18 casas rurales con chimenea para embobarte con el chisporroteo

Hay que ver lo que nos llama una buena hoguera en invierno. Hay quien dice que no es sólo por el calor contra el frío, sino por la cosa genética: la seguridad de la tribu en torno al fuego en aquellas noches de la Prehistoria.

El motivo tampoco importa tanto: en cuanto vemos las chimeneas de estas casas rurales ya podemos sentir la calidez, el bienestar. Primero de un lado. Ahora del otro, que esta mejilla ya está hecha. Y así, entre charlas, van pasando las horas al calorcito en una casa rural con chimenea.

Cas do Mestre (Pontevedra)

La estampa de la casa rural Cas do Mestre no puede ser más sugerente. O sí: con dos personas en el sofá, otra tocando esa guitarra, un niño durmiendo sobre las piernas de alguien y alguien más cerquita de la chimenea, abstraído. El milagro se encuentra en A Lama, Pontevedra. Se trata de “una antigua escuela del rural gallego”, más de dos siglos en sus paredes y esa restauración al detalle, llevada a cabo en 2004.

Casa la Ciega (Cáceres)

Casa la Ciega es el lugar ideal para dar la bienvenida al frío. Este coqueto alojamiento datado del siglo XIX está en las afueras de Cuacos de Yuste, rodeado de robles y praderas. Durante tu estancia podrás disfrutar de una taza de chocolate caliente alrededor de la chimenea y en buena compañía. Entraron ganas, ¿verdad? ¡Reserva ya!

Behin Batean (Navarra)

Ziga, un pueblo de Navarra, ha visto cómo se disponía una de las casas rurales con más encanto de la Comunidad Foral. Behin batean es un típico caserío aislado en el paisaje pirenaico, con 450 m2 de modernidad y tradición. Esa chimenea es el símbolo del bienestar, pero no dice nada de los talleres de cocina que se organizan, los de percusión, de ikebana o los paseos a caballo. Eso sí, dice mucho.

Casa Canedo (León)

Ante la lumbre de Casa Canedo se contaron historias desde los años 20. Es la casa, rehabilitada, de los abuelos de Luis Fernández Canedo, el propietario del alojamiento. El respeto emocional y un destacado interés por ofrecer todas las comodidades a los viajeros se han declarado elementos formidables. La combinación es ilusionante. Al calor de la chimenea, brindarás con tus amigos y recordarás viejas historias. Ya verás.

La Almazara de Valdeverdeja (Toledo)

¿Qué es esta imagen de bienestar? ¿De qué se trata este conjunto romántico tan idílico? Pues se trata del alojamiento rural La Almazara de Valdeverdeja. Con una sola foto han conseguido despertar nuestra imaginación. La mayoría estamos visualizándonos allí metidos, o embobados con el chisporroteo de la chimenea o atentos y curiosos con las burbujas del jacuzzi.

Mas Rovira (Girona)

Hace tiempo incluimos a Mas Rovira en un post sobre las casas rurales románticas que no podían fallar. Es tal la fuerza de su encanto, que también entra por méritos propios en la lista de alojamientos con chimeneas magnéticas. La chimenea de Mas Rovira es casi tan grande como la cama de matrimonio. El conjunto es una masía del s. XVI rehabilitada y repensada para parejas. El entorno, por si fuera poco, es de lo más bucólico.

Xenborda Baserria (Navarra)

Xenborda Baserria es un caserío típico de montaña de Navarra. Está aislada en la naturaleza, rodeada de bosques. En invierno llega ese fresco ideal para mirarlo desde la ventana al calor de la lumbre. Jose Mari, el propietario, se «echó al monte» buscando esa sensación: la plenitud. Y ahora que la ha conseguido, la quiere compartir. Un buen punto de partida para charlar en torno a la chimenea.

Casa rural Abejaruco (Ávila)

Mientras alguien lee, otros dos se confiesan amor eterno entre cuchicheos frente a la lumbre. La escena ocurre en la casa rural Abejaruco, en el Parque Natural de Gredos, en la vertiente Sur. No todo va a ser chimenea en una finca de 16.000 m2: huertos, frutales, castaños, agricultura ecológica. Por tener tiene hasta pista de pádel.

Casa rural Spa El Rincón de Monasterio (Guadalajara)

¿Ya te has metido en el jacuzzi mirando a la chimenea con la imaginación? Bien, nosotros hemos hecho lo mismo. La Casa rural Spa El Rincón de Monasterio ha conseguido crear un producto exclusivamente para parejas. Por tener, tiene hasta sillón tántrico, velas con forma de corazón, sauna finlandesa… En fin, todo lo que has imaginado, otra vez.

