En el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, en Huesca, se levanta majestuosa Alquézar. Una villa medieval construida en el siglo IX por Jalaf Ibn Rasid, señor del castillo de Entenza, cuyo nombre viene del árabe Al-Qsar, que significa fortaleza.
Coronando el pueblo de Alquézar está la colegiata de Santa María la Mayor, construida sobre el antiguo castillo árabe tras la conquista de los cristianos y declarada Monumento Nacional. En su interior se pueden ver parte de los azulejos originarios de los musulmanes. En un principio, el edificio fue reconstruido con estilo románico, aunque el actual templo es del siglo XVI. En ella aún se conservan la torre albarrana y las ruinas de una torre cuadrangular.
Merece la pena recorrer su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico-Artístico. Pasear por su calles empedradas, como si el tiempo se hubiera parado. En la plaza Mayor de Alquézar podemos ver la típica casa del Somontano del siglo XVII, donde hoy se ubica el Museo Etnológico Casa Fabián.
Otro de los atractivos de Alquézar son sus alrededores. No puede faltar un recorrido por las pasarelas del Vero, que cuelgan de los acantilados sobre el homónimo río. Durante el trayecto podremos disfrutar del cañón de la sierra de Guara, oír el sonido de las cascadas, visitar las cuevas de Picamartillo y maravillarnos con el arte rupestre del Parque Cultural del Río Vero. En las cavidades del cañón, en el barranco de Arapán, hay hasta 60 pinturas rupestres que datan del Paleolítico, el Levantino o Neolítico y el Esquemático. El ciervo de Chimiachas es el mejor conservado de todos.
Y, para disfrutar de las mejores vistas de Alquézar y del Parque Natural de la Sierra de Guara, nada mejor que subir hasta el mirador Sonrisa al Viento. Un final con sonrisa para una perfecta escapada rural.
Redacción ER