Almáciga, el proyecto de María Sánchez para conservar las palabras del mundo rural
Escrito por
16.02.2021
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María Sánchez lucha por la conservación del mundo rural con sus manos y con sus palabras. Además de ser veterinaria de campo, es una escritora de poesía y ensayo cuyos libros han sido traducidos a diversos idiomas como el inglés, el francés o el polaco, entre otros. Asimismo, también colabora en medios de comunicación difundiendo la idiosincrasia de la vida en el campo además de otros temas como la literatura o el feminismo.
En su labor como albéitar, trabaja con razas autóctonas en peligro de extinción y defiende activamente formas de producción alternativas como la agroecología. Como escritora, tiene tres títulos publicados: el poemario Cuaderno de campo (La Bella Varsovia, 2017) y los ensayos Tierra de mujeres (Seix Barral, 2019) y Almáciga (Geoplaneta, 2020).
Este último va más allá de las páginas y se ha trasladado a una web que la autora define como “semillero de palabras”. Un proyecto que recoge palabras y expresiones propias del mundo rural para que no desaparezcan cuando falten los mayores que aún las utilizan.Las acompañan las ilustraciones de Cristina Jiménez.
Y nadie mejor para explicar su iniciativa que la propia escritora, que ha concedido un rato a Escapada Rural, pese a que su agenda está más que apretada.
-El proyecto Almáciga es una continuación de su libro homónimo. ¿Cuándo y cómo surgió la idea de escribirlo?
Almáciga surge por varios momentos que se cruzan en mi vida. En el libro cuento un poco cómo surge y por qué necesito llevarlo a cabo. Por ejemplo, trabajando de veterinaria en el campo con personas de diferentes provincias y comunidades, me daba cuenta de que usaban palabras diferentes para llamar a una tarea, a un pájaro, a un apero… y que muchas de esas palabras no las conocía. También, con mi abuela, que ya es muy mayor, no dejaba de decirme que su forma de hablar, sus expresiones y sus palabras que muchas yo no conocía, que había interiorizado en mí sin preguntar el significado, se irían con ella el día de su muerte, desaparecerían.
Hace 3 años hice la primera intervención de Almáciga en el Festival Bañarte, en Baños de Río Tobía, un pueblo de La Rioja. Colgué en un campo de alfalfa en flor, en tenderos, palabras de nuestros medios rurales en diferentes lenguas, y pusimos una mesa en el centro con un cuaderno en blanco para quien pasara por allí y si le apetecía, dejara sus palabras favoritas. Desde ahí, Almáciga no dejó de crecer. Me empezaron a llegar palabras en mis charlas y presentaciones, por correo electrónico y redes sociales, y ahí empezó a rondar la idea del libro.
En mi libro Tierra de Mujeres, ya cuento acerca de esas palabras que voy recogiendo y por qué es tan importante para mí. Siempre tuve claro que Almáciga no podía quedar en un libro cerrado, que tenía que ser abierto, porque no es un diccionario ni pretende sentar cátedra. Es una excusa, una vereda que se continúa para que entre todos pongamos en valor la cultura y el patrimonio de nuestros medios rurales.
-La acogida del libro ha sido o está siendo muy buena ¿Cómo está siendo la del proyecto en la web?
Estoy muy contenta con la acogida y el cariño de la gente con este libro y con los dos anteriores. Me siento muy cobijada entre los lectores y las lectoras. Lo mismo en la página web, todas las semanas recibo palabras. Como no quiero que la web se convierta en un diccionario, quiero que haya textos, entrevistas, más adelante audios y vídeos… y mi trabajo principal es de veterinaria, voy muy lentita creando y compartiendo contenido. Pero no quiero hacer algo fruto de la inmediatez y presión. Quiero disfrutar con este proyecto y que crezca poco a poco.
-¿Cuántas aportaciones ha recibido hasta el momento?
Pues cerca de cien, ya te digo, está siendo una locura. Muy contenta y con ganas de ir poquito a poquito y que este semillero colectivo crezca, no solo de palabras, sino de historias, vínculos, territorios y personas.
-¿Hay alguna zona de España desde la que le hayan llegado más palabras/historias?
No te sabría decir, porque me llegan prácticamente palabras de todos lados y de todas las lenguas.
-¿Tiene algunas preferidas?
En el libro las palabras que aparecen son una selección, son mis favoritas. En la web, me han tocado mucho las palabras Recossirar, Aparadora y la expresión Passar la nit pels armaris por todo lo que significan y conllevan.
-¿Cree que las palabras del medio rural conseguirán sobrevivir?
Me gustaría creer que sí, ahora que en tiempos de pandemia e incertidumbre miramos a los márgenes y queremos volver a los pueblos. También me gusta pensar que las palabras se adaptan y siguen creciendo con nosotros.
-Cristina Jiménez es la ilustradora ¿Cómo entraron en contacto y decidieron trabajar juntas?
A Cristina la seguía en redes y quedé prendada de su trabajo. En 2019, para el Manifiesto de las mujeres rurales que sacamos mi amiga Lucía López Marco y yo para el 8 de marzo, le encargamos la ilustración y nos encantó. A partir de ahí supe que tendríamos que hacer algo juntas y, cuando surgió la idea de llevar el semillero en papel, la primera que apareció en mi cabeza fue ella.
-Si Almáciga crece ¿piensa en una segunda parte del libro?
No quiero cerrarme a nada, tengo muy presente siempre eso de “esta agua no beberé” … pero tengo tanto pendiente y tantas ideas con la página web que por ahora no pienso en ello. Estoy en un momento en el que he vuelto a escribir poesía y quiero acabar un libro.
Carmen López