Casas cueva Cazorla (Jaén)

Vivir en una cueva es una experiencia. Tiene Wi-Fi, jacuzzi en el dormitorio y está en la sierra de Cazorla, en Jaén. ¿Qué pensarían los hombres de la Prehistoria? La temperatura es perfecta, eso seguro: el calor de la chimenea se mantiene en la cueva. Las Casas Cueva Cazorla llevan al viajero bajo tierra con todas las comodidades imaginables y con una decoración arabesca de cosecha propia.

La Rasa (Ávila)

La chimenea de la casa rural La Rasa es 360º. Uno puede ponerse en cualquier lugar de su perímetro para que lleguen sus bondades a la piel. Ocupa el lugar central que le corresponde a una chimenea de una casa de de la sierra de Gredos, en Ávila, cuando aprieta el invierno. Cómo se mira el frío desde la ventana es un truco para disfrutar emocionalmente de la chimenea. Pero con encantos así, no hace falta ningún truco.

Casas Pontesarelas (A Coruña)

Las Casas Pontesarelas son dos casas rurales situadas en Santiago de Compostela. Una de ellas está muy cerca de la afamada catedral. La más grande de las viviendas es perfecta para disfrutar de la naturaleza y de su jardín. Ambas cuentan con chimenea para mantener la casa caliente durante el invierno. Además, hay una gran estantería con variedad de libros para relajarse leyendo junto al fuego. Acepta mascotas y ofrece asesoramiento todo el día de lugares a visitar y actividades de la zona.

Casa rural La Portellada (Huesca)

En apenas dos pasos vas a disfrutar de cuatro elementos indispensables para aumentar tu nivel de satisfacción y comodidad: la cama, el jacuzzi, la chimenea y el desayuno frente a la ventana, que da a la naturaleza. Esto es vida. En Casa Rural La Portellada lo saben. Y si por cualquier cosa quieres salir de este espacio (tendrás tus razones) ahí está el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara. ¡Casi nada!

El Racó de Madremanya (Girona)

Como hablamos de chimeneas y casas rurales hemos escogido esta imagen para el Racó de Madremanyà, pero podríamos haber escogido cualquier otra. Por la noche ilumina el fuego la estancia, pero por el día es el Sol de l’Empordà, de la Costa Brava, en Girona, el que lo abarca todo. Este es un hotel con encanto envuelto por la naturaleza mediterránea. El jardín de Madremanyà es sólo una extensión de esa envoltura.

Casa Os Tilos (A Coruña)

Situada también en Santiago de Compostela (a 3km del centro) esta casa rural de lujo ofrece jardín, chimenea, biblioteca y jacuzzi. También dispone de un amplio comedor donde disfrutar de la gastronomía gallega junto a la familia o los amigos. En Casa Os Tilos ofrecen al viajero información y asesoramiento sobre qué visitar en los alrededores, dónde comer y qué actividades se pueden realizar para sacar el máximo partido a tu escapada.

Casa del Batlle (Lleida)

Casa del Batlle es una alojamiento precioso. Está en un pueblito pequeño, con mucho encanto, en la naturaleza de los Pirineos, a 7 minutos del Vall de Boí. Casa del Batlle fue un antiguo pajar de 1913. Hoy, son tres alojamientos rurales idílicos. Su chimenea invita a la reflexión, a la charla y al descanso. ¡Con el fresquito que hay en los Pirineos en estas fechas!

Casa Rural Tía Salomé (Castellón)

En en pueblo de Sant Jordi, muy cerca de las playas de Vinaroz, Peñíscola, Morella o las Tierras del Ebro, está la Casa Rural Tía Salomé. Una vivienda con capacidad para 6 personas con chimenea en el salón. Admite animales, pues aunque está en el casco urbano, dispone de jardín y una gran terraza. También tiene barbacoa para disfrutar del buen tiempo.

Chimenea de Casa de Alicia (Pontevedra)

La Casa de Alicia es perfecta para descansar durante la 4º etapa del Camino de Santiago portugués. Está en Moraña, Pontevedra, en una finca cerrada de 2.000 m2 donde no falta el tradicional hórreo gallego ni la barbacoa. Dentro de la casa, en el salón, la gran protagonista es la chimenea. Allí podremos tener eternas veladas bajo la luz de las llamas, mientras entramos en calor.