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Portugal no es solo un destino urbano. Cierto que Lisboa y Oporto tienen su tirón, o que cada vez más, pueblos como Óbidos o Monsaraz aparecen como destinos de moda para hacer una escapada rural.
A parte de ello, Portugal es un país con una naturaleza excepcional. Desconocida aún para muchos, engloba alguna que otra imponente montaña, lagunas, ríos o extensos arenales de suficiente importancia como para tenerlos muy presentes en nuestro radar viajero.
El Algarve desde las alturas
Este es un billete combinado, aéreo y marítimo, para cruzar el río Guadiana desde España hacia Portugal y ganar una hora de tiempo. ¿Magia? No, algo posible (y muy divertido) gracias a la primera tirolina transfronteriza del mundo. Los 720 metros de cable no sólo unen los dos países a casi 80 kilómetros por hora, sino que al llegar al otro extremo tendremos que cambiar la hora del reloj debido al distinto huso horario portugués.
La aventura –para un máximo de ocho personas– comienza en Sanlúcar de Guadiana, donde se encuentra la plataforma de salida. Desde allí, y a unos 25 metros de altura, los aventureros vuelan disfrutando de unas vistas maravillosas hasta el muelle de Alcoutim, donde tiene su base el ferry para cruzar el río y volver a España.
Para quienes tengan miedo a las alturas, pero no renuncien a disfrutar de este bello entorno fronterizo entre Huelva y el Algarve, está la Gran Ruta del Guadiana. Un sendero señalizado de 65 km que permite recorrer el Algarve de norte a sur disfrutando de los paisajes del río, de las villas medievales, de ruinas y de los típicos molinos que salpican la región.
Los lobos de Mafra
No hay que tenerle miedo al lobo. Eso es lo que nos enseñó el gran Félix Rodríguez de la Fuente y eso es lo que han puesto en práctica en Mafra, en el distrito de Lisboa. La villa, conocida por tener uno de los mayores palacios de Portugal, alberga también el Centro de Recuperação do Lobo Ibérico, una especie de la que queda únicamente unos 2.000 ejemplares en la Península, 300 de ellos en Portugal.
En medio de un precioso valle cubierto por bosques, este centro de recuperación del lobo se dedica a dar cobijo a lobos adultos y crías que por diferentes razones no pueden vivir en libertad. Este santuario recibe a miles de visitantes de todo el mundo bajo una serie de medidas que buscan garantizar el bienestar de los lobos.
La experiencia es apasionante. En medio de un entorno totalmente natural, la visita comienza en el centro de interpretación, donde hay una exposición permanente con todo lo referente a estos mamíferos. El plato fuerte llega cuando nos adentramos a través del sendero que recorre el recinto. Será entonces cuando se puedan observar los movimientos de algunos lobos, casi como si estuviéramos protagonizando un documental de animales salvajes. Todo ello con la compañía de un biólogo que pone en contexto todo lo vivido.
Gran ruta por las aldeas históricas
En su tiempo fue una de las fronteras más conflictivas; pero hoy reina la paz. Aquellas pequeñas villas que salpicaron el territorio disputado tanto por España como por Portugal durante la Edad Media viven los tiempos presentes agrupadas bajo la red Aldeas Históricas de Portugal.
Entre sus ingredientes, hay paisajes épicos, doce pueblos encantadores, fortalezas medievales y algunos de los parques naturales más bellos de Portugal, como el Parque Natural Internacional o el Parque Natural de la Serra da Estrela. Y la mejor forma para que no se nos pase nada por alto es el GR22, que une en 600 km todas las villas históricas de la red.
Por si hicieran falta más argumentos, esta ruta recibió en octubre de 2019 el premio Leading Quality Trails – Best of Europe seal por la European Ramblers Association, una certificación que premia a los mejores destinos senderistas de Europa en función de criterios como la sostenibilidad o el nivel de experiencia que brindan.
Una pista ecológica
La serenidad del río y la frondosidad de sus riberas son dos de los ingredientes de esta ruta llena de alicientes. De Monção a Caminha, un tranquilo paseo en bicicleta entre viñedos, bosques y pueblos que van apareciendo a lo largo de una vía verde de 40 kilómetros que finaliza en el Atlántico. La Asociación Europea de Vías Verdes la consideró entre las mejores rutas de Europa en 2017.
Las ruinas de la fortaleza de Monçao, un pueblo que no supera los 20.000 habitantes, despiden al ciclista. Nada más empezar a pedalear nos adentramos en un frondoso bosque. El sendero avanza con apenas pequeñas ondulaciones gracias a que sigue el trazado de las antiguas vías férreas. Con el río siempre a la derecha, la ruta prosigue internándose por un paisaje dominado por la uva albariño.
Saliendo de Valença, el sendero deja el trazado suave de la línea ferroviaria y se vuelve algo más sinuoso. A pesar de ello, sigue siendo muy agradable pedalear. Caminha será la meta de nuestra ruta, el lugar donde el río se abre para ir a dar al Atlántico en un horizonte bucólico. Las vistas de la playa Camarido son el regalo para los ciclistas.
Avistamiento de aves en el Centro de Portugal
La región del Centro de Portugal ha entrado desde hace un tiempo en la lista de los mejores lugares de Europa para el avistamiento de aves.
En esta extensa geografía, destaca la ría de Aveiro, la ciudad que es conocida como la “Venecia portuguesa”. Esta ría, que se formó cuando el mar se retiró, ha proporcionado desde su origen sustento a la población, por lo que se puede decir que es el verdadero corazón de la región. No es una exageración, todo en Aveiro gira alrededor de estos 47 kilómetros de agua paralelos al mar.
La ría de Aveiro es la extensión de zona húmeda más grande de toda la parte norte de Portugal. Ella sola es el hogar de 20.000 aves acuáticas, en especial en época de nidificación. Uno de los lugares favoritos de los birdwacthers es la Reserva Natural das Dunas de São Jacinto. Tiene más de 700 hectáreas donde puedes entrar en contacto directo con la naturaleza y observar especies como el carbonero real, la gaviota reidora, el negrón, el porrón moñudo o la gaviota argéntea.
José Alejandro Adamuz