Uno de los mitos más extendidos, vía expresión popular, es que uno puede sudar como un cerdo. En realidad, los cerdos no sudan porque carecen de glándulas sudoríparas (así que si uno suda con un cerdo, en realidad no lo hace).
Y aquí viene el siguiente mito: que los cerdos son muy sucios, cuando en realidad son muy limpios. Lo que sucede es que, habida cuenta de que no pueden sudar (lo que sirve para refrescar el cuerpo cuando hace calor), los cerdos deben rebozarse en el barro fresco para regular su temperatura corporal. Algo que, por cierto, también hacen los elefantes.
“Sudas como un cerdo” o “eres un cerdo” son expresiones que han entrado a formar parte de nuestro acervo lingüístico de una forma tan profunda que ni siquiera la realidad científica es capaz ya de hacerlas desaparecer.
Si continuamos con la analogía lingüística, cuando son los seres humanos (que sí tienen glándulas sudoríparas) los que se rebozan en barro, entonces asistimos a una suerte de sesquipedalismo: crear palabras por derivación innecesaria de un verbo, un adjetivo o un sustantivo para ser más rimbombante: intencionalidad por intención o tensionamiento por tensión.
Así sería la fangoterapia, en parte. Porque la simple diversión de enfangarse deriva en algo más pomposo y sofisticado que en realidad tiene muy poca relevancia.
Fangoterapia
La fangoterapia no es algo nuevo. En realidad, es un antiguo remedio para desintoxicar y limpiar los órganos, glándulas y músculos a través de la piel, que es nuestro órgano más grande. Dicen sus defensores que incluso la fangoterapia se usaba en el antiguo Egipto para tratar inflamaciones, úlceras o quemaduras.
Pero ¿cuánto hay de cierto en todo esto? ¿Qué dice la ciencia al respecto?
Seamos claros desde el principio: la fangoterapia es una medicina alternativa o pseudociencia. Es decir, que los supuestos beneficios de esta práctica no han sido lo suficientemente validados a nivel científico y tampoco han logrado superar los suficientes controles. Así que la mayoría de los supuestos beneficios de los baños en barro son solo suposiciones que no se han probado todavía, o son sencillamente fruto del efecto placebo (un cambio positivo en la persona debido a la autosugestión que nada tiene que ver con un acto médico).
Con todo, algunas propiedades sí que parecen haberse revelado como útiles según refieren algunos escasos y puntuales estudios científicos. En estos estudios se ha utilizado lodo marino, que se compone de porciones orgánicas e inorgánicas. La porción inorgánica es rica en minerales que reflejan la composición del mar del que se deriva. La porción orgánica es principalmente ácido húmico y comprende desechos de plantas y animales en descomposición.
En los tratamientos de peloterapia (el uso de envolturas de lodo o compresas de lodo que generalmente se calientan antes de aplicarlas sobre la piel) hay ciertos efectos beneficiosos en la artritis y otros problemas de las articulaciones.
Sin embargo, en esta clase de problemas de salud es muy habitual que la predisposición del paciente y otras influencias psicológicas puedan contribuir al efecto placebo, así que resulta difícil saber hasta qué punto los beneficios se deben concretamente a la peloterapia.
El lodo marino también es un agente cosmético popular, y por ello se usa en tratamientos de spa, incluidos exfoliantes faciales, máscaras, envolturas corporales, tratamientos para la celulitis y tónicos corporales. Los beneficios para la piel del lodo marino incluyen hidratación, restauración del pH de la piel y mejora de la circulación.
Se ha promocionado el lodo marino como sustancia que mejora el acné activo, y también se le adjudican beneficios antienvejecimiento.
Una evaluación del lodo marino de Corea mostró que el ácido húmico de la porción orgánica del lodo era responsable de las propiedades de retención de agua, mientras que los minerales del lodo demostraron una actividad antiinflamatoria significativa. Los minerales incluyen sodio, magnesio y zinc. Por consiguiente, tanto las sustancias orgánicas como las inorgánicas pueden proporcionar beneficios para la piel.
También hallazgos recientes basados en una revisión sistemática de diversos estudios destacan, además de los beneficios asociados a varias afecciones reumáticas y dermatológicas, una contribución significativa al microbioma de la piel (millones de microorganismos que habitan en nuestra piel).
Los cinco estudios revisados, sin embargo, tienen datos muy limitados. Se requiere más investigación al respecto para entender mejor cómo afectan los lodos al microbioma de la piel, lo que también permitirá ampliar sus indicaciones.
En definitiva, los baños de lodo pueden ser positivos en algunos aspectos, aunque de momento todo lo referido sea bastante circunstancial y limitado. Los grandes beneficios terapéuticos hay que tomarlos con cierto escepticismo.
Sin embargo, la experiencia, limitada a la experiencia lúdica, es muy recomendable y hasta relajante. Siempre que no tropecemos en el sesquipedalismo.
Sergio Parra
Hola Sergio,
Me permito compartir mi experiencia y mi punto de vista.
Creo que es una pena que no se hagan más estudios científicos, mi abuela llegó a un balneario de Granada en silla de ruedas y con las manos retorcidas. Salió de alli en perfecto estado por su propio pie después de 1 mes con tratamiento de baño de barro en todo el cuerpo envuelto en mantas de lana para sudar. Un médico iridiologo me mandó hacer cataplasma de barro para desintoxicar el hígado y el resultado fue igual, en los dolores de todo tipo es muy efectivo. Ojalá la gente que sufre de artritis reumatoide supiera que no necesita tomar tanto químico que solo palia los síntomas y no cura, puede que no sea demasiado interesante que se divulgue para los intereses de las farmacéuticas.
Un saludo