La batalla de Bailén, la primera victoria española contra Napoleón
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16.02.2024
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Hay un lugar en Jaén cuyo nombre forma parte de la historia de España. Es Bailén, conocido por la importante batalla en la que las tropas españolas vencieron a las napoleónicas. Cuando hablábamos de las localidades españolas que están en el Arco del Triunfo de París, no mencionamos Bailén. Es lógico si pensamos que en torno a esa localidad jienense el ejército de Napoleón sufrió su primera derrota en una batalla en campo abierto. Una derrota que resonó por media Europa.
En mayo de 1808 los españoles se rebelaron contra los franceses, que ya no sólo se habían adentrado en la península, sino que la gobernaban oficial y militarmente. No en vano, José Bonaparte se convertiría en el rey de España, José I, el 6 de junio de ese año. Aquella guerra de nuestro país, con Inglaterra y Portugal de su lado, contra Francia, fue nuestra Guerra de Independencia, y este nombre refleja adecuadamente la situación de control que tenía Napoleón sobre la península Ibérica.
Napoleón se adelanta en Bailén
Mientras los españoles planeaban atacar a las tropas francesas de Dupont, este se adelantó y provocó la batalla de Bailén.
En julio de 1808, el general francés Dupont, con unos 20.000 hombres, estaba establecido en Andújar, con el mandato de Napoleón de controlar el sur peninsular. El bando español, a pesar de lo complicado de su situación, se las apañó para juntar 30.000 hombres y ponerlos bajo el mando del general Castaños. En gran parte eran fuerzas del ejército regular, pero también había otro tipo de unidades de milicias y voluntarios. Del lado español estaba también el general Teodoro Reding, que a pesar del apellido y de haber nacido en Suiza, era un oficial español.
Sobre el papel los napoleónicos tenían superioridad con su caballería y con su artillería. La infantería, los soldados de a pie, por decirlo de algún modo, era la superioridad que le quedaba al bando español. Pero veremos ahora que también del lado español estaba Bailén. Era julio, así que contra los franceses y contra los españoles estaba el sol.
Andújar, donde estaba Dupont, estaba a menos de 50 kilómetros al noroeste de Bailén, y cerca de allí tenían que unirse las tropas de Castaños y las de Reding, para luego atacar en dos frentes a los franceses, formando una tenaza.
Pero la noche del 18 al 19 de julio, el ejército de Dupont salió de Andújar camino de Bailén, dejando así sin efecto los planes españoles de combatir en Andújar. Reding había colocado parte de sus fuerzas en algunas colinas cercanas a Bailén, para controlar el acceso a la localidad y asegurar la zona. Lo había hecho como precaución, antes de partir hacia Andújar para atacar a los franceses. Pero ahora estos venían hacia él, algo que Reding no esperaba.
El general Verano
Si se habla del general Invierno como ayuda de los rusos contra Napoleón, en España fue el general Verano el que jugó su papel.
Contra Reding y Dupont, estaba también el paso del tiempo. Por la retaguardia del francés amenazaban las tropas del general Castaños, y por la retaguardia del español, de Reding, las del general Vedel, un francés que se acercaba desde La Carolina.
Antes de que llegara el amanecer, se produjo el primer encuentro entre las vanguardias de ambos ejércitos. En ese primer momento los franceses arrollaron a los españoles, que tuvieron que retroceder. Reding, al oír los disparos, ordenó a todos ponerse en guardia al momento, e incluso pudo reorganizar a las tropas que estaban retrocediendo.
Después de esas primeras horas, comenzó un intercambio artillero y llegaron los primeros ataques contra unas líneas ya formadas. Pero sin grandes resultados. Las líneas de unos y otro se mantuvieron estables a pesar de los intentos por romperlas, y durante ese estancamiento de las líneas fue subiendo sol y entrando el día. Además, dado que la lucha había comenzado en plena noche, las horas de combate se iban sumando.
