La segunda Booktown de España está en la Costa Brava
Escrito por
04.02.2023
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Hay-on-Wye, en la británica Herefordshire (Gales), siempre fue una aldea modesta y desconocida para la mayoría de mortales, con apenas dos mil habitantes que vivían al margen de un turismo que casi siempre pasaba de largo del lugar. Pero en 1962, el librero Richard Booth abrió una librería de segunda mano en la localidad y aquello cambiaría las cosas para siempre. El éxito rotundo de esta bookshop —que llegó gracias al carisma, la tenacidad y el buen hacer de Booth— ejerció como un imán para otros libreros con ganas de alquilar locales, abrir persianas y llenar el pueblo de libros, amantes de la literatura, editores y autores.
En 1970, Hay-on-Wye contaba ya con 20 librerías (que aún hoy funcionan) y sería proclamado como primer Booktown (ciudad del libro) del mundo; Booth a su vez se autoproclamó rey del nuevo Kingdom of Books (reino de los libros) de Hay-on-Wye. A principios de los años 80 el periódico The Guardian organizaría en esta población un festival literario internacional que aún hoy sigue celebrándose anualmente con gran repercusión mediática y presencia de autores célebres además de otras personalidades destacadas del mundo de la cultura.
Hoy día Hay-on-Wye es todo un referente literario mundial, pero no es el único. Tras ella nacieron muchos otros Booktowns permanentes en Europa y más allá. Ahí están, por ejemplo, Ebeltoft, Ingstrup, Skorping o Torup, en Dinamarca; Sedbergh en Inglaterra y Wigtown en Escocia; Montereggio en Italia; Redu en Bélgica o Featherstown en Nueva Zelanda por mencionar solo algunos. En nuestro país, la villa medieval de Calonge i Sant Antoni, situada en el Baix Empordà (Costa Brava), es desde hace un año la primera ciudad del libro permanente de Cataluña y el segundo de España después de Urueña, en Valladolid, que presume de ser Villa del Libro desde 2007.
Calonge i Sant Antoni, la primera villa del libro de Cataluña
La iniciativa catalana arrancó del Ayuntamiento de Calonge i Sant Antoni que, con el objetivo de dinamizar el centro histórico —siempre menos concurrido que sus barrios más playeros— y apostar por un comercio de proximidad que girara entorno a la literatura, decidió hacer un llamamiento a libreros de todo el territorio para que se instalaran aquí. A la convocatoria contestaron más de 70 interesados de los que se escogieron siete propuestas que hoy son siete librerías independientes, cada una de ellas con un proyecto personal muy diferenciado del resto. Un año después, en Calonge, que tiene poco más de 10.000 habitantes, el panorama ha cambiado por completo.
En la calle y la plaza Major de Calonge se ubican tres de estas librerías, una de ellas es Rals Llibres (Major,13), tras la cual está Meritxell Rals. Una librera licenciada en Humanidades que, tras dedicarse toda una vida al mundo del libro por cuenta ajena, dejó Barcelona para cumplir su sueño y abrir su propio negocio en la Costa Brava. Rals Llibres es una librería generalista y ilustrada con sus estantes dedicados al ensayo y a la narrativa.
A poca distancia de Rals Llibres, ubicado en la casa en la que vivió el escritor local Pere Caner, se domicilia Calonge Còmics (Major, 27) especializada en cómic americano y europeo, manga y novela gráfica. Su ideólogo es Sergi Martínez, que a su vez es dinamizador socio-cultural y dirije una discográfica online. En Calonge Cómics, Sergi también tiene un pequeño apartado dedicado a los juegos de mesa.
En una esquina de la plaza Major, Libelista Calonge, es una librería generalista que ofrece libros en catalán, castellano, inglés, francés y alemán. Su alma es Belén Vieyra, quien a su vez es escritora (L’Ànima, Continuando el viaje, ¿La gloria eterna o la derrota incansable?) y editora. Belén organiza numerosos eventos —algo que también hacen el resto de librerías de la localidad— como clubs de lectura o vermuts literarios.
Si desde la plaza Major bajamos hasta la calle Rutlla, allí encontramos Cocollona (Rutlla, 6) con libros que giran entorno a la temática de la espiritualidad. El proyecto más místico de todos es idea del joven francés Thomas Dufrene, un apasionado de las técnicas espirituales como la magia ceremonial o el chamanismo, que también ofrece charlas sobre esoterismo y lectura del tarot.
Pegada a la Cocollona se ubica la Llibreria Orient (Rutlla, 6) capitaneada por Xavier Serra. Se trata de un proyecto cultural que incluye libros de pensamiento y medicina orientales, así como de artes y culturas asiáticas desde el Tíbet hasta Indonesia. Entre sus ofertas culturales se ofrecen lecturas y talleres, entre otros eventos que tienen a Oriente como centro temático.
Sin dejar la calle Rutlla, llegamos a Llibooks (Rutlla, 10) de Eva Salmoral, quien también regenta la librería Lectonauta en Sant Feliu de Guíxols. Ambos locales están especializados en literatura infantil y juvenil, una materia que Eva —que es Técnica en Jardín de Infancia y que ha dado varios cursos de literatura infantil— conoce muy bien.
En la misma calle encontramos La Viatgeria (Rutlla, 12) a cuyo timón están Cristina Vilà y Xavier Bastús, una librería especializada en libros de viajes que a su vez es también agencia de viajes. En ella se encuentran desde guías hasta mapas pasando por literatura de los cinco continentes y también toda una sección de ensayo dedicada a temas de actualidad como el cambio climático y la sostenibilidad.
Y, por último, otra librería que no estaba en el proyecto inicial, La Fàbrica (plaça major, 1) que acaba de abrir puertas demostrando que el proyecto de Calonge como Booktown va viento en popa. Su impulsora es Lídia Lobato, quien ha creado un acogedor espacio dedicado a los libros de música en el que también se ofrecerán conciertos, maridajes y catas de vino.
Libros y vinos
Cabe decir que junto a los libros —y el legado romano y medieval, senderos como el Camí de Ronda, las playas y calas…— también el vino es uno de los grandes activos turísticos y gastronómicos de Calonge i Sant Antoni. En la localidad se ubican tres productores que trabajan bajo el paraguas de la Denominación de Origen Empordà (Viníric, Clos d’Agon y Mas Eugeni) y 21 bodegas más que elaboran algo muy propio y característico de Calonge: el vino de pagès.
Se trata de un producto único elaborado por los agricultores locales siguiendo métodos ancestrales, esto es, que se madura en barriles centenarios, que no utiliza elementos exógenos como los sulfitos y que usa variedades locales que hace ya mucho se extinguieron en la península. Los vinos de pagès se venden en las masías, vienen sin etiquetar e —igual que sus hermanos de territorio, los vinos de la D.O. Empordà— son el complemento perfecto para una tarde de lectura.
Kris Ubach