10 imprescindibles del románico palentino
Escrito por
14.01.2022
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El Camino de Santiago sembró de edificios románicos todo el norte de Palencia, convirtiendo la zona en el museo al aire libre que es hoy. Un museo salpicado de pueblos y aldeas que parecen detenidas en el tiempo, parajes bucólicos de la Montaña Palentina y paisajes tan singulares como los del Geoparque de las Loras.
Hay más de 200 testimonios románicos, pero si desde la Fundación Santa María la Real se atrevieron a escoger 12 edificios imprescindibles en una guía editada en 2019 con textos de Jaime Nuño, director del Centro de Estudios del Románico y dibujos de “Peridis”, nosotros podemos animarnos a hacer nuestra propia selección de 10 paradas imprescindibles para disfrutar del románico palentino en un fin de semana.
El epicentro del románico palentino
Esta ruta se puede comenzar en Aguilar de Campoo, donde a solo un kilómetro está el Centro Expositivo ROM que gestiona la Fundación Santa María la Real. No podía tener mejor sede que la antigua abadía de Santa María la Real (siglo XI). Este cenobio permaneció en estado ruinoso por el expolio y el abandono hasta bien entrado el siglo XX a pesar de que llevaba desde 1866 declarado como Monumento Nacional. Hoy sirve de ventana expositiva para situarse en las características de la región y de su arquitectura.
Un prólogo emocionante
Aguilar de Campoo es una villa de agradable paseo, con una plaza Mayor de soportales y casas voladas con entramados de madera. En el municipio además hay dos aperitivos románicos que se pueden degustar antes de seguir ruta: la iglesia de Santa Cecilia, emplazada al pie del cerro del Castillo, con una torre cuadrada de tres plantas; y los vestigios de la iglesia de San Andrés, que originalmente se encontraba al pie del cerro del Castillo, pero que fue trasladada hasta el centro de la ciudad. En ella se observará la línea dentada (o en zigzag) tan característica del románico.
Un románico muy rural
En Lomilla, a unos ocho kilómetros de Aguilar de Campoo, se encuentra una pequeña joya que puede pasar desapercibida pero que tiene un indudable encanto: el templo de San Esteban. Se encuentra en lo alto de una loma, en uno de los extremos del casco urbano, por lo que no tiene pérdida. Es de reducidas dimensiones y con añadidos, pero eso no impide disfrutar de sus deliciosos detalles constructivos del siglo XIII característicos de los templos tardorrománicos de la provincia. La portada se abre hacia los pies del muro sur, tras el porche añadido a continuación de la sacristía, con siete arquivoltas de medio punto dovelado con sencilla decoración pero de indudable belleza.
Románico con excursión
Río abajo del Piseurga existió una vez el monasterio de Santa María de Mave. Pero abandonado tras la desamortización de 1835, hoy solo queda de la época románica su iglesia. Un pequeño templo de tres naves y tres ábsides para los que se empleó arenisca blanca y rojiza, lo que le otorga una apariencia singular.
El resto del conjunto ha quedado hoy adaptado como hospedería rural de la pedanía de Aguilar de Campoo. Desde la misma es fácil acceder a pie al cañón del río Pisuerga y, por una ruta más larga, a Las Tuerces. Un cerro de rocas kársticas que parece un mundo mágico de caprichosas formas, con callejones, grutas, torcas, setas y otras formaciones con las que dejar volar la imaginación. Es conocido como la Ciudad Encantada palentina.
Un icono del románico Palentino
Hay que conducir hasta San Salvador de Cantamuda, muy cerca de la Reserva Natural de las Fuentes Carrionas, uno de los tesoros naturales de la provincia, para encontrarse con una antigua colegiata situada a los pies de la cordillera Cantábrica. De ella destaca su gran espadaña de tres cuerpos, armoniosa y ligera, que se ha convertido en todo un símbolo del románico palentino.
Un valle lleno de románico
Dada la cantidad de templos románicos que lo salpican, el valle de Ojeda da como para una ruta aparte. Incluso un pueblo de apariencia tan humilde como Moarves de Ojeda alberga la iglesia de San Juan Bautista, toda una joya del románico palentino con su portada y su impresionante pantocrator central.
El encuentro con su fachada sur no se olvida nunca, pues el detalle de su ejecución es digno de una catedral. Santa Eufemia de Cozuelos, con primorosos capiteles; el monasterio de San Andrés del Arroyo o la iglesia de la Asunción y la ermita de San Pelayo, en Perezancas, son otras de las metas que hay que señalar en un plano del valle.
Una iconografía destacada
Una vez que se llega al antiguo casco amurallado de Carrión de los Condes, aparece el templo de Santa María del Camino, en cuya portada meridional hay una peculiar Epifanía con los reyes de Oriente caminando junto a los peregrinos. Unos pocos metros más allá, la portada de la iglesia de Santiago también llama la atención por su pantocrátor, sublime por la factura en la que fue esculpido.
Una iglesia a modo de isla
Frómista es referente obligado en el románico palentino por la iglesia de San Martín, construida en la segunda mitad del siglo XI y reformada profusamente en el S. XX. Lo de parecerse a una isla no es porque esté aislada ni sea inaccesible, sino porque se asemeja a una pequeña isla en el entramado urbano del pueblo. Al estar exenta de toda edificación se puede rodear totalmente para su perfecta contemplación. Vale la pena hacerlo por su silueta inconfundible, con torrecillas circulares en la fachada, su poderoso cimborrio octogonal sobre el crucero, su centenar de capiteles, al ajedrezado de la cornisa o sus 300 canecillos.
Unos capiteles de belleza extraordinaria
“Aquí estuvo Nicolas…”. En la imposta occidental de la portada del transepto sur de la iglesia de Santa Eufemia de Cozollos hay una epigrafía en la que se puede leer :»NICOLAO ME FESIT». Fue él quien probablemente la hizo allá por el S. XII. Pero esto no es lo extraordinario de este templo (o, al menos, no solo este detalle). La atención se la lleva, no obstante, la cúpula y, sobre todo, los capiteles. Los de la portada principal, con profusa ornamentación vegetal y arpías afrontadas; o los del interior, con decoración figurativa. En la cabecera destaca el ábside central, donde hay capiteles con leones y águilas.
Fin de viaje
Palencia capital es sin duda una buena meta en la que acabar esta ruta por el románico palentino. A Palencia le ocurre lo contrario que a otras ciudades con respecto a sus territorios de provincia, aquí la capital suele pasar desapercibida en detrimento a destinos más rurales, hasta tal punto que todo el mundo se refiere a su catedral como “la bella desconocida». Hay también románico en la ciudad, aunque no se vea a simple vista, ya que la catedral de San Antolín se levantó sobre una cripta del patrono de la ciudad, San Antolín, del siglo VII. Se puede considerar como pionera del románico.
José Alejandro Adamuz
Me encanta Aguilar, todos sus alrededores y llegar a Palencia.
La Bella Desconocida!!! Es para verla.
Descansar en H. Castilla La Vieja, siempre lo hacemos ahí. Vivir es amar.