Estuvimos en esta casa dos familias con 3 niños, 7 personas en total.
La casa en general bonita, de piedra, estilo rústico, reformada y bien decorada. Estábamos en uno de los dos apartamentos, el otro estaba ocupado por otro grupo de unas 8 personas con el que comprartíamos barbacoa y zonas comunes como el jardín. Lo que no nos gustó fue el trato de los propietarios que pasaron bastante de todo desde el primer día, para empezar llegamos y no había nadie, cuando nos dijeron que los llamáramos media hora antes de llegar para estar alli. Llegamos y nos habian dejado la llave en una maceta.....
Despues la nevera no estaba fría, ni siquiera se habían preocupado de encerderla en día anterior. Nos dijeron que había wifi y no funionaba... a mi personalmente me da igual, pero es el hecho. Despues había dos mini mesas donde era imposible comer fuera más de 4 personas (con los dos apartamentos éramos entre 14-17 personas). Como ya lo sabíamos nos llevamos un par de mesas plegables de casa, pero claro, no es plan. Cuando llegamos había solo 4 o 5 sillas, los propietarios debieron caer en la cuenta de que no eran suficientes y dejaron mas.
Lo que colmó el vaso fue que el ultimo día vimos a gente que estaba en el jardin, y resulta que nos enteramos que había una especie de bodega dentro del recinto que habíamos alquilado que era propiedad de la iglesia, así que ni siquiera pudimos disfrutar de una cena tranquila en el exterior, ya que medio pueblo se había reunido en la bodega con el Sr. cura para celebrar nosequé. Y claro cuando pagas más de 500 euros por 3 noches, te lo hacen pagar todo por adelantado (nada mas llegar nos cobraron la mitad que faltaba) y te hacen pagar una fianza de 200 euros por si acaso..... pues la verdad te vas con muy mal sabor de boca.
Nos lo pasamos bien porque hizo muy buen tiempo y la compañia era Buena, pero el trato de los propietarios deja mucho que desear.
No volveré.
Esther Marzal Arranz estuvo en Abril 2015