A mediodía, el propio Dupont encabezó un intento de asalto acompañado de lo mejor que tenía a su alcance. Sabía que Castaños se acercaba y que el cansancio jugaba contra él. Las líneas españolas resistieron una vez más el empuje francés, y además el propio Dupont salió herido del ataque.
Hemos dicho medio día, Jaén y 19 de julio. Se estima que las tropas estaban combatiendo a unos 40 grados de temperatura. Al estrés de la batalla se unía el calor y el humo de algún incendio que se había producido con la lucha. Pero los españoles tenían una carta en su mano que marcó la diferencia.
Bailén fue una ayuda esencial para que los españoles resistieran hasta que los franceses se agotaron.
Tenían en su retaguardia, y cerca, Bailén. Los soldados de Napoleón se dispersaban para buscar agua, porque la sed se les hacía ya insoportable a aquellas alturas del día. Aquí la tradición popular habla de la Noria de la Huerta de San Lázaro, que estaba entre un ejército y otro, en tierra de nadie, y a donde se dice que se lanzaron corriendo algunos franceses con el deseo de morir allí, y salir así del infierno, y resucitar en París
Lo cierto es que el desorden, el desánimo e incluso las deserciones fueron apareciendo en el lado francés, llegando a un punto en el que la única salida para ellos era la rendición. Dar la batalla por perdida. Además, Castaños ya estaba cerca y Dupont quedaba así encerrado entre Reding, al frente, y Castaños, a su espalda.
Hablábamos del sol y de la urgencia como factores determinantes en la batalla de Bailén. Pero también el propio Bailén fue clave. Como decíamos, estaba cerca de las tropas españolas, por lo que estos tenían así un suministro de agua. Agua para refrescar a los soldados y para refrescar a los cañones, algo que los franceses no podían hacer. La historia cuenta la anécdota de María Bellido, una mujer que llevó un cántaro de agua para los soldados, y mientras daba de beber a Reding una bala francesa atravesó el cántaro. A pesar de ese disparo cercano y del riesgo, María siguió dando de beber a los soldados a lo largo del día.
En el escudo de la localidad se puede ver un cántaro con un agujero. Ahora ya conocen por qué. Además, el escudo tiene el águila, símbolo de Francia, colgado boca abajo.
El día 22, cerca de Villanueva de la Reina, se firmaron las capitulaciones ante el general Castaños, con duras consecuencias para los franceses. Las tropas de Napoleón, que tenían un historial mítico de victorias por toda Europa, entregaron sus banderas al ejército español, en un lugar conocido como la Venta del Rumblar. Aún quedaba mucha guerra por delante, y con épocas muy desfavorables para los españoles, pero al menos se había demostrado que los franceses no eran invencibles.
La «Calle Bailén» en las principales ciudades
En las principales ciudades de España hay una calle Bailén, por ley, en recuerdo de este día.
La localidad de Bailén recibió por su ayuda en la batalla el título de Muy noble y leal. Sus habitantes, todos, mujeres, niños, ancianos… recibieron la medalla de oro con el lema Al valor y la lealtad. En 1850 se le concedió el rango de ciudad, y se obligó a que todas las localidades de España de más de 10.000 habitantes tuvieran entre sus calles principales una que se llamara Bailén.
El enfrentamiento de aquel julio de 1808 tiene aún hoy su presencia. Se pueden visitar en Bailén los escenarios del combate, muchos de los cuales están integrados en las calles de la localidad por el crecimiento de esta. Una muestra más de lo cerca que estaba del centro del combate.
Cada año en octubre se hacen en la localidad recreaciones de aquel día de julio de 1808. Los uniformes napoleónicos siguen siendo un espectáculo digno de ver, llenos de colores y de detalles.
En Bailén hay un museo sobre la batalla, que curiosamente está situado en la calle Pérez Galdós. Precisamente el cuarto de los Episodios Nacionales del magnífico escritor lo dedicó a este hecho clave de la historia de España.
Manuel Jesús Prieto