6 comunidades en las que hacer una ruta de la tapa gratis

La tapa gratis, ese Santo Grial codiciado por un porcentaje muy elevado de españoles (la sorna de que en el país hay un bar por habitante viene por algo), que dedican parte de su tiempo de ocio a pedir otra ronda.

El origen de la costumbre de poner algo de comer con la bebida –generalmente alcohólica, para qué engañarse– no está del todo claro, pero existen muchas historias acerca del tema, casi todas protagonizadas por algún miembro de la monarquía. No hay muchos documentos que acrediten estas teorías, así que casi podrían categorizarse como leyendas pero todas parecen probables. Al menos si no se analizan demasiado.

Hay quien dice que Alfonso X ‘El Sabio’ fue el que tuvo la genial idea de decretar que con el vino debía servirse algo para comer. Así, los parroquianos –él incluido– “forraban” el estómago y el alcohol no les emborrachaba tan rápido. La bebida se servía con el plato de comida encima, haciendo la función de una tapa. De ahí el nombre. Podría ser cierto ¿por qué no?

Otros afirman que Alfonso XIII, de ruta oficial por Cádiz, se paró a tomar un vino en un bar de la zona. El viento soplaba fuerte aquel día y la arena entraba en el bar con el peligro de acabar dentro de las copas. Por eso, el tabernero le sirvió la bebida con una loncha de jamón haciendo, evidentemente, de tapa. También se especula sobre si, en lugar de la ventisca, las que amenazaban con estropear el caldo eran unas moscas que rondaban por allí. De nuevo, podría ser cierto ¿por qué no?

Asimismo se afirma que fue una manera de servir comida en tiempos de la Guerra Civil en los que la escasez de género era habitual y por otro lado que su sitio de origen real es Andalucía. La inmigración hizo que esa fantástica costumbre se implantase por el resto del país. Pues también podría ser.

Pero hay dos formas de “ir de tapas”. Una es pagando por ella y la otra es a la caza de la gratuita. Hay en comunidades en los que la segunda opción ni se contempla más allá de un platito con patatas fritas de bolsa o unos cuantos cacahuetes. Pero ni hablar de embutidos, pan u otras exquisiteces a 0 euros. Eso no quiere decir que comer en el bar sea un dolor para el bolsillo, posiblemente las tapas o pintxos (en el País Vasco) tengan un precio más que económico.

El tema de que la tapa sea gratis aporta la emoción de encontrar el sitio en el que sirvan las mejores y, generalmente, más abundantes. Teniendo en cuenta que es una deferencia para con el cliente por parte del hostelero, no es plan exigir ‘nouvelle cousine’. Normalmente se trata de fritos como croquetas o alitas de pollo, empanadillas o “pan con algo”. Lo mismo que en algunos sitios es casi imposible encontrar un bar en el que la bebida venga acompañada, en otros es casi un sacrilegio que esto no suceda.

Si a nadie le amarga un dulce, como dice el refranero popular, nadie le hace ascos a un regalo culinario. Estos son algunos de los sitios en los que se la tapa gratis está asegurada.

Asturias

No se da en todas las ciudades o pueblos, pero la costumbre ha ido calando poco a poco. En Oviedo, por ejemplo, en el bar Manolín Campa las bandejas con salchichas, costillas o croqueta pueblan la barra y se acercan a las mesas constantemente. Y, por poner otro ejemplo, en Villaviciosa el dueño de El café de Vicente obsequia a los clientes con pinchos de una tortilla de patata que es famosa en el pueblo y alrededores. Y además para los que prefieren tomar café, tiene trocitos de bizcocho preparados. 

Galicia

Aquí las tapas gratuitas sí que son tradición. Es casi imposible pensar en la posibilidad de que la bebida llegue a la mesa sin acompañamiento. En Santiago de Compostela el bar Moha es uno de los célebres gracias a su tortilla de patata. En Lugo la Taberna Daniel es referencia y en Vilagarcía de Arousa es de rigor hacer una parada en el Madia Leva.

Castilla y León

Es otra de las comunidades en las que los amantes de la tapa gratis vivirán momentos de gozo extremo. En Ponferrada es famoso por sus pinchos El Otro Bar. En León es tradición hacer ruta de cortos y tapas por el barrio Húmedo, aunque el barrio Romántico (al lado, están separados por la calle Ancha) también tiene sus grandes estrellas como el Camarote Madrid, donde el platito de paella es habitual. Pero vamos, sería tener muy mala suerte si se consume en algún sitio y la tapa sin coste no aparece.

Castilla-La Mancha

La tierra de Cervantes también es generosa. Por ejemplo, en Alcázar de San Juan el bar La Tercia agasaja a sus clientes con croquetas de gachas (dignas de probar si no se conocen). En Toledo se puede visitar El bar de la esquina, que además de tapas gratis ofrece unas vistas privilegiadas. La bodega de San Basilio de Cuenca también encaja en esta lista de tesoros hosteleros.

Madrid

En la comunidad en la que empezar a tomar cañas por la mañana es algo normal, es necesario llenar el estómago con sólidos para no acabar cantando a la hora de comer. En el bar Pintan Tapas los platos que acompañan a las bebidas son pantagruélicos, al igual que los de la famosa sidrería El tigre (tanto triunfa que ya tiene dos locales). Si alguien sale con hambre es porque quiere.

Andalucía

Por supuesto, es imposible hacer una lista de sitios en los que la tapa no se pague y encima sea buena en la que el Sur del país no tenga lugar. Granada es, por derecho propio, la ciudad más conocida en esta categoría. Hay personas que peregrinan hasta allí solo para disfrutar de sus roscos de jamón a la plancha y sus fritos variados. El bar Los diamantes es una apuesta segura así como La bella y la bestia, que ya tiene varias sucursales repartidas por la ciudad.