Ruta del monte Carmona a la ermita de Las Lindes en Cantabria
Escrito por
01.12.2024
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Hay paseos por la montaña que no requieren demasiados rodeos y que llevan a lugares que es imposible no recomendar. Es el caso de la ruta del monte Carmona a la ermita de Las Lindes, en el valle del Nansa, Cantabria. Un camino cuya única dificultad son algunas subidas moderadas al principio, pero que se compensa con las vistas que se obtienen al llegar al punto álgido del recorrido.
La ruta por el monte Carmona
Longitud: 8,30 kilómetros | |
Dificultad: media | |
Tipo de ruta: circular |
La ruta por el monte Carmona hasta la ermita de Las Lindes se trata de un itinerario circular de 8,30 kilómetros de longitud. Tiene un grado de complejidad medio, como se comentaba al principio. Se completa en dos horas y media, aproximadamente, y el desnivel (positivo y negativo) es de 574 metros. La altura máxima que se alcanza es de 660 metros, que es donde está el templo.
El punto de partida es el pueblo Carmona, en concreto el barrio de San Pedro, que hay que cruzar para llegar al inicio de la pista que conduce a la ermita. Se puede ascender por un camino que atraviesa el monte, pero es mucho más complicado, así que no es lo más recomendable. Esta pista está asfaltada, por lo que el peligro de caída es mucho menor, además de que caminar sobre ella es más cómodo.
El primer tramo entra en una zona boscosa del monte Carmona, pero según se avanza se deja atrás un área más arbolada y el entorno se aclara. En el punto más alto de la senda se encuentra la ermita de Las Lindes, a más de 600 metros de altura sobre el nivel del mar. El sábado siguiente a San Roque (16 de agosto) se celebra allí la fiesta en honor a la Señora de las Lindes.
La edificación data del siglo XVII, cuando la mandó construir el párroco don Pedro de Cossío y Celis, que más tarde se mudó a ella para vivir como un eremita. En el siglo XVIII se sometió a una reconstrucción a instancias del indiano Pablo Fernández Calderón, que quiso mejorar su estado. Finalmente, en 2016 se remodeló su acceso y se acondicionó para convertirlo en un centro social al servicio de los vecinos del pueblo.
Después de esa parada, se emprende la bajada por el monte Carmona que puede ser por la misma pista por la que se subió, o tomar una vía alternativa que lleva al puente de las Riegas. Debido al entorno y a lo fácil que es caminar por el recorrido, esta ruta se puede realizar durante todo el año, aunque es preferible evitar el invierno si la meteorología es adversa.
Carmona, un pueblo para admirar
Carmona pertenece al ayuntamiento de Cabuérniga y está situado en el valle del río Saja. En el año 1985 obtuvo el título de Conjunto Histórico- Artístico gracias a su carácter representativo de la arquitectura de los siglos XVI, XVII y XVIII de la zona montañosa de la región. Las casas más sencillas están construidas con mampostería, mientras las nobles tienen detalles más elaborados. Las balconadas que alegran algunas de sus calles son uno de los sellos de identidad.
La casona de La Vera, que data del siglo XVIII, tiene la arquitectura barroca montañesa con fachada de sillería y balconada, con decoración de piedra y madera. Los detalles dan pistas de la inversión de dinero indiano que influyó en el aspecto del pueblo por aquella época.
Otro de los edificios que destacan es el palacio de Mier, al que también se conoce como de Rubín de Celis, el Parador o la venta de Carmona. Se construyó en 1715 sobre los restos de otra edificación y su combinación de arquitectura montañesa con la barroca del Madrid de los Austrias lo hace único. Tiene dos torres laterales y en la portada un gran escudo con la talla de dos combatientes y las armas de los apellidos más destacados de la zona: Cossío, Calderón, Celis y Mier.
El escudo de armas y la fachada de sillería son dos elementos que destacan en la casona de Cossío y Mier, también de la misma época. Por contra, la casona de la Nozaleda, otra de las más importantes, se distingue por su sobriedad en comparación con el resto. Construida en el siglo XVII tiene líneas simples que no tienen nada que ver con el barroquismo de las otras.
Carmona tiene el sobrenombre de ‘La flor de los albarqueros’ debido a la actividad artesana popular en el lugar. Las albarcas, también conocidas como abarcas, son una especie de zuecos de madera que se utilizaban para proteger los pies de la humedad o agua del suelo. Son parecidos a unas madreñas asturianas o las zocas gallegas, que tienen la misma función. El clima hermana en algunos aspectos de la vida cotidiana. Tal es el peso de esa manufactura en la historia del lugar, que en una de sus plazas hay una escultura de piedra que representa unas albarcas. Se hizo en homenaje a uno de los artesanos del pueblo llamado Amado.
En cuanto a la gastronomía típica de los alrededores del monte Carmona, a la que siempre es aconsejable prestarle atención, destaca la torta de maíz. No es difícil averiguar que se trata de una tortilla hecha con dicho ingrediente, cocinada a la plancha o la parrilla y que se suele acompañar con leche si se toma para desayunar o incluso cenar. Pero también se puede consumir con elementos salados como huevos, queso o chorizo. Y, por supuesto, en un enclave cántabro como este, no puede faltar en las cartas de los restaurantes el clásico cocido montañés. ¿Qué más se puede pedir?
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.
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