En el oriente de Asturias está Ribadesella, uno de los principales puertos asturianos del siglo XIX. Fue fundada por Alfonso X El Sabio, quien –en el siglo XIII– unió los territorios que estaban a ambos lados de la desembocadura del río Sella, tal y como permanece hoy en día.
No obstante, hay constancia de su existencia ya desde el Paleolítico, tal y como demuestra el arte rupestre encontrado en la cueva de Tito Bustillo, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El río Sella le ha otorgado gran actividad económica a lo largo de la historia. Tanto como para el comercio marítimo y el descenso de la madera de los astilleros, como para la pesca del salmón o la caza de ballenas.
El Descenso del Sella es una de las actividades principales de Ribadesella, que celebra cada primer fin de semana de agosto la Fiesta de Les Piragües, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional. Es una de las citas más relevantes de Asturias que atrae a viajeros de todas las partes del mundo.
Desde el paseo de la Grúa se pueden tener unas increíbles vistas de Ribadesella, de la inmensa playa de Santa Marina y de su agradable paseo marítimo. Si se sube hasta la ermita de Guía, las vistas aún son más impresionantes.
Su casco antiguo conserva la esencia de la arquitectura asturiana: con fachadas con galerías, portificadas y llenas de color que contrastan con las inmensas y antiguas casas indianas situadas junto al Cantábrico.
Laura Fernández