que los romanos ocuparon la Península, esta zona fue usada para la extracción de roca con la que se edificarían los edificios históricos de la ciudad de Tarragona, como el anfiteatro que hoy en día se mantiene en pie, y otros en diversas poblaciones de la provincia.
Durante muchos años no se ha podido continuar el camino original, pues atraviesa un camping y no se permitía el acceso, pero ahora ya es posible cruzarlo, pudiendo visitar la Torre de la Mora y evitando pasar por una zona de acantilados algo complicada. Cuando salgamos del camping pasaremos sobre la Playa de la Mora hasta una nueva torre defensiva: La torre d´en Segur, y un poco más tarde llegaremos a la Cala Jovera, casi a los pies del Castillo de Tamarit.
El castillo, construido en estilo románico a finales del siglo XII, es de propiedad privada y se utiliza para la celebración de eventos y bodas aprovechando su inmejorable ubicación pegado al mar. Tras bordearlo llegaremos hasta la Playa de Tamarit, donde termina la parte costera del Camí de Ronda y donde podemos aprovechar para tomar algo en los chiringuitos y restaurantes que hay al borde de la playa.
Una vez hayamos reposado, hemos de decidir si volvemos sobre nuestros pasos, tomamos un autobús que nos devuelva a Tarragona o continuamos la ruta por el interior. La última opción nos llevará a caminar por la orilla del Río Gaià hasta una pequeña presa desde donde nos desviaremos tomando algo de altura en busca de los restos de Castillo de Gaià, también conocido como El Castellot.
Un kilómetro más tarde llegamos al pequeño pueblo de Ferrán, cuyo castillo tampoco es visitable por lo que pasaremos de largo tras hacer algunas fotos en dirección al Camí del Colt de Médol, donde pasaremos por más canteras romanas que sí pueden ser visitadas y ya tomaremos el camino de regreso atravesando campos de olivos y pequeñas zonas boscosas en dirección a la Platja Llarga, punto de partida de la ruta.
Víctor Ferrando