De skate-park a bar: nuevos usos en antiguas iglesias desacralizadas
Escrito por
04.07.2024
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La vida es cambiante y hay que saber adaptarse a los tiempos. Y lo que parece que es para siempre, también desaparece… O, al menos, se transforma. Es lo que ha pasado con muchas iglesias de nuestra geografía. Aunque suene increíble, los cambios de manos de las propiedades y otras cuestiones han hecho que lo que antaño era un lugar espiritual de culto, hoy tenga usos tan diversos como un skate-park o un bar.
Iniciamos un viaje de lo más peculiar por antiguas iglesias desacralizadas que hoy son templos, pero de otras materias un tanto alejadas de lo trascendental: de gastronomía, del deporte urbano, de la cultura popular, de la música…
El restaurante La Cúpula de Alcalá de Henares (Madrid)
Si quieres recrear algo parecido a “La última cena” en un lugar tan apropiado como pintoresco (¡pero sin el trágico final bíblico!), puedes hacerlo en un restaurante que te pondrá en contexto: La Cúpula, en Alcalá de Henares. Se trata de un establecimiento en el que comer platos típicos de la cocina tradicional castellana, como espárragos trigueros asados, deliciosas croquetas, foie o solomillo de cerdo… En la iglesia del antiguo convento de los Capuchinos.
La construcción del edificio data del año 1618 gracias al impulso de varias órdenes religiosas y su arquitectura de antaño hoy es el gran atractivo del restaurante La Cúpula. De hecho, del colegio-convento original, en la actualidad solo queda la iglesia, que es una de las más bonitas del barroco de este municipio y que se ha restaurado para convertirla en lo que es hoy, un espacio gastronómico abierto al público.
Está enclavado en un entorno muy cultural, junto a la Universidad Complutense y el Teatro Cervantes. Un espacio soberbio en el que puedes llegar a comer, incluso, en el lugar donde estaba el altar mayor de la antigua iglesia.
El skate-park ‘Kaos Temple’ de Llanera (Asturias)
La iglesia de Santa Bárbara de Llanera, en Asturias, se erigió en 1912. Apenas estuvo unos años en funcionamiento, hasta que quedó abandonada tras la Guerra Civil. Así permaneció varias décadas, hasta que en 2007, un joven empresario de Oviedo, Ernesto Fernández, decidió comprarla para crear un espacio multiservicios.
Entonces llegó la crisis financiera mundial y sus deseos se fueron al traste. Bueno, no totalmente, ya que su idea se transformó en un “templo” –en el sentido literal de la palabra- para los amantes de su deporte favorito, el skate. Creó el colectivo Church Brigade e invirtió buena parte de sus ahorros en materializar su deseo.
Así, reparó los cristales que estaban rotos, restauró la fachada, eliminó las goteras del edificio y montó una pequeña pista de skate. El éxito fue tal, que pronto se amplió hasta lo que es hoy, un sueño para skaters dentro de una antigua iglesia. La iniciativa llegó a atraer al artista Okuda San Miguel, cuyo característico colorido acompaña hoy a los skaters que se acercan al lugar, rebautizado como ‘Kaos Temple’. Se mantienen la estructura, las bóvedas y las cristaleras originales del siglo XX.
Nota: Actualmente está cerrada al público por reformas.
El monumento San Pedro Cultural de Becerril de Campos (Palencia)
El pueblo de Becerril de Campos tiene hoy 756 habitantes, según el Instituto Nacional de Estadística; Sin embargo, llegó a tener más de 3.000 a finales del siglo XIX. Es uno de los que ha sufrido el éxodo rural, agraviado especialmente a partir de los años 60 del siglo XX. Este es el motivo por el que muchas antiguas iglesias dejaron de prestar oficio y se abandonaron.
Aquí también pasó. La iglesia de Becerril de Campos, originaria del siglo XII, dejó atrás la majestuosidad de sus robustos y altos muros y se quedó en un estado de ruina total. Hasta que el ayuntamiento y la Diputación de Palencia decidieron volver a alzarla y crear lo que hoy se conoce como San Pedro Cultural, un “monumento” estelar inaugurado en 2015 y que se convirtió, entonces, en el tercer lugar más visitado de la provincia. Un auténtico referente del turismo rural.
Hoy es un centro cultural municipal que alberga una colección permanente, así como diferentes tipos de actividades, como jornadas solidarias, teatro, conferencias, presentaciones de libros, conciertos, catas y maridajes, etc.
La Casa de la Cultura San Agustín de Azpeitia (Guipúzcoa)
El pueblo de Azpeitia, en el interior de Guipúzcoa, tiene uno de los grandes atractivos turísticos de la provincia relacionados con la religión: el monumental Santuario de Loiola. No muy lejos está el casco urbano del municipio, donde se asienta lo que en su día fue el convento de San Agustín, que data de finales del siglo XVI. Fue en 1840 cuando los agustinos dejaron el templo y, dos años más tarde, pasó a ser de titularidad pública en el momento de las desamortizaciones.
Durante su larga historia, este templo ha tenido varias funciones: ha sido iglesia y convento, pero también ha albergado oficinas y salas municipales, ha sido escuela para niños y refugio y cuartel. El vecindario llegó a solicitar que sus dependencias se pudieran utilizar como alhóndiga, carnicería e incluso pescadería.
El último movimiento llegó en 1998, cuando el Ayuntamiento de Azpeitia decidió convertir la antigua iglesia en un centro cultural municipal. Tras unos años parado, acabó abriendo sus puertas en 2010 y, un año después, asumió su gestión Kulturaz Kooperatiba, compuesta por grupos y creadores culturales. En la actualidad, acoge todo tipo de eventos culturales con una barra con bebidas y comida.
Auditorio en el convento de Sant Francesc de Santpedor (Barcelona)
Acabamos esta ruta por iglesias desacralizadas en el convento de Sant Francesc de Santpedor, en la provincia de Barcelona. Construido en el siglo XVIII por monjes franciscanos, pronto quedó abandonado y saqueado por la Desamortización de Mendizabal, hasta el punto en que se demolió en gran parte el año 2000.
Apenas quedó en pie la antigua iglesia, en muy mal estado, que se decidió rehabilitar y transformar en un auditorio y equipamiento cultural para el municipio en 2012. Un espacio en el que hoy, quién sabe, quizás logremos ascender al Reino de los Cielos a través de la música.
Raquel Andrés