Durante los meses de verano los días son más largos y el calor comienza a azotar con fuerza. Sin embargo, parece que hay algunas regiones que desde tiempos inmemorables gozan de unas temperaturas más agradables. Esto las dota de una personalidad increíble y es por eso que te mostramos, a continuación, 5 pueblos en los que dejar volar tu imaginación.
Castropol, un mirador a la desembocadura del río Eo
Sin lugar a duda, visitar Castropol en verano es una experiencia mágica. Se encuentra situado como un bastión en la ría del Eo, una Reserva Natural que ofrece actividades acuáticas como paseos en barco, pesca, windsurf y avistamiento de aves.
La belleza natural del valle de Obanza y la cascada de Cioyo es impresionante. Por otro lado, si eres un amante de la historia, su casco histórico (con su arquitectura indiana) es un atractivo cultural que no se puede dejar pasar. Además, cuenta con una gastronomía marinera exquisita y unas playas de arena fina maravillosas.
Para disfrutar de la noche en un entorno con aire puro, te recomendamos Casa Pumarega. Este alojamiento rural incluye 4 apartamentos (para 2-6 personas) y 2 casas de aldea (para 2-3 y 6 personas). Dispone de cocinas equipadas, salón-comedor y dos habitaciones, además de áreas recreativas para niños y aparcamiento.
Liérganes, una aldea en plena naturaleza cántabra
Liérganes es un destino de fantasía por su rica historia, arquitectura y leyendas. Su núcleo urbano fue declarado de interés histórico-artístico en 1978 y refleja la prosperidad de la que disfrutó durante los siglos XVII y XVIII con su arquitectura clasicista. Si eres un amante de la mitología, a los pies de las colinas Marimón y Cotillamón, se encuentra la fascinante leyenda del Hombre-Pez, que añadirá un toque de misterio a tu viaje.
Por otra parte, en el casco antiguo (conocido como El Mercadillo) se pueden admirar casonas, palacios y capillas históricas. La gastronomía local es deliciosa, con sus carnes y pescados de río, quesos frescos y repostería (como los “sacristanes”). Para acabar el itinerario con un poco de cultura, cuenta con un museo-palacio de Elsedo en Pámanes, con su arquitectura barroca y torre octogonal.
Al anochecer, te recomendamos descansar en Los Prados 45, en el propio poblado de Liérganes. La restauración de la cabaña ha mantenido materiales tradicionales, reutilizando tablas, vigas y pilares de roble, y transformando puertas y ventanas en cabeceros y espejos. Se encuentra en una finca de 9 hectáreas, con senderos que permiten recorrer bosques de robles, castaños, acebos y eucaliptos. Además, ofrece avistamiento de águilas, milanos y, si tienes algo de suerte, corzos.
Biescas, la puerta al valle de Tena
Biescas es un pueblo de ensueño, teniendo en cuenta que es la puerta de acceso al Valle de Tena y al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Está lleno de historia y tradiciones, con unos orígenes que se remontan a la prehistoria, bañado por las aguas del río Gállego, en un entorno natural espectacular durante todo el año.
Durante el verano, el clima es ideal y permite explorar sus paisajes llenos de contrastes y su rico patrimonio cultural. Si eres un apasionado del deporte de montaña, esta aldea es ideal para ti, al contar con una gran variedad de senderos en parajes naturales espectaculares.
Para completar el itinerario, te aconsejamos recuperar energías en Casa Isabalé, en la propia aldea. Ofrece apartamentos de 45 y 60 m² con 1 o 2 dormitorios, completamente equipados con ropa de cama, baño, cocina completa (microondas, lavadora, tostador, frigorífico, vitrocerámica y horno), televisión, DVD, guarda esquíes y wifi. Además, dispone de aparcamiento privado para los huéspedes.
Noia, un templo en plena naturaleza gallega
Noia es un pueblo de cuento que goza de un casco antiguo repleto de magníficas construcciones religiosas. La iglesia de San Martiño, un ejemplo del gótico marinero de los siglos XV y XVI, impresiona con su nave única y su rosetón. Por otro lado, la iglesia de Santa María A Nova (del siglo XIV) alberga la mayor colección de lápidas gremiales y nobiliarias de la Edad Media y moderna. Tampoco te puedes olvidar del convento de San Francisco, con su estilo gótico-renacentista, que completa el trío de joyas arquitectónicas de esta aldea.
En la parte alta de Noia, los restos de la fortaleza de Tapal y las murallas medievales ofrecen vistas panorámicas y una conexión con su historia medieval. Para darle un toque mágico, pazos como el de los Churruchaos, la Casa da Xouva y el Pazo Dacosta añaden encanto a la villa.
Para recuperar energías, te recomendamos alojarte en Casas Alexandre. Son dos casas rurales que se encuentran en el pueblo de Valga, a tan solo 30 minutos en coche. Cada una está reformada con dedicación para preservar lo tradicional y tiene capacidad para cuatro personas, incluyendo dos habitaciones dobles con baño, cocina equipada y salón comedor. Situadas en el corazón de las Rías Baixas, cuentan con una finca que incluye un lago, piscina cubierta, merenderos y zona de barbacoa.
Peratallada, un pueblo ideal para disfrutar del mar
Peratallada es un pueblo de leyenda en el corazón del Empordà y cerca de las mejores calas de la Costa Brava. Cuenta con una riqueza histórica y cultural increíble, junto con una amplia gama de actividades. Esto lo convierte en un destino perfecto para vacaciones en pareja, con amigos o familia.
Además de su arquitectura medieval y su oferta gastronómica, el castillo de Peratallada es un punto destacado. Los callejones llenos de restaurantes sugestivos abren el apetito, mientras que la artesanía local y los eventos populares brindan una inmersión auténtica.
Si eres un aficionado a la fotografía, debes saber que esta aldea se encuentra situada en un montículo rocoso y cuenta con una torre conocida como la del Homenaje que ofrece unas vistas panorámicas impresionantes.
Para pasar la noche, te recomendamos Can Solés. Esta casa rural se encuentra en el encantador pueblo medieval del Baix Empordà, a tan solo 20 minutos en coche de Peratallada, cerca de las playas de la Costa Brava. Con 6 habitaciones, incluyendo dos triples y cuatro dobles, ofrece todas las comodidades como el aire acondicionado, el wifi, la TV y el baño completo. Además, cuenta con un patio-jardín, sala de estar, comedor y una cocina completamente equipada. Perfecta para quienes buscan combinar la tranquilidad de un pueblo histórico con la cercanía a las playas